Replanteando el liderazgo / Joshua Bogunjoko
Cómo las tradiciones de las aldeas africanas y la Biblia llevan a un liderazgo renovado
Traducido del inglés por Catherine Shepherd
Crecí en una pequeña aldea yoruba, en Nigeria, y tuve el privilegio de observar el liderazgo de primera mano. Décadas más tarde, sigo teniendo este privilegio al servir en el liderazgo de diferentes equipos de muchos trasfondos culturales y al haber observado a líderes de todo el mundo. Sin embargo, en mi propio camino como discípulo, he empezado a entender la influencia que han tenido mis orígenes en mis valores y práctica como líder, y cómo el Espíritu Santo, por medio de la Palabra, puede tanto utilizar como transformar mi rica herencia cultural, además de la de otras personas. Quiero compartir con ustedes algunos de mis orígenes, dilemas y lo que he observado en líderes de África y mi caminar aprendiendo a ser un líder cada vez más bíblico.
Crecí bajo la estructura de liderazgo de mi aldea, que tenía un rey y un sistema complejo de asesores, jefes más altos y jefes más bajos. En este contexto observé la integridad, el respeto mutuo, la rendición de cuentas, personas que decían la verdad y cuyos caracteres eran moldeados. Todo esto contribuía al desarrollo de futuros líderes de la comunidad. Los líderes de nuestra comunidad pastoreaban al pueblo protegiendo a los vulnerables; servían al pueblo asegurándose de que las necesidades de todo el mundo estuvieran cubiertas; y administraban por medio de la rendición de cuentas, desde los más jóvenes hasta el rey mismo. Dicho esto, culturalmente a la forma africana de liderazgo le queda mucho por mejorar. Muchos aspectos no serían efectivos en las naciones modernas ni para el desarrollo de líderes jóvenes en la época actual. Sin embargo, en África podemos encontrar unos valores de desarrollo del liderazgo que no tienen nada que envidiar a muchos de los libros que podemos encontrar hoy en día en las estanterías. La pregunta, entonces, es ¿qué ha ocurrido? ¿Qué ha ocurrido en la iglesia y en las naciones de África para que estos valores se hayan perdido y hayan sido sustituidos por el fraude, la corrupción, la mentira, el desperdicio de recursos e incluso el abuso y la explotación del pueblo?
Ha aparecido un sistema de valores completamente nuevo: valores que llegaron de Occidente y que simplemente se quedaron en el contexto africano. Los nuevos valores no fueron explícitamente identificados ni examinados teniendo en cuenta el impacto que tendrían sobre los sistemas de valores existentes, principalmente porque se asumía que los nuevos valores eran mejores que los antiguos. La forma democrática occidental de abordar el liderazgo funciona de forma más eficaz si se dan dos condiciones: donde la norma es el imperio de la ley basado en los derechos individuales y donde las ideas igualitarias se han enraizado. La democracia no funciona sin una presencia sólida del imperio de la ley. ¿Qué pudo haber fallado en la forma en la que se aplicaron los valores democráticos en África? Quizás nos ayude una historia de Malawi. Recordemos que la democracia es una forma de gobierno, no necesariamente un modelo bíblico de liderazgo.
Hace poco en Malawi les pedí a dos líderes cristianos con experiencia, uno de ellos un alto funcionario del gobierno, que describieran sus experiencias con el liderazgo mientras crecían. Ambos provenían de diferentes culturas y etnias, pero describieron el sistema de jefes de aldeas como personas que tomaban decisiones, muy parecidas a los de mi propia aldea. Pregunté: ¿cómo surgían los líderes y cómo se llevaba a cabo la sucesión en el liderazgo? Ambos dijeron lo mismo: que los líderes emergían gracias a una progresión natural de los niños al hacerse mayores, que iban aprendiendo de los padres y de otros y ocupando gradualmente los puestos de jefe a medida que los iban dejando los más mayores.
Les pregunté a estos líderes cómo veían el liderazgo en la iglesia e incluso los líderes políticos del país. Su respuesta fue unánime: dirigen siguiendo lo que aprendieron en la aldea. No esperan ni desean dejar el liderazgo al terminar su mandato; no desarrollan a los líderes jóvenes siguiendo formas que llamaríamos “desarrollo”; y no rinden cuentas ante el pueblo de una manera formal y democrática. Esto claramente ilustra el poder que pueden tener nuestros orígenes durante el resto de nuestra vida si se dejan sin examinar, no importa lo diferente que sea nuestra vida de adulto.
Saúl y David: la influencia de los orígenes
Saúl fue nombrado rey por Dios. Cuando Samuel se acercó a Saúl para revelar la intención de Dios, la primera preocupación que expresó Saúl fueron sus orígenes humildes. “¿Por qué me dices eso? — respondió Saúl — . ¿No soy yo de la tribu de Benjamín, que es la más pequeña de Israel? ¿Y no es mi familia la más insignificante de la tribu de Benjamín?” (1 S. 9:21). Es interesante que más tarde, cuando Samuel reprendió a Saúl y le comunicó que la consecuencia de su desobediencia a Dios era su rechazo como rey de Israel, Samuel hizo alusión a sus orígenes humildes. “Entonces Samuel le dijo: “ — ¿No es cierto que, aunque te creías poca cosa, has llegado a ser jefe de las tribus de Israel? ¿No fue el Señor quien te ungió como rey de Israel… ¿Por qué, entonces, no obedeciste al Señor? ¿Por qué echaste mano del botín e hiciste lo que ofende al Señor?” (1 S. 15:17,19) Parece que los orígenes humildes de Saúl no dejaron de perseguirlo en su papel como rey. La unción del Dios de Israel mismo sobre Saúl no pareció transformar el corazón o la historia personal de Saúl. En resumen, Saúl seguía siendo influenciado por las fuerzas ajenas a su unción.
La historia de David y su ascensión al trono de Israel, por otro lado, tiene un trasfondo distinto. Era pastor y lo llamaron mientras cuidaba a las ovejas para ser ungido como el rey escogido de Dios. Cuando la gente se cuestionó la capacidad de David de pelear con Goliat, David simplemente contó las historias de su trasfondo cuidando a las ovejas. Había aprendido que ser pastor significaba proteger las ovejas a toda costa y a enfrentarse al peligro con valor, teniendo fe en el Dios de Israel. Estas verdades moldearon la respuesta espontánea de David a Goliat e iban a influenciar gran parte de su liderazgo como pastor-rey. “David le respondió [a Saúl]: — A mí me toca cuidar el rebaño de mi padre. Cuando un león o un oso viene y se lleva una oveja del rebaño, yo lo persigo y lo golpeo hasta que suelta la presa. Y, si el animal me ataca, lo agarro por la melena y lo sigo golpeando hasta matarlo… El Señor, que me libró de las garras del león y del oso, también me librará del poder de ese filisteo”. (1 S. 17:34–35, 37).
Es bien sabido que cuando David era joven respetó la unción de Saúl como rey escogido por Dios durante el tiempo preciso, incluso cuando Saúl estaba enfadado e intentó matarlo. Siendo ya viejo, David respetó lo que Dios pudo haber conseguido por medio de Absalón, aceptando que Dios podría haberlo rechazado como rey.
Samuel, hablando de David, dijo: “El Señor ya está buscando un hombre más de su agrado”. (1 S. 13:14b) El salmista declara: “Escogió a su siervo David, al que sacó de los apriscos de las ovejas. y lo quitó de andar arreando los rebaños para que fuera el pastor de Jacob, su pueblo; el pastor de Israel, su herencia”. (Sal. 78:70–71) Notemos cómo se hace énfasis en los orígenes de David y en la descripción de su liderazgo: “con corazón sincero; con mano experta”.
Si queremos ayudar a que los líderes de África sean renovados y reformados por la verdad de Dios para el propósito de Dios, necesitamos saber qué hay detrás de cada líder. No conozco ninguna acción de desarrollo del liderazgo que investigue intencionalmente y quiera que la historia de la persona forme parte del proceso de desarrollo. No conozco ninguna acción de este tipo que intente descubrir los valores culturales, experiencias de vida, relaciones, lazos familiares y tradiciones que han producido a la persona que queremos nombrar o desarrollar como líder.
Transición del poder y rendición de cuentas
Si examinamos nuestro pasado podremos aprender mucho a medida que desarrollamos la siguiente generación de líderes. En África hay un dilema común: la falta de desarrollo intencional de nuevos líderes. África está llena de líderes que pasan décadas en sus puestos como presidentes de un país o fundadores de iglesia y muchas veces no rinden cuentas ante nadie. Se aferran a sus puestos y al poder incluso hasta la vejez, y nos podemos preguntar por qué.
Las historias de los hombres de Malawi pueden ofrecernos una respuesta. Un rey o jefe en África ostenta un puesto hereditario de por vida. Tradicionalmente un líder es una función y una personalidad en uno: no se compartimenta su identidad. Son uno con su título, posición, estatus y rol. Las personas que pasan a ocupar puestos de jefe no reemplazan a los jefes actuales. No hay temor a que los jóvenes crezcan y pasen a ocupar puestos porque los ancianos, que ya ostentan sus propios puestos, nunca pierden los suyos. Simplemente dan la bienvenida a los nuevos y los aceptan como uno más. Es un proceso que suma, no resta ni reemplaza.
Pero un sistema democrático (y muchas iglesias evangélicas han adoptado esta sistema para el liderazgo, en el que los líderes son votados) requiere una rotación de líderes para cumplir con un cambio programado de título y de poder. Esta práctica es completamente ajena a los contextos tradicionales africanos. Con razón las elecciones en África conllevan a menudo algún tipo de violencia. Las elecciones en la iglesia a veces no son diferentes. Si votan a alguien fuera, la pregunta que se deben hacer es “¿Quién soy yo?” En una cultura de la vergüenza, la pregunta “¿quién soy yo?” nos la hacemos en relación al resto de la gente en la comunidad. Quitarte el título y el puesto es quitarte tu identidad. A la hora de hacer un cambio, es ingenuo afirmar que corre peligro el puesto simplemente: más bien está en juego la identidad completa del individuo.
Teniendo esto en cuenta, no sorprende la falta de intencionalidad a la hora de desarrollar nuevos líderes. El contexto de la aldea que una vez atrajo a muchas generaciones de líderes es ahora un camino inadecuado, irrelevante y a menudo sin examinar para el desarrollo del liderazgo.
Otra área en la que echar la vista atrás ayudará a nuestra visión de futuro es la rendición de cuentas. En la nueva democracia con su inherente individualismo, la estructura protectora de la rendición de cuentas de la aldea cae por su propio peso. Un sistema en el que los individuos hacen campaña y ganan votos como personas independientes y que toman decisiones no encaja con la estructura antigua de la rendición de cuentas. En lugar de esto tenemos a la comunidad que admira al individuo como benefactor porque ahora tiene los medios para hacer cosas para ella. Como hemos visto, al final salen perdiendo naciones enteras.
Así que, ¿cuál es la solución? ¿Cómo podemos ser como el rey David, que aprendió valiosas lecciones de los pastos y los rediles donde pasó su niñez, pero no se quedó estancado ahí décadas después? Los contextos de su niñez formaron su desarrollo espiritual y de liderazgo, pero aun así no actuó como si estuviera en un pasto cuando estaba en el palacio.
Estatus y rol
Para entender las expectativas y el desarrollo del liderazgo en una sociedad de honor/vergüenza, como la que existe en muchas partes de África, necesitamos entender el impacto del estatus y del rol. Básicamente, el estatus es una puesto en una jerarquía o estructura social. Normalmente se asigna pero también se puede ganar. El estatus puede cambiar a lo largo de la vida, desde la niñez hasta la vejez. Por el contrario, un rol es el comportamiento y las acciones de una persona. Va unido al estatus pero se trata más de “hacer” que de “ser”. Por lo tanto, un rol no es lo único que se debe considerar en la estructura de poder africana. En muchos sitios el estatus avanza con los años y una persona mayor en algunos casos podría sustituir o desautorizar a una persona que ostenta un rol de líder.
Cuando los miembros de una sociedad tienen creencias fuertes y colectivas y expectativas sobre el estatus y los roles de un líder, el líder tiene la presión, ya sea conscientemente o no, de cumplir estas expectativas, incluso cuando van en contra de los ideales democráticos o, de forma más seria, de la verdad bíblica.
Los líderes cristianos no están exentos de tener estatus o roles. Entonces, ¿cómo afecta el supuesto estatus de los líderes cristianos a su rol en la sociedad? ¿Podrían algunos de los fallos observados en algunos líderes cristianos en África ser el resultado de su estatus que ejerce presión en sus roles, es decir, en su comportamiento y acciones? Vamos a estudiar esto con algunas historias.
Un joven africano entró en Europa ilegalmente con la esperanza de conseguir trabajo y ganar dinero. Pero su sueño no se hizo realidad. Este hombre era un cristiano comprometido e incluso líder de jóvenes en su país antes de partir para Europa. Un amigo mío le preguntó al hombre por qué no volvía a casa, puesto que su situación era ilegal y no tenía trabajo. El joven contestó que no podía volver a su familia con las manos vacías: sería demasiado vergonzoso. Mi amigo se quedó atónito. Es difícil para un europeo, que ha crecido con la idea de que el imperio de la ley es lo más importante, entender las prioridades de este hombre, que pueden parecer erróneas. Para todos aquellos que han crecido en una cultura de honor/vergüenza, quedar bien es a menudo más importante que cumplir la ley, ya sea de forma legal, ética, moral y/o teológica.
En su libro The Way Thais Lead, Larry Parsons cuenta la historia de un hombre rico al que detuvieron y le multaron 200 baht por exceso de velocidad. Sin embargo, en lugar de ir a pagar la multa, el hombre fue al jefe de policía y le ofreció llevarlo a comer a un restaurante. La comida le costaría más de 500 baht, pero prefería eso a tener que pagar la multa. ¿Por qué? El escritor explica que la intención del hombre no era sobornar al jefe de policía, sino más bien cubrir su vergüenza por si salía a la luz que lo habían multado por exceso de velocidad. Para él era más aceptable gastar más dinero invitando al jefe de policía que soportar la vergüenza de tener que pagar una multa más pequeña. ¿Cómo se puede aspirar a tener un entendimiento bíblico de las responsabilidades legales y éticas, a la vez que se reconoce con compasión el trasfondo cultural del hombre? Lo que se espera de muchas personas, y el estatus que conlleva, quizás sea contrario a las Escrituras, pero la obligación de quedar bien mantiene a estas personas atadas a su cultura.
El pensamiento de los hombres africanos y tailandeses es igual que lo vemos en la historia bíblica de Saúl, que había desobedecido al Señor y estaba perdiendo su reino. Y aun así le dijo a Samuel: “―¡He pecado! — respondió Saúl — . PERO te pido que por ahora me sigas reconociendo ante los ancianos de mi pueblo y ante todo Israel”. (1 S. 15:30, énfasis del autor)
Este valor profundamente arraigado de intentar preservar el honor escondiendo la vergüenza, que se inculca desde la niñez, casi nunca es racional ni se evalúa cuidadosamente, ya sea por parte del líder o por el pueblo. Tampoco lo tienen en cuenta aquellos que quieren ayudar o desarrollar al líder africano.
¿Cuál es la respuesta a estas aparentes paradojas del liderazgo en África? ¿Cómo podemos permitir que la Palabra de Dios nos enfrente a nuestro trasfondo cultural y cosmovisión y nos trasforme a la imagen de Cristo? A continuación voy a hacer algunas sugerencias: para entender más profundamente nuestra salvación, para asimilar las imágenes bíblicas del liderazgo, para sufrir una transformación personal continua y para introducirnos en una comunidad santa. Espero que a los lectores se les ocurra alguna sugerencia más.
1. Un entendimiento más profundo de la salvación
En África la enseñanza sobre la salvación se ha centrado principalmente en el hecho de que los pecados son perdonados y la culpa es echada fuera. Pero hay otra verdad: la vergüenza también se cubre. La obra de Cristo y su redención no solo quitan la culpa; también ofrecen el poder de ser libres de pecado y de la muerte, y del miedo a la vergüenza y a la muerte. Los líderes africanos necesitan este entendimiento completo de las Escrituras o shalom que ofrece Cristo. El problema de una historia de la salvación basada solamente en la culpa es que los líderes pueden actuar de forma que no es bíblica para cubrir la vergüenza, creyendo que pueden pedirle perdón a Dios más tarde. Hay una dicotomía en su vida: se enfrentan a la culpa, a la vergüenza e incluso al miedo como si fueran realidades teológicas completamente distintas. La Biblia tiene mucho que decir sobre el perdón de los pecados quitando la culpa, pero también de la vergüenza y el miedo.
También se debe enseñar que el fracaso no tiene por qué asociarse con la vergüenza. De hecho, el fracaso puede ser un gran paso hacia un honor mayor si se toma como una oportunidad para aprender y crecer. Si la confesión de pecados y el arrepentimiento son genuinos, marcan el principio de una nueva vida, no el final de una vida.
Hebreos 12:2 dice: “por el gozo que le esperaba [a Jesús], soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios”. Jesús menospreciaba la vergüenza, pero con un propósito: por el gozo. Al igual que Jesús, todos los líderes deben tomar su cruz y del mismo modo menospreciar la vergüenza.
África necesita un liderazgo transformador por medio de las Escrituras. El Espíritu Santo, trabajando por medio de la Palabra de Dios, tiene el poder de transformar todos los aspectos de una persona: espiritual, mental, emocional, físico y su entorno. Incluso la vergüenza se puede convertir en libertad en Cristo. Solo aquellos que han experimentado el poder transformador del Espíritu Santo en todos los aspectos de su vida pueden ser transformadores en los lugares donde viven y trabajan. Es aquí donde la santidad personal empieza a tener el potencial de cambiar una familia, una comunidad o una sociedad entera.
A medida que intentamos entender la salvación profundamente, el líder que va siendo cada vez más como Jesús empieza a reflejar de verdad la imagen bíblica de un líder, una imagen que se debe entender y adoptar.
2. Adoptar la imagen bíblica de un líder como pastor, siervo y administrador
Para que haya una transformación genuina en el liderazgo de África, es necesaria una reflexión cuidadosa sobre la imagen bíblica de los líderes. La historia de David nos ayuda mucho en este aspecto. A David, un líder excelente, se le describe como pastor. “…para que fuera el pastor de Jacob, su pueblo; el pastor de Israel, su herencia. Y David los pastoreó con corazón sincero; con mano experta los dirigió” (Sal. 78:71–72).
Pastor
Ser pastor es el rol y la prioridad de un líder. Jesús le dijo a Pedro en Juan 21: “Apacienta mis corderos”, “Cuida de mis ovejas” y “Apacienta mis ovejas”. Todas estas frases apuntan a lo mismo. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se utiliza a menudo la imagen de un pastor como metáfora para un líder. Una comunidad sin un líder santo se describe como “ovejas sin pastor” (Mt. 9:36). Jesús se describió a sí mismo como el Buen Pastor y ordena a Pedro que apaciente sus ovejas. Pedro les exigió lo mismo a los líderes de la iglesia de la diáspora (1 Pedro 5:2) y Pablo también se lo exigió a la iglesia de Éfeso (Hechos 20:28). Pastorear es el rol y la obligación principales de todos los líderes nombrados por Dios.
La responsabilidad principal de un pastor es el bienestar de su pueblo, las ovejas de Dios. Significa amar y cuidar del pueblo de Dios espiritualmente, emocionalmente y en todos los aspectos de la vida. Significa guiar fielmente y constantemente al pueblo de Dios hacia Aquel que murió y resucitó por ellos También significa protegerlo de las falsas enseñanzas ofreciendo enseñanza verdadera y protegerlo del engaño (Fil 3:19). La imagen de pastor es una gran imagen del liderazgo.
Siervo
El liderazgo de siervo es el que más se menciona en la imagen cristiana de liderazgo, pero a la vez es la que menos se entiende. Esto ocurre a causa de las limitaciones del idioma en las diferentes culturas. Un líder de iglesia de África Occidental le dijo una vez a un amigo mío, que acababa de predicar sobre el liderazgo de siervo, que él (el líder) nunca podría ser un líder siervo. Añadió: “No me veo haciendo las funciones de una criada”. Al igual que este líder, cada uno de los oyentes oye e interpreta las palabras basadas en la imagen y las experiencias que asocian con ellas.
En la Biblia en inglés se traducen cuatro palabras en griego (dos básicamente masculinas y femeninas) como “siervo”. Cada una de las palabras era diferente para los oyentes originales: παῖς (pais), un niño, joven, esclavo o sirviente (Mt. 8:6); παιδίσκη (paidiskē), una esclava (Mt. 26:69); δοῦλος (doulos), un esclavo o súbdito (Ro. 1:1). Sin embargo, la palabra que utilizó Jesús fue διακονέω (diakoneō), que significa estar al servicio de alguien, ayudar, servir, ministrar, cuidar de la persona (Mt 20:26, BDAG). Tiene la misma raíz que la palabra que se traduce como “diáconos” en 1 Timoteo 3. En otras palabras, el significado bíblico del liderazgo de siervo se parece más al papel de diácono en la iglesia de Éfeso (1 Ti. 3) que a lo que entendía nuestro amigo como criada en el contexto de África Occidental. Según la Biblia, los siervos trabajan para animar y permitir que el pueblo sea quien Dios los ha creado y llamado a ser, y hagan lo que Dios quiere que hagan.
Administrador
Un administrador administra a personas, sus capacidades y dones y todos los recursos que Dios ha dado a su pueblo. Tiene que rendir cuentas por ello. La administración es el atributo, la cualidad, la característica o el rasgo de un líder siervo.
El liderazgo y la autoridad verdaderos vienen de la justicia, tanto para los individuos como para las naciones (Pr. 14:34). No se puede ser siervo sin administrar y un verdadero administrador sólo puede serlo con un corazón de siervo. Un líder que busca el reino de Dios debe ver la vida como administrador. El líder está en un continuo estado de ser y de llegar a ser, a medida que va administrando sus dones y talentos, personas, la confianza de los demás y los recursos, como dones que vienen de parte del Señor. Siempre se encuentra en un proceso de crecimiento y desarrollo, mientras va desarrollando a otros para que se conviertan en verdaderos administradores de dones y de gracia.
Estas imágenes crean para los líderes africanos una visión sana de su estatus y de su rol, de la actitud santa detrás de su liderazgo y de la rendición de cuentas que se espera de un pastor santo. El fuerte valor de comunidad los conecta con la forma en la que fueron educados y con su nueva vida como “subpastores” de Cristo.
Si seguimos el camino del discipulado como personas salvadas por gracia y entendemos y adoptamos las imágenes bíblicas del pastor, siervo y administrador, estaremos preparándonos para una transformación más profunda, tanto para el líder como para la comunidad.
3. Los líderes transformados transforman comunidades
A medida que el líder cristiano que está en el camino del discipulado experimenta una transformación, el centro del liderazgo cristiano, al igual que el de Cristo, deberá ser la transformación de las personas, familias, comunidades y sociedades, puesto que “todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel de su maestro.” (Lucas 6:40) Para un líder transformador, el tema más importante es el ser y la identidad central del líder. Todo líder cristiano deberá ser transformado por el Espíritu Santo en su ser más profundo antes de poder ser un líder de y para la transformación (Ro. 12:2). El ser del líder es el núcleo sobre el cual se apoya el liderazgo.
Peter Koestenbaum escribe: “El error está en pensar que los seres humanos mejoran si cambia el sistema. Esto ignora el lado personal, puesto que la transformación más profunda que se requiere… es un acto de voluntad: …Y esta determinación proviene de una parte diferente del alma: del corazón, no de la cabeza; del lado personal, no del estratégico” (47). Los líderes no deben dirigir solo con el corazón: deben dirigir hacia el corazón. Esto es el liderazgo que transformará cada contexto y es la clase de liderazgo cristiano que se necesita urgentemente en nuestro contexto africano y en todo el mundo. Se trata de guiar al pueblo de Dios para que amen y sirvan a Dios con toda su alma, con toda su mente y con todas sus fuerzas.
Para que haya una transformación profunda, el desarrollo del liderazgo en África deberá invitar a los líderes a expresar su filosofía subyacente, y a menudo inconsciente, de liderazgo, creencias y valores de liderazgo. Las pautas de actitud, comportamiento y elecciones a menudo se relacionan con el estado espiritual, la disposición teológica, la sensibilidad moral, la expectativa cultural, la cosmovisión, influencias del entorno o de la comunidad y las lealtades en la vida de una persona. Mentores y consejeros sabios pueden caminar junto al líder para descubrir qué hay detrás de sus acciones en el liderazgo. No hay otra forma de llegar al fondo de lo que hace que el líder sea quien es.
El llamado al liderazgo es el llamado a venir a morir, incluso a las predisposiciones culturales y a un trasfondo y educación particulares. Venir a morir es una invitación a una nueva vida en la que reina Cristo. “Pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios” (Col. 3:3). ¿Cuántos líderes dirigen como personas muertas?
El liderazgo transformador es aquel en el que el líder y el pueblo caminan juntos en el Espíritu, siendo imagen de Dios, cumpliendo los propósitos de Dios. Estos propósitos son, como dice el Catecismo de Westminster, “el fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de él para siempre.”
4. Crear una comunidad de personas comprometidas
Al igual que las expectativas que tiene la comunidad de un líder pueden presionarlo de manera negativa, las comunidades rectas pueden influenciar a un líder para que sea más como Cristo.
Malaquías 3:16 también nos da una opción bíblica a tener en cuenta: “Los que temían al Señor hablaron entre sí, y él los escuchó y les prestó atención. Entonces se escribió en su presencia un libro de memorias de aquellos que temen al Señor y honran su nombre”. La fuerza para mantenerse firmes la encontramos en una nueva comunidad santa, formal e informal, donde aquellos que temen al Señor hablan entre sí a menudo, animándose y apoyándose unos a otros.
Por lo tanto, es necesario, incluso urgente, crear una red de líderes cristianos íntegros en países de toda África. Cada uno de los líderes individuales necesitará un grupo de personas con un compromiso similar que los apoye si quieren mantenerse santos en sus situaciones difíciles. Los grupos de este tipo se convierten en comunidades alrededor de los líderes cuando se sienten aislados de aquellos que eligen caminos menos santos. Una comunidad de apoyo también podría ser un foro adecuado para estos líderes, donde son evaluados y corregidos por personas de una edad y/o estatus similares.
Como he mencionado anteriormente, es posible que un líder se quede en el poder no por el poder en sí, sino porque su identidad está en su estatus y rol. Aquellos que se mantienen firmes haciendo lo correcto o los que dejan su puesto se enfrentan al riesgo de perder beneficios. La comunidad puede pensar que el líder ha desperdiciado una oportunidad y una posición de prestigio. No solo son un individuo ocupando un puesto; más bien la comunidad entera comparte este puesto. Sin embargo, si un líder permanece en ciertos contextos corruptos puede llegar a ceder o a volverse también corrupto.
Una de las experiencias más dolorosas por las que puede pasar alguien que proviene de una cultura de la vergüenza es llegar a estar aislado o ser acusado de traer vergüenza a la familia o a la comunidad. O ser rechazado en la comunidad en la que se supone que pertenece. La inclusión es una necesidad clave en la cultura de la vergüenza, por lo tanto se tiene miedo al aislamiento y si hay riesgo de padecerlo uno puede llegar a ceder ante la corrupción.
De este modo, si queremos ayudar a los líderes africanos en la iglesia y en las naciones a aceptar un nuevo paradigma de liderazgo, es imprescindible tratar el tema del aislamiento y la crisis de identidad, aunque muchos no expresarán sus sentimientos en estos términos. Los líderes cristianos de África deberán crear intencionalmente una comunidad que apoye y respete al líder que está luchando por ser recto.
Conclusión
Para la mayoría de las personas de África el modelo natural de un líder es el jefe de la aldea. Y la figura del rey de la aldea se parece más a la idea bíblica de pastor que cualquier político nacional. Pero ha llegado el momento de empezar a hablar de la creación de un nuevo modelo: un modelo que saque con valentía lo mejor del jefe de aldea, lo mejor de los ideales democráticos y lo evalúe todo a la luz de la Biblia, para que el pueblo y las comunidades estén sanos. Se trata de la disciplina de provocar una transformación basada en las Escrituras que influya en el entendimiento del liderazgo como el de un jefe de aldea.
Es cierto que cada uno de nosotros puede aprender mucho de los ejemplos de liderazgo que hemos ido viendo al hacernos mayores. Quizás te hayas criado en la ciudad de Manila, o en una granja de Nueva Zelanda, o en un pueblo pesquero del Mediterráneo. Al igual que los buenos principios caracterizan al liderazgo africano y se pueden redimir y redirigir a la luz de las Escrituras, habrá características de liderazgo de otras culturas que se puedan redimir y redirigir a la luz de las Escrituras.
Pero si queremos entender y apreciar el impacto de los modelos culturales profundamente arraigados, tendremos que reflexionar con el Espíritu Santo como guía y examinar con compasión pero con ojo crítico la situación en la que nos encontramos. El predominio del contexto de aldeas está desapareciendo en muchas partes de África (quizás las culturas de tu pasado también estén desapareciendo), pero creo que podemos aprender de nuestras raíces y crear un nuevo modelo bíblico de liderazgo para el futuro, el futuro de un mundo que en todas partes necesita desesperadamente líderes santos. Queda mucho por aprender, investigar y estudiar, y mucho por transformar. El viaje que hay por delante no es sencillo. ¡Empecemos ya!
Lee más en el Número 6 de Palabra y Mundo:
- Liderazgo para tiempos de crisis / Daniel Salinas
- Los líderes son los últimos en comer / Wendy Quay Honeycutt
- El reto del cambio para los líderes Africanos / Pierre Ezoua
Sobre el autor
Dr. Joshua Bogunjoko es el Director Internacional de SIM (www.sim.org), una organización misionera que trabaja en más de setenta países de todo el mundo. Es de Nigeria y fue miembro de NIFES (Nigeria Fellowship of Evangelical Students) durante sus años universitarios. Dr. Bogunjoko es médico de familia y antes de asumir puestos de liderazgo en SIM trabajó como misionero médico y director de un hospital en Níger. Su dirección de contacto es international.director@sim.org.
Preguntas para debatir
- ¿Cuál dirías que es tu identidad más importante?
- ¿Cómo observaste a los líderes surgir y llevar a cabo el liderazgo en tu cultura, pueblo o casa?
- ¿A qué líderes admirabas mientras crecías y qué te atraía de ellos? ¿Sigues admirando a estas personas? ¿Por qué o por qué no?
- ¿Qué es lo primero que tienes en cuenta al tomar una decisión? ¿Consideras el impacto en tu posición en tu familia o comunidad? ¿Tienes miedo a la vergüenza? ¿Pones tu relación con Jesús por delante de todo
- ¿Cómo utilizas las Escrituras en el proceso de tomar decisiones?
- Lee sobre Saúl en 1 S. 9:21 y 1 S. 15:17–19 y sobre David en 1 S. 13:14, 1 S. 17:34–37 y Sal. 78:70–72. En cada uno de estos casos, ¿cómo los moldea su educación y experiencia a la hora de ser líderes?
Obras citadas
- Koestenbaum, Peter. Leadership: The Inner Side of Greatness, a Philosophy for Leaders. San Francisco: Jossey-Bass, 1991.
- Persons, Larry S. The Way Thais Lead: Face as Social Capital. Chiang Mai, Thailand: Silkworm Books, 2016.
Las citas bíblicas han sido tomadas de la Nueva Versión Internacional.
BDAG: Bauer, Walter. A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature). Editado por Frederick W. Danker. 3rd ed. Chicago: University of Chicago Press, 2000.
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