La carta de Santiago en contextos de desigualdad: Una perspectiva latinoamericana 

Alejandra Ortiz

En IFES América Latina y el Caribe nos hemos ajustado a la realidad de la pandemia. Los eventos en línea se han vuelto la norma. La posibilidad misma de migrar el ministerio estudiantil a lo virtual presupone un privilegio en este continente. La desigualdad en América Latina y el Caribe, se manifiesta también en el acceso a internet y servicios digitales. Mientras que casi el 70% de los hogares más ricos cuentan con acceso a internet, menos del 40% de los más pobres tiene acceso en sus casas. La estimación es que solo alrededor del 20% de los latinoamericanos tiene la oportunidad de trabajar desde casa.1 Me hice más consciente de mis privilegios, ante la invitación que nos hicieron a mí y a mi esposo, de exponer la carta de Santiago a los líderes estudiantiles de la región andina (Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador).  Nos adentramos a la carta, reconociendo nuestra propia realidad y los múltiples beneficios de poder aislarnos en casa, con dos niñas pequeñas y con trabajos que continúan en el mundo virtual.  

América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo. La nuestra es una historia de conquistas, explotación y despojos. Hasta el día de hoy, acuerdos transnacionales y grandes empresas pisotean los derechos de los trabajadores, miles de personas sufren explotación laboral o sexual y se sigue despojando a los campesinos e indígenas de sus tierras, ya sea por grandes terratenientes o por la violencia y el crimen. Los países latinoamericanos y caribeños estamos atrapados entre brechas de desigualdad que responden a la concentración de poder, la violencia generalizada, la falta de protección a los más vulnerables y las percepciones sobre la desigualdad misma.2 El Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la ONU apunta hacia las maneras en que la pandemia por Covid-19 acentúa muchas de las desigualdades y afecta principalmente el acceso a la educación, repercutiendo en los jóvenes. Si bien las brechas en el acceso a la educación básica se han cerrado, en la educación superior el acceso y la permanencia es un privilegio. 3  La estimación es que entre el 10% y 25% de los universitarios han dejado o dejarán sus estudios en medio de la pandemia.4 Las razones son diversas, pero la precariedad económica, sumado a la necesidad del acceso a internet pone en mayor desventaja a los estudiantes de comunidades rurales, indígenas y a los más pobres, que no pueden continuar con sus estudios. 

¿Qué tiene que ver la desigualdad con nuestros movimientos de IFES?  

La desigualdad en América Latina es un producto de la injusticia y tiene múltiples formas. La desigualdad se expresa en los contrastes en el acceso a alimentos, vivienda, protección social, salud y educación. Mientras que algunas personas no tienen problemas para satisfacer sus necesidades básicas y les sobra para acumular recursos, el 20% de los latinoamericanos no tiene suficiente para comer. 5 La desigualdad mata y es causa y reproductora de la violencia en la región. No sorprende que América Latina sea también la región más violenta del mundo. Nuestros movimientos de IFES no escapan de estas condiciones letales. Por un lado, la Universidad estudia algunas de estas realidades, pero sus estudiantes son vulnerables a las desigualdades y la violencia. Muchos estudiantes no logran permanecer en la universidad por su frágil situación económica y son los mismos universitarios quienes históricamente protestan ante las desigualdades e injusticias en sus países. La educación y la universidad, en esencia, deben contribuir al bien común.  

Como cristianos, nuestro compromiso con el Reino de Dios, nos lleva también a contribuir al bien común. Como N.T. Wright escribió en el número anterior del Journal, la Iglesia de Jesús “(…) es una señal y una muestra del propósito de Dios para el mundo entero.”6 Dios, por medio de Jesús, ha traído su Reino a esta tierra y nos permite participar de él. El Reino de Dios tiene otra lógica, muy diferente a la de los reinos, poderes e imperios de este mundo. Es un reino de amor, vida, justicia y paz que no se impone, pero se hace evidente, por medio de los que seguimos a Jesús. En el Sermón del Monte, Jesús nos describe más la naturaleza de este Reino contracultural anunciado por los profetas veterotestamentarios e inaugurado por Jesús.  Santiago, en su carta hace eco de muchas enseñanzas de Jesús y junto a las demás epístolas del Nuevo testamento, nos ayuda a vivir a luz del Reino de Dios, orando porque venga y en esperanza de su plena consumación al final de los tiempos.  

Por lo tanto, ignorar las fuerzas que traen muerte y perpetúan la violencia y la injusticia no nos permite contender por la paz, la justicia y la vida. Reconocer toda la gracia y privilegios que los universitarios y profesionistas tienen en América Latina, sin pensar en las formas que Dios nos invita a servir y usar lo que nos ha dado para el bienestar de otros, nos deja como discípulos egoístas. El evangelio, en su proclamación y vivencia, anuncia buenas noticias para la humanidad, sin distinciones y, por lo tanto, nos invita a encarnar las buenas noticias con nuestras vidas. En un continente plagado de desigualdades, con ansia por buenas noticias para todos, nuestra proclamación no puede divorciarse de nuestra vida. Nuestra fe debe ir acompañada de obras. El llamado a la vivencia del evangelio y del Reino de Dios, no nos da una fórmula única, pero exige nuestra lealtad, para amar a Dios por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo.  

¿Qué nos dice Santiago? 

La carta de Santiago es sencilla, pero no es fácil de leer y procesar. No sorprende que sea una carta un tanto ignorada y despreciada en la historia de la iglesia. Se dudó incluso de su autoridad apostólica y su canonicidad.7 Es una carta “peligrosa” para la vida con comodidades y privilegios y está saturada de advertencias y recomendaciones desafiantes, en particular para los ricos y para quienes, siendo cristianos, discriminan a los pobres y favorecen a los poderosos. Santiago, desde sus recomendaciones pastorales a partir de las enseñanzas de Jesús, llama al arrepentimiento de quienes están reproduciendo los modelos del mundo, en su forma de usar el poder y el dinero y despojando de su dignidad a los que menos tienen.  

En el mundo de Santiago durante el primer siglo, imperaba la violencia y la incertidumbre ante el futuro. La precariedad económica y la opresión política eran cotidianos. Las comunidades de fe no estaban exentas y en su seno se hacía presenta la desigualdad. Algunos creyentes eran esclavos o campesinos que apenas tenían para comer porque habían sido despojados de sus tierras, mientras que otros fungían como patronos y podían enorgullecerse de su estatus. El problema era la discriminación por criterios económicos, por apariencia y conveniencia. En el mundo romano era difícil pensar en escalar socialmente, pero era indispensable contar con un patrono o benefactor para protección jurídica y favores económicos.8 

El llamado de Santiago al arrepentimiento por las aspiraciones egoístas tiene mucho sentido, porque los hermanos y hermanas de las iglesias estaban más preocupados por satisfacer sus propias pasiones y deseos que por el bienestar de los demás (Santiago 4:1-3).  En la carta advierte sobre el engaño de las riquezas y el favoritismo hacia los ricos: “Escuchen, mis queridos hermanos: ¿No ha escogido Dios a los que son pobres según el mundo para que sean ricos en la fe y hereden el reino que prometió a quienes lo aman? ¡Pero ustedes han menospreciado al pobre! ¿No son los ricos quienes los explotan a ustedes y los arrastran ante los tribunales?” (Santiago 2:5-6). Santiago también nos ubica en la verdadera religión, la cual enfatiza el cuidado por los más vulnerables (Santiago 1:26-27). Finalmente, nos deja sin excusas cuando declara que la fe y la sabiduría sin obras -de compasión, justicia y solidaridad- está muerta (Santiago 2:14-26 y 3:13-18).  

¿Cómo respondemos ante la desigualdad desde nuestra fe?  

Para los cristianos que entran a la Universidad con aspiraciones de lograr ascenso social, más dinero y mayores comodidades, esta carta nos confronta. De manera común, en las conversaciones con estudiantes cristianos, la motivación para ingresar a la Universidad es la misma que la mayoría, el motor principal es el bienestar personal y familiar. Aquí hay una invitación al lamento y al arrepentimiento.  

Desde mi perspectiva, el riesgo de nuestros movimientos de IFES en América Latina está en no reconocer nuestro privilegio y por lo tanto, no asumir nuestra responsabilidad. Si actuamos así, perpetuamos las ideas que conducen a la desigualdad y las prácticas discriminatorias contra lo más débiles y vulnerables de nuestros países. Para el sector con acceso a la educación universitaria, es fácil desestimar o ignorar las necesidades de los más pobres. El engaño es que matricularse en la universidad es producto del esfuerzo familiar y personal, sin una clara perspectiva de la responsabilidad de dicho privilegio y gracia. El desconocimiento de la desigualdad perpetua la injusticia.9  

Muchos jóvenes no acceden a la educación universitaria porque no está en su horizonte de aspiraciones. Por ejemplo, los estudios demuestran que la deserción escolar por la pandemia acentuará la brecha de desigualdad, porque los niños y jóvenes más pobres no cuentan con apoyo de la familia para enfrentar los desafíos de la educación, las condiciones básicas para estudiar, ni las herramientas digitales para aprender desde casa.10 Conocer la realidad de nuestro contexto y las historias cercanas particulares de los más vulnerables es un antídoto contra el orgullo y el mito de la meritocracia.   

Santiago nos invita a vivir de manera contracultural, a nombrar, denunciar y no reproducir las estructuras de desigualdad que encontramos en el mundo, viviendo así la fe en nuestro Señor Jesús. El trabajo personal y comunitario está en discernir las motivaciones, los deseos y las pasiones, dejando que las Escrituras nos revelen nuestro egoísmo y amistad con el mundo. Para confesar, necesitamos recurrir a la honestidad del lamento y el arrepentimiento ante nuestros deseos por ser, tener y acumular que no dan lugar al amor. La crítica profética a los sistemas de opresión son fruto de la resistencia individual y comunitaria a las fuerzas que se oponen contra la vida.   

La manera de responder de los universitarios cristianos será diversa y creativa, si está comprometida con el Reino de Dios y su justicia. No hay recetas, pero se nos inspira a la fidelidad a Dios y al amor al prójimo, de manera radical y solidaria. La denuncia profética no reemplaza la evangelización, le acompaña. Los movimientos de IFES, fieles a las Escrituras y al contexto, tomarán en serio el anuncio de las buenas noticias de Jesús, que se presentan como buenas noticias para todos, en especial para los más vulnerables. El Reino de Dios se hace presente. Como universitarios, profesionistas y académicos cristianos, la gracia recibida es eso, gracia. No hay lugar para el orgullo, porque Dios no prefiere a los poderosos, exitosos y ricos. Dios da gracia a los humildes.  

En IFES tenemos ejemplo de fidelidad creativa al Reino de Dios. En la Iniciativa Logos y Cosmos en América Latina, la cual busca promover el diálogo entre las ciencias y la fe, hay profesores universitarios y académicos en formación, comprometidos con Dios y con la Universidad. Ellos son un claro ejemplo e inspiración de la profesión al servicio del prójimo. Menciono dos de ellos. Sandra estudia un doctorado en psicología comunitaria, es profesora en la universidad y su área de investigación es la violencia y desapariciones forzadas en México. Su trabajo le ha llevado a buscar cambios en las legislaciones, a acompañar brigadas de búsqueda, animando a la iglesia a proveer este tipo de acompañamientos y a trabajar en pos de la justicia restauradora de Dios, que tiene como fruto la paz. Johnny, por su parte, estudia una maestría en Desarrollo, Economía y Cambio Climático y su motivación es promover el desarrollo sustentable en su país, Guatemala. Johnny quiere hacer frente a los problemas de desarrollo en las áreas rurales, por medio del estudio de las relaciones entre los esfuerzos por mitigar la pobreza y la protección de los recursos naturales. Su interés está tanto en el diálogo académico como en la práctica.   

Para finalizar, dejo algunas preguntas para la reflexión, esperando que sea nuestra fidelidad al evangelio lo que nos lleve a responder.   ¿Cuál es nuestra respuesta ante los desafíos de la carta de Santiago en mi contexto? ¿De qué manera nuestros privilegios son una gracia de Dios? ¿Cuáles son las desigualdades cercanas a mí? ¿Qué he recibido por gracia que Dios me invita a poner al servicio de los demás? Espero que estas y otras preguntes, hallen respuesta creativa con nuestras vidas, inspiradas por el Espíritu Santo.  

Preguntas para debatir

  1. Ortiz detalla el alcance de la desigualdad económica en toda América Latina y describe parte del impacto de los estudios universitarios y del ministerio estudiantil. ¿Has observado que este tipo de desigualdades hayan afectado a los estudios y al ministerio en tu zona? ¿Qué podría decir la Carta de Santiago acerca de tu respuesta? 
  2. “Como cristianos, nuestro compromiso con el Reino de Dios, nos lleva también a contribuir al bien común.” ¿Cómo puede dicha convicción moldear nuestra aproximación al ministerio estudiantil y a la universidad en sí misma? 
  3. ¿En qué se parece el contexto en el que escribió Santiago a lo que ves hoy en día en tu región? ¿En qué se diferencia? ¿De qué forma impactan estas similitudes y diferencias tu comprensión y aplicación de las enseñanzas de Santiago? 
  4. “Para los cristianos que entran a la Universidad con aspiraciones de lograr ascenso social, más dinero y mayores comodidades, esta carta nos confronta.” ¿Observas esto en tu propia vida y/o en las vidas de tus compañeros académicos? ¿Cómo te confronta la lectura de Santiago y cómo te hace crecer más allá de estas motivaciones? 

NOTAS FINALES 

1 “Coronavirus revela desigualdad en acceso a internet y tecnología digital en América Latina: CEPAL” Voz de América., consultado el 29 de septiembre de 2021, https://www.vozdeamerica.com/a/america-latina_coronavirus-revela- desigualdad-acceso-internet-tecnologia-digital/6067517.html.   

2 «INFORME REGIONAL DE DESARROLLO HUMANO 2021. Atrapados: Alta desigualdad y bajo crecimiento en América Latina y el Caribe,» Consultado el 28 de septiembre de 2021, https://www.onu.org.mx/wp-content/uploads/2021/06/undp-rblac-PNUD_IRDH-2021_ES.pdf, 2.   

3 Ibid., 38.   

4 Julie Turkewitz, » Millones abandonan la universidad en América Latina a causa de la pandemia,» The New York Times, el 4 de septiembre de 2020, sec. en Español, https://www.nytimes.com/es/2020/09/04/ espanol/america-latina/crisis-universidades-coronavirus.html  

5 «INFORME REGIONAL DE DESARROLLO HUMANO 2021. Atrapados: Alta desigualdad y bajo crecimiento en América Latina y el Caribe,», 23.   

6 N.T. Wright, “Minando el racismo,” IFES Palabra y Mundo, Raza y Justicia, núm. 9 (junio de 2021): 18.   

7 Samuel Escobar and Eduardo Delás, Santiago, la fe viva que impulsa a la mission (Lima: Puma, 2013), 11. 

8 Maria Luisa Melero, Carta de Santiago (España: Verbo Divino, 2015)., 37.   

9 «INFORME REGIONAL DE DESARROLLO HUMANO 2021. Atrapados: Alta desigualdad y bajo crecimiento en América Latina y el Caribe,», 113.   

10 Ibid., 79-81. 

Referencias:  

Voz de América. “Coronavirus revela desigualdad en acceso a internet y tecnología digital en América Latina: CEPAL”. Consultado el 29 de septiembre de 2021. https://www.vozdeamerica.com/a/america-latina_coronavirus-revela-desigualdad-acceso-internet-tecnologia-digital/6067517.html. 

Escobar, Samuel, y Eduardo Delás. Santiago, la fe viva que impulsa a la misión. Lima: Puma, 2013. 

“INFORME REGIONAL DE DESARROLLO HUMANO 2021. Atrapados: Alta desigualdad y bajo crecimiento en América Latina y el Caribe”. Consultado el 28 de septiembre de 2021. https://www.onu.org.mx/wp-content/uploads/2021/06/undp-rblac-PNUD_IRDH-2021_ES.pdf. 

Melero, Maria Luisa. Carta de Santiago. España: Verbo Divino, 2015. 

N.T. Wright. “Minando el racismo”. IFES Palabra y Mundo, Raza y Justicia, núm. 9 (junio de 2021): 18. 

Turkewitz, Julie. “Millones abandonan la universidad en América Latina a causa de la pandemia”. The New York Times, el 4 de septiembre de 2020, sec. en Español. https://www.nytimes.com/es/2020/09/04/espanol/america-latina/crisis-universidades-coronavirus.html. 

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