Entre pagodas

La puesta del sol en Yangon. Una estudiante sale de un autobús repleto, cansada tras el día de estudio en la universidad. Como siempre, el viaje ha sido largo. Va a pie hasta casa desde la parada de bus, dejando atrás las ruinas de edificios coloniales y pagodas doradas iluminadas por el sol de la tarde. Los hombres se reúnen en teterías llenas de humo para charlar sobre el día y la vida. Los monjes budistas pasean por la calle con sus largas túnicas naranjas. La gente, con la cara manchada de crema, anda por los mercados en búsqueda de telas coloridas o comida para la cena. 

Son las calles de «la tierra dorada», conocida como Myanmar. Esta estudiante es una de los 600 000 jóvenes que estudian en la universidad del lugar. Su aspecto es como el de cualquiera. Camina entre las antiguas pagodas, con el teléfono en la mano… Pero en realidad es distinta; es cristiana. 

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Photo by Harish Shivaraman on Unsplash

Viviendo en minoría 

El movimiento MFES es un respiro para los pocos estudiantes cristianos de Myanmar. No es fácil vivir en minoría. «Apenas tenemos amigos cristianos en la universidad», comparte uno de ellos. «Cuando ven que no participamos en sus fiestas religiosas, nos miran con desprecio», explica otro. Además de la sensación de aislamiento, también se enfrentan a desafíos prácticos para encontrar el tiempo y el lugar para reunirse. 

A pesar de que el país cada vez es más tolerante, existe recelo hacia los estudiantes en general y, en particular, hacia los estudiantes cristianos. Las universidades de Myanmar estuvieron en el centro de los disturbios civiles durante el último siglo. Las protestas estudiantiles solían acabar derramando sangre. La mayoría de las universidades de los años 90 se cerraron del todo. Los líderes militares consideraban a los estudiantes una amenaza a su autoridad y la estabilidad nacional. Las universidades urbanas se reconstruyeron, pero fuera de los lugares céntricos, sin sitios cercanos donde hospedarse. Los estudiantes tienen que recorrer largas distancias a diario en un trasporte que a duras penas funciona. Invierten mucho tiempo en los trayectos. 

Además, muchos estudiantes asisten a clases extracurriculares con la esperanza de encontrar mejores trabajos en el futuro o poder estudiar en el extranjero. No les queda mucho tiempo para quedar con otros creyentes. Y cuando no es la falta de tiempo, se enfrentan al problema de no encontrar espacios. Las restricciones gubernamentales impiden a los grupos MFES reunirse en los campus. 

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Photo by Aaron Burden on Unsplash

La paz que nunca tuvo 

Pero, a pesar de esos desafíos, el movimiento IFES de Myanmar está creciendo. Durante mucho tiempo, la obra estudiantil parecía imposible. Pero, cuatro años atrás, MFES comenzó y unos 120 estudiantes se involucraron en el ministerio. Celebraran estudios bíblicos cada semana (muchos impartidos por estudiantes), reuniones de oración así como horas de discipulado y evangelización mediante clases de idioma. Otro estudiante compartió: 

«Estudiamos el evangelio atentamente para difundirlo. Aprendemos sobre cómo llevar nuestros propios grupos de estudio bíblico y discusión. A medida que estudiamos la Biblia en MFES, el fruto crece abundantemente». 

Es emocionante escuchar que los estudiantes se convierten a Cristo. Pero los que lo hacen se enfrentarán a grandes desafíos. 

Maiah* es una estudiante de tercero que proviene de un contexto budista. Se dio cuenta de cuán diferente era la vida de sus amigos cristianos. Tenían una paz que ella una tuvo. Por eso comenzó a investigar sobre la fe cristiana. Hace poco, decidió seguir a Cristo. Desde entonces, ha estado involucrada activamente en el grupo de estudio bíblico del campus. Pero aún no le ha dicho nada a su familia. Cuando lo descubran, lo más probable es que la castiguen duramente o la obliguen a abandonar a la familia. 

La invasión de Internet  

Los estudiantes como Maiah necesitan desesperadamente apoyo y ánimos de otros cristianos para mantenerse firmes y compartir la esperanza del evangelio en la sociedad. Necesitan sabiduría para vivir como embajadores de Cristo en el campos y en ese país que ha experimentado un cambio sin precedentes durante la última década. 

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Photo by Wanaporn Yangsiri on Unsplash

Junto con los monjes y los monasterios, crece una generación moldeada tanto por los teléfonos móviles como por la cultura tradicional budista. Se trata de un país en tiempos de transición rápida que se está encontrando de frente con el mundo globalizado. 

Myanmar ha pasado de tener muy poca conexión con el mundo internacional a la exposición completa. Hace tan solo cinco años, una tarjeta SIM costaba unos 200 $. Hoy tan solo 1,50 $. Más del 90 % del país dispone de móviles con acceso a Internet. El 60 % son usuarios de Facebook. Si bien los beneficios de la conexión son evidentes, la invasión del Internet ha expuesto a la población a problemas sociales dañinos como la pornografía, la obsesión con los medios sociales y la insatisfacción. 

Cambio y continuidad en la identidad nacional 

Internet ha influenciado las expectativas de los estudiantes. Ahora sueñan mucho más en grande que antes. Los jóvenes se mudan de las aldeas a la ciudades para buscar mejores oportunidades laborales. Hay una gran brecha cultural entre las generaciones mayores y las jóvenes. La gente mayor vive de los pueblos no saben cómo ayudar a los jóvenes en problemas como la adicción a las drogas, los hábitos dañinos con Internet y las relaciones perjudiciales. 

Pero un aspecto de la identidad social que aún no ha cambiado es el apego religioso. Hay ciertos grupos étnicos en Myanmar con más cantidad de cristianos, como los karen, los chin y los kachin. Conforman la gran mayoría de los 2,5 millones de cristianos del país. Pero el grupo predominante son los bamar, con unos 30 millones, que son budistas devotos. Solo el 0,1 % sigue a Jesús. Para ellos, la etnia y la religión son inseparables: ser bamar es ser budista. 

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Photo by ray rui on Unsplash

Una esperanza mejor 

Los estudiantes cristianos de Myanmar tienen la responsabilidad de alzar la voz en este mundo cambiante y proclamar una esperanza mejor. Deben mostrar que la fidelidad a Jesús trasciende la identidad étnica, que la nueva vida con Jesús es mejor que la nueva vida en el extranjero o un mejor trabajo, que Internet puede usarse de forma que honre a Dios y mejore las relaciones, que pueden tenderse puentes entre generaciones y grupos étnicos. Es un llamado importante para este movimiento joven en un contexto tan delicado. Un obrero de MFES nos pidió oración: 

«Por favor, oren para que Dios utilice este ministerio para que Myanmar le conozca. Oren para que Dios utilice a estos jóvenes que viven por su Palabra en todos los sitios donde viven. Oren para que haya gente que se aferre al evangelio». 

*No es su nombre real.

De Myanmar a Nebraska

Alee conoció a Sha K’ Paw por primera vez el día 20 de junio, el día Mundial del Refugiado. Era uno de los voluntarios que ayudaban en medio de un caos de buenas intenciones que incluía pintacaras, un torneo de fútbol y un desfile de moda. El evento anual de Omaha (EE. UU.) siempre ha atraído grandes multitudes, y ese año no fue ninguna excepción. Alee, una obrera de InterVarsity, tenía la responsabilidad de coordinar el equipo de voluntarios.

En el pasado, no habían tenido muchos estudiantes de secundaria que se prestaran como voluntarios, por lo que estos jóvenes le sorprendieron. Empezó a hablar con dos de ellos — Sha y su amigo, Sunkist — ambos eran refugiados Karen procedentes de Myanmar. Resultó que planeaban ir a la Universidad de Nebraska Omaha (UNO) ese otoño. ¡Alee estaba muy interesada! Había conocido a niños Karen antes, pero nunca había conocido a estudiantes Karen que fueran a la universidad. Estuvieron charlando un rato. Y luego se aventuró a preguntar: “¿Sois seguidores de Jesús?”

Sha K’ Paw

Sha K’ Paw nació en Myanmar, un país de Asia del Sur marcado por una guerra civil larga y devastadora. Cuando tenía siete años, se mudó a un campo de refugiados en Tailandia, donde permaneció durante seis años, sin sus padres. Era una vida sencilla: todos los días Sha iba a la escuela, jugaba con sus amigos y comía arroz con legumbres. Su residencia estaba gestionada por unos cristianos que les enseñaron a leer la Biblia y orar todas las mañanas y todas las noches.

by Dinis Bazgutdinov on Unsplash

A los 12 años, Sha y su tía se trasladaron a Estados Unidos en busca de una vida mejor. De repente, se encontró inmerso en un mundo completamente distinto: la cultura, el idioma, la gente… Todo era diferente. Nos escribe:

“Había escuchado historias de gente que hablaba sobre los ‘terceros países’ (los países donde se asientan los refugiados). Había escuchado que tenían mucha comida, una gran educación, muchas libertades y oportunidades. Cuando llegué a Estados Unidos, descubrí que las historias eran ciertas: el país estaba repleto de cosas buenas. Pero también había luchas. Ya no me tenía que preocupar por tener el estómago vacío, pero me debía preocupar por no comer en exceso. Ya no tenia que preocuparme por la guerra, pero no podía hablar inglés y me costaba la escuela, además no lograba comprender la cultura. Aunque ya no vivía con miedo, seguía preocupado por mi futuro.

Como adolescente, miraba hacia atrás y veía cómo Dios me había guiado con seguridad durante toda mi vida. Hubo momentos de mi vida en los que me sentí solo o abandonado, pero Dios había estado ahí conmigo. Hubo momentos en los que quise tirar la toalla, pero Dios me había fortalecido. Al darme cuenta, en lo más profundo, cómo había sido mi Padre y Salvador todo el tiempo, le acepté como mi Señor y Salvador, sin dudas ni reservas. Me bauticé el 5 de marzo de 2011, a los 15 años.”

Una respuesta a la oración

Como todos los obreros saben, conocer estudiantes de la escuela secundaria cristianos que están a punto de ir a la universidad constituye una oportunidad de oro. Solo necesitas conseguir su número de teléfono y puedes involucrarlos directamente en la comunidad antes de pisar siquiera un campus.

Pero Alee conoció a Sha en un momento en el que su equipo de InterVarsity había estado orando para alcanzar a todos los rincones del campus. Habían estado reflexionando acerca de la forma en la que cada persona a la que alcanzan está conectada a una red o a un grupo de personas. Con esas oraciones en la mente, Alee se dio cuenta de la oportunidad que se le presentaba. Soltar, no reclutar. De eso se trataba precisamente el ministerio estudiantil de InterVarsity. Estos dos jóvenes cristianos podrían añadirse a un grupo existente y boyante de UNO. O podrían ser empoderados y formados para empezar el suyo propio, alcanzando a otros refugiados Karen. No cabía duda alguna.

Mookatah

Tras conocer a Alee en el Día Mundial del Refugiado, Sha y algunos de sus amigos conectaron con los obreros de UNO. Congeniaron ante un mookatah (una parrilla Thai) y empezaron a estudiar la Biblia juntos después de integrarse en UNO como estudiantes de primer año. Sha y algunos más fueron discipulados, y no pasó mucho tiempo antes de que estuvieran dirigiendo sus propios estudios bíblicos y les hablaran a sus amigos acerca de Jesús: “Mis amigos necesitan saber que Jesús les quiere; alguien tiene que ayudarles para que lo sepan, y creo que ese alguien soy yo.”

Asian Christian Fellowship, UNO

El grupo creció cuando más estudiantes Karen escucharon hablar acerca de la comunidad y se unieron a ella. Sha reflexiona acerca de este tiempo de crecimiento:

“Seguí creciendo poco a poco, al mismo tiempo que aprendía y dirigía. Algunos de nosotros también orábamos por la misión de Dios en nuestro campus y vimos crecimiento a lo largo del año pasado. Fue la inversión de nuestros obreros en nosotros lo que nos ayudó a crecer, y el Espíritu Santo nos guió.”

La fidelidad de Dios para con los peregrinos

Casi todos los estudiantes Karen son los primeros de sus familias en estudiar en EE.UU. La mayoría, al igual que Sha, se criaron en campos de refugiados antes de mudarse a América. Llegaron con conocimientos escasos, o nulos, de inglés. Sus padres sabían menos aún. Depende de los niños que los padres se adapten a la nueva cultura, actuando como intérpretes, yendo al banco, leyendo el correo. La presión de estar desplazado le resulta muy familiar a estos jóvenes.

by Yoshua Giri on Unsplash

El grupo de unos 25–30 estudiantes refugiados de UNO han estado estudiando el libro de Éxodo, aprendiendo acerca de la historia del pueblo desplazado de Dios. Viendo la fidelidad de Dios en la Biblia y conociendo sus propias historias de sufrimiento, los estudiantes quieren conocerle a Él también. Algunos de ellos han empezado a alcanzar a otras comunidades de refugiados de su entorno. Un estudiante, Manger, dijo:

“Mi propia experiencia, como antiguo refugiado y estudiante universitario de primera generación, me sirve de ánimo. He experimentado el amor de Dios a lo largo de mi vida, y quiero compartirlo con otros. Quiero ver un avivamiento en mi comunidad: en la iglesia, en mi hogar, y en la escuela.”

Fue increíble ver cómo una conversación distendida en un evento comunitario hace unos pocos años se ha convertido en un ministerio estudiantil que no para de crecer. Pero esta historia es alentadora a la par que retadora. ¿Estamos orando como Alee para alcanzar a nuevas áreas de nuestro campus? ¿Cuántas redes sin alcanzar podrían ser impactadas este año si más personas adoptasen la mentalidad de soltar, no reclutar? ¿Estamos buscando compartir la fidelidad de Dios con las personas que nos rodean?

De la clase al campo: encontrando tiempo para tener comunión con otros cuando los días son largos

Son las tres de la tarde y las clases han acabado. Sin embargo, los estudiantes universitarios de Haryana, en el norte de la India, no tienen tiempo para relajarse. Los estudiantes, cansados, guardan sus libros y suben al autobús. A medida que avanzan por el paisaje rural, van dejando atrás acres y acres de arrozales. Durante las próximas horas, los estudiantes deben trabajar en la plantación de sus padres. Deben regar, desmalezar, sembrar, cosechar y cuidar del búfalo. Es un trabajo duro y laborioso.

El estado tiene 47 universidades, con dos o tres cristianos en algunos de los campus. Les es difícil encontrar tiempo para reunirse. Las exigencias del campo hacen que sea imposible reunirse después de las clases para un estudio bíblico. El descanso para almorzar es el único momento en el que pueden estudiar la Biblia o compartir el evangelio con sus amigos. A pesar de los retos, los estudiantes se están volviendo a Cristo.

Uno de ellos fue Rampal, un obrero de UESI India. Rampal era un estudiante cuando escuchó el evangelio por primera vez hace 17 años. Hoy en día, está acabando sus estudios teológicos y tiene planeado volver a la misma zona para compartir las buenas nuevas con estudiantes hindúes el año que viene.

Por favor, ¡únete a nosotros y oremos por los estudiantes de Haryana!

  • Ora para que los estudiantes cristianos sigan creciendo espiritualmente y tengan valiosos tiempos de comunión a pesar de la falta de tiempo libre.
  • Ora para que Rampal y el resto del pequeño equipo de obreros perseveren en el discipulado fiel de los estudiantes y mientras comparten el evangelio.
  • Ora para que los estudiantes hindúes de Haryana se vuelvan a Cristo este año.

Durante 40 años, los estudiantes, graduados y obreros de UESI India han tomado la costosa decisión de mudarse al norte para compartir el evangelio con los estudiantes. Leer más.

¡Gracias por orar con nosotros!

Hacia el norte

Habría sido más fácil que se quedaran en el sur. Allí estaba su hogar. La misma cultura, el mismo idioma. Muchos amigos cristianos. Sin embargo, Sathish y su esposa Mini decidieron mudarse al norte de la India, a un estado donde solo el 0,001% de la población conocía a Jesús.

Su nuevo hogar estaba en Haryana, en el segundo piso de una casa de dos plantas. La gente del barrio era agradable. Durante los festivales hindúes, su calle tranquila se iba transformando en un espectáculo impresionante de ruido, color y danzas a medida que los vecinos salían de sus casas vestidos con ropa de colores llamativos para celebrar la fiesta todos juntos. Los vecinos jamás habían conocido a un cristiano hasta entonces y sentían curiosidad por la joven pareja del sur. ¿Por qué habían venido desde tan lejos para vivir aquí?

Un comienzo difícil

Habían venido para alcanzar a estudiantes universitarios o, al menos, esta era su intención.

Sin embargo, conseguirlo no sería sencillo. En primer lugar, no hablaban el idioma local. No habían ido a clases estructuradas, sino que, durante tres años, habían aprendido palabras sueltas que les enseñaban sus pacientes amigos. En las tiendas, tenían que señalar con el dedo lo que querían comprar: “Esto” y “aquello” es lo único que podían decir.

Otra barrera enorme era la falta de tiempo de los estudiantes. Tan pronto como acababan las clases, los estudiantes se iban de la universidad directamente a trabajar en los campos de su familia. La única oportunidad que tenían de pasar tiempo con ellos era durante el descanso diario para almorzar, que duraba 45 minutos. Se pasaban horas viajando en autobuses de una universidad a otra para pasar solo unos minutos con los estudiantes. Fue un comienzo lento y difícil.

El encuentro con Rampal

Entonces conocieron a Rampal, un chico normal y corriente que estudiaba en la universidad y que, como muchos de sus compañeros, jamás había salido de Haryana. Nunca había visto las montañas de la India, ni las grandes ciudades. Sin embargo, sentía curiosidad por saber más sobre la persona de Jesús. ¿Qué dijo Dios? ¿Qué hizo Dios? ¿Se parecía Jesús a los otros maestros de los que había escuchado hablar?

Sathish y Rampal leían la Biblia juntos cada semana y, al cabo de dos años, Rampal dio su vida a Cristo. Resultó ser un primer discípulo clave. Cada miércoles, durante el descanso para almorzar, Rampal traía a sus amigos para reunirse con Sathish y, juntos, leían la Biblia. A lo largo del tiempo, varios se convirtieron en seguidores de Jesús. Pero cuando volvían a sus casas, cambiaban de opinión, pues su decisión de seguir a Cristo decepcionaba a toda la familia y, a veces, la oposición era demasiado fuerte.

Alabanza al dios equivocado

Rampal también tuvo que enfrentarse a la oposición de su familia. Él era el primer y único creyente de su pueblo y su familia hindú no aprobaba esta “religión de occidente”. No fue fácil ir en contra de sus deseos y de los deseos de toda su comunidad.

Un martes por la noche, toda la gente de su pueblo se reunió para cantar Bhajan (canciones para los dioses hindúes). Rampal se estaba preparando para ir a dormir y oyó sus voces. De pronto, se dijo a sí mismo: “Lo que están haciendo no está bien. Están alabando a un dios que no es Dios.” Así que sacó su Biblia, fue donde estaban todos reunidos y les compartió el mensaje del evangelio.

“Hemos alabado a estos dioses durante mucho tiempo pero, ¿cómo ha cambiado esto nuestras vidas?” dijo. “El Dios de la Biblia es el Dios verdadero”.

Los demás no se lo tomaron demasiado bien. Pensaban que estaba loco. Sin embargo, durante los tres años siguientes, varias familias en ese pueblo se volvieron al Señor gracias al testimonio de Rampal.

Hoy en día, Rampal está estudiando en una escuela bíblica y volverá a Haryana el año que viene para trabajar como obrero con UESI.

“Hacedores de tiendas” de UESI se mudan al norte

Rampal no es el único que ha tomado la decisión de trabajar en el norte.

UESI tiene un floreciente ministerio entre los graduados. Durante 40 años, han estado retando a los graduados para que consideren la opción de ir a vivir al norte como “hacedores de tiendas” y vivir y trabajar en las comunidades hindúes. Se calcula que, en los últimos años, lo han hecho más de 200 personas con sus familias. Al principio, los vecinos desconfían de ellos y les preguntan cosas como: ¿Por qué has venido aquí? ¿Eres misionero? ¿A cuántas personas has convertido?

Encontrar trabajo tampoco es fácil. Por lo general, lo mejor es irse allí e intentar encontrar cualquier trabajo. Con el tiempo, pueden ir ganándose la confianza de la comunidad y buscar un trabajo que se adecue más a sus habilidades e intereses. Estos graduados con visión misionera se reúnen una vez al año en una conferencia para “hacedores de tiendas”, donde comparten los altibajos de la vida en el norte y se animan los unos a los otros.

Estudiantes misioneros se mudan al norte

La apelación a mudarse al norte va dirigida tanto a los estudiantes como a los que ya trabajan. A los primeros los llaman “estudiantes misioneros”. En los últimos 3 o 4 años, 100 estudiantes misioneros (la mayoría estudiantes de posgrado) se han inscrito en universidades del norte y se han mudado, intencionadamente, en los campus donde no había ningún testimonio estudiantil cristiano.

Asha, una estudiante de ingeniería procedente del sur, fue admitida en una universidad del norte para estudiar su maestría. Aunque de forma un poco reacia, finalmente fue. Empezó a pasar tiempo con el grupo UESI de la universidad y, gracias a su participación, el grupo creció. Al darse cuenta de la oportunidad que tenía de marcar la diferencia como estudiante cristiana, decidió inscribirse a un doctorado en otra universidad del norte. Desde entonces, Asha ha asumido el liderazgo de ese grupo UESI.

Los estudiantes misioneros no lo tienen fácil. A menudo se van sin el consentimiento de sus padres y sin apoyo económico. Dependen de los graduados de UESI para que oren por ellos y apoyen económicamente sus estudios, aunque incluso así, el dinero es escaso y no tienen garantías de poder comer cada día.

No es en vano

Al menos por ahora, tanto para los estudiantes, “hacedores de tiendas” y obreros, el precio de mudarse al norte continúa siendo alto. Es fácil desanimarse cuando uno se enfrenta a la oposición o a la indiferencia. El terreno es duro. Hasta plantar las semillas es difícil. Por favor, oren con nosotros para que Sathish, Rampal, Asha y otros perseveren, sabiendo que su oraciones y testimonios no son en vano. Oren para que haya un avivamiento en el norte de la India.

Trabajar con personas que aún no han escuchado el evangelio

Todas las ciudades del mundo necesitan a cristianos comprometidos que vivan conforme al evangelio. Pero la gran mayoría de graduados acaban viviendo en ciudades donde ya hay muchos cristianos e iglesias que están creciendo, mientras que millones de personas viven en sitios donde aún no ha llegado el evangelio. Un tercio de la población mundial vive fuera del alcance de una iglesia.

Algunos graduados, después de ponerlo en oración, han escogido de forma proactiva vivir y trabajar en sitios donde puedan traer la luz de Dios a aquellos que están viviendo en la oscuridad. Lee más para conocer a algunas graduadas que han hecho esto mismo.

by Cory Schadt on Unsplash

Asia del Este: Un cambio de rumbo

Después de terminar la carrera, Sophie* consiguió el trabajo de sus sueños. Pero después de poco se empezó a sentir incómoda. Sentía que su trabajo le importaba más que Jesús y no la satisfacía.

Unos meses después Sophie se enteró de un pequeño viaje misionero que iba a llevar biblias a un país de Asia del Este y le llamó mucho la atención. Siempre le había gustado explorar nuevos países y nuevas culturas así que se apuntó. Pero no esperaba que esas dos semanas fueran a tener un impacto tan grande en el rumbo de su vida.

Ahora, un año más tarde, Sophie se está preparando para volver por segunda vez. Esta vez se quedará al menos dos meses. Colaborará con una organización cristiana haciendo un trabajo que combina sus capacidades, experiencia y pasiones: enfermería, investigación en nutrición y sostenibilidad medioambiental, todo en uno.

Sophie deja muchas cosas atrás y es un país peligroso para los cristianos. ¿Vale la pena realmente?

“Sí, vale la pena, porque Jesús vale la pena”, dice Sophie. “Soy consciente de todo lo que el Señor ha hecho por mí. No tengo razones para no confiar en él. Siempre ha provisto de todo ¡y esta oportunidad parece hecha especialmente para mí!”

¿No sería más fácil simplemente volver al trabajo de sus sueños?

“El mundo te dice que tienes que conseguir el mejor trabajo que puedas. Hice esto al principio pero no me satisfacía. Lo único que quiero ahora es buscar primeramente el reino de Dios y su justicia”.

*No es su nombre real.

by Anastasia Vârlan on Unsplash

Moldavia: Traer la esperanza a casa

En Moldavia alrededor de cuatro de cada cinco graduados se van a otro país en busca de un trabajo bien pagado y una mejor calidad de vida. Pero Tanya no. Después de terminar su Máster en Matemáticas, Tanya y su marido (que era policía) sintieron que Dios los estaba llamando a volver a su pueblo a vivir y a trabajar.

Se despidieron de su vida cómoda en la ciudad y se mudaron al pueblo. No hay agua corriente, ni sistema de saneamiento, ni calefacción durante los fríos meses de invierno.

Tanya empezó a trabajar de profesora de Matemáticas en una escuela secundaria. Empezó a formar parte de la vida de los alumnos. Estaban necesitados. Algunos vivían con padres alcohólicos. Otros estaban siendo criados por sus abuelos u otros parientes.

Tanya empezó a orar por ellos. Después de clase hablaba con ellos, les dedicaba un poco de atención, los animaba y les demostraba el amor que necesitaban.

Ahora Tanya y su iglesia local ayudan a niños de familias socialmente vulnerables todas las semanas. Organizan actividades en las que pueden compartir el evangelio y los ayudan con los deberes.

Den gracias al Señor por graduados así, que fueron misioneros entre los estudiantes durante sus años universitarios y que ahora han decidido llevar el evangelio a su pueblo natal.

by Atharva Tulsi on Unsplash

Asia del Sur: Llevar a Jesús a lugares a los que aún no ha llegado el evangelio

Al terminar la carrera, mi iglesia estudió la vida de Pablo. Cada domingo me sentía desafiada. La vida de Pablo no era nada confortable. Una vida que verdaderamente sigue a Jesús no tiene que centrarse ni en el confort ni en la seguridad del mundo. Pero en aquel entonces mi vida iba en esa dirección. Me sentía desafiada e incómoda.

Así que cuando terminé la carrera hace cuatro años, mi esposo y yo decidimos mudarnos a una mega ciudad en Asia del Sur. Montamos una empresa para concienciar a la gente de la importancia de tener una buena salud. Consideramos que somos emprendedores que aman a Jesús.

Para nosotros nuestro negocio es tanto nuestro trabajo como nuestro ministerio. Trabajamos ocho horas codo con codo con empleados que aún no conocen a Jesús. Cada día nos encontramos a malentendidos culturales, corrupción y fraude. Nuestros empleados ven cómo nos enfrentamos a estos retos con Dios y cuando ven a Jesús en nosotros, su vida cambia.

Nuestras familias y amigos no siempre nos apoyan. Les parece una locura que dejemos atrás un buen trabajo y un buen hogar. Y esto a veces resulta difícil. Pero cuando la vida se pone dura, miro a mi alrededor: la mayoría de mis amigos locales aquí viven en el umbral de la pobreza y necesitan desesperadamente conocer la libertad de la vida en Cristo. Nuestro Padre ve esto y está llamando a sus discípulos para que vayan a estas naciones. Consideramos que es un gran privilegio y una aventura trabajar junto a Dios para llevar a Jesús a lugares a los que aún no ha llegado el evangelio.

Irlanda: Ser internacional en el lugar de trabajo

Cuando oí que la peluquería local buscaba peluquera, decidí solicitar el puesto. No era una buena decisión desde el punto de vista de mi carrera profesional. Podría haber ganado mucho dinero trabajando para una cadena importante. Pero mi iglesia tenía en su corazón evangelizar en la comunidad y yo pensé que sería una buena forma de conocer a gente local.

Al empezar el trabajo quería ver la peluquería como mi campo de misión. Quería que mi forma de trabajar y de hablar reflejara a Jesús delante de mis clientes y compañeros de trabajo.

by Brendan Church on Unsplash

En mi pueblo natal, cuando vas a cortarte el pelo siempre te hacen las mismas preguntas: ¿para qué te estás arreglando el pelo? ¿Vas a salir esta noche? Pero yo quería conocer a la gente de verdad así que intenté evitar estas preguntas que no llevaban a ninguna parte. Hacía preguntas como: “¿Cómo te va la semana?” o “¿Qué has hecho hoy?” Entonces intentaba recordar estas cosas la próxima vez que venían.

Al principio me costaba, pero ahora me siento un poco más cómoda y me arriesgo un poco más en las conversaciones. La forma en la que hablo sobre lo que está ocurriendo en las noticias o lo que hice durante el fin de semana: estas oportunidades se pueden aprovechar para hablar de Jesús. Quizás piensen que soy rara, pero quizás hagan preguntas y quieran saber más.

Mudarse de manera estratégica

En nuestro mundo cada vez más global, compartir el evangelio con las naciones no significa necesariamente irse a otro país. Las universidades son lugares en las que las naciones vienen a nosotros en masa. ¿Hay estudiantes internacionales en tu clase o residencia que podrías llegar a conocer mejor?

A medida que te preparas para terminar la carrera, ¿por qué no consideras en oración mudarte estratégicamente a un país, ciudad o pueblo en el que no se predique el evangelio? ¿Podrías utilizar tu carrera y capacidades en un lugar en el que la mayoría de las personas aún no conocen a Jesús? ¿Podrías llevar a cabo tu negocio, enseñar en un colegio, trabajar en un hospital o seguir estudiando en un lugar al que aún no ha llegado el evangelio?

Quizás no sea fácil, pero, como dice Sophie, vale la pena.

Hambrientos en casa

¿Cuántas Biblias tienes? ¿Recuerdas dónde está cada una de ellas?

Quizás una o dos. Es probable que estén en una estantería o al lado de tu cama. Donde puedas encontrarlas fácilmente. No es así en la casa de Chidananda, o en la de Poorani.

Ambos provienen de familias hindúes. Cuando se convirtieron en seguidores de Jesús, tuvieron que esconder su fe. Y sus Biblias.

El tipo de persecución varía según el país, la cultura y el contexto, y para estos dos cristianos en la India, la persecución ocurrió en sus hogares. Lean sus historias a continuación. Oren por ellos. Y alaben a Dios porque estos estudiantes consideraron que valía la pena sufrir por Jesús.

Chidananda; antiguo alumno de UESI India

“Al principio, no hablé de mi fe con mi familia porque tenía miedo. Solía leer la Biblia en casa en secreto y, a veces, iba a la universidad 90 minutos antes para poder leer la Biblia.

Sin embargo, mi tío descubrió mi fe en Jesús y se enfureció. Me obligó a dejar mis estudios y me llevó a casa. Hizo que me pegaran y me ordenó que no fuera a la iglesia o volviera a leer la Biblia. Me afeitó la cabeza y quiso limpiarme de toda impureza religiosa. No intenté vengarme ni pronuncié una sola palabra en contra de él. En silencio, me sometí a él, pues Dios me había preparado con suficiente antelación para esta situación mediante su Palabra.

Dios me habló mediante Romanos 8: 38, 39:

‘Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.’ (NVI)

Este versículo me dio fuerzas. Luego, durante mi tiempo en silencio, Dios me habló mediante 2 Timoteo 1:8 y 3:12:

‘… tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por el evangelio’. (NVI)

‘Así mismo serán perseguidos todos los que quieran llevar una vida piadosa en Cristo Jesús…’ (NVI)

¡Es por ello que no creo que estas cosas sucedan sin el conocimiento de Dios!

Empecé a orar por mi situación y nuestros obreros también oraron con fervor por mí. Dios me reafirmó mediante la Biblia. Mi tío cambió en su corazón y dejó que volviera a la universidad.

Estas pruebas me han ayudado a crecer más en mi fe en el Señor. Dios me dio la seguridad de que, un día, mi familia sería transformada. Por favor, oren para que mi familia conozca a mi Jesús”.

by Aaron Burden on Unsplash

Poorani; estudiante de doctorado; UESI India

“Mi padre murió en un accidente de tráfico cuando yo tenía tres años y mi hermano, dos. Mi madre aceptó a Cristo poco después. Vivíamos con mis abuelos maternos, quienes seguían los rituales y costumbres hindúes con devoción. Sin decírselo a sus padres, mi madre nos llevaba a la iglesia. Aun así, a veces, sus padres le pegaban por hacerlo.

Yo sabía que, como cristianos, no debíamos adorar a otros dioses, pero no era fácil. Cuando mi madre se iba a trabajar, mi hermano y yo quedábamos al cuidado de nuestros abuelos. Solían decirnos que solo podríamos comer si adorábamos a sus ídolos, y marcaban nuestras frentes con el tilaka blanco y rojo. Así, hubo días en los que mi hermano y yo nos pasábamos todo el día hambrientos en casa.

A pesar de que mi madre había estudiado ingeniería, no tenía un trabajo permanente. Sus hermanos tenían buenos puestos en el gobierno, así que sus padres la culpaban, diciendo que la razón por la que no tenía tanto éxito como sus hermanos era porque era cristiana. A nosotros siempre nos comparaban con nuestros primos. Si sacábamos menos nota que ellos en los exámenes, mis abuelos empezaban a comparar nuestro Dios con sus falsos dioses.

No teníamos la libertad de llevar una Biblia a la iglesia o de tener una en casa, donde tampoco podíamos orar o cantar. A veces, orábamos en el cuarto de baño. Si mi abuelo encontraba una Biblia en casa, arrancaba sus páginas inmediatamente y la quemaba.

Cuando estaba en séptimo año, mis abuelos nos echaron de su casa. Todos pensaron que nuestra vida empeoraría, pero, aunque no teníamos a nadie, Dios estaba con nosotros. Ese año tuvimos la libertad de poder tener una Biblia en casa y llevar una Biblia a la iglesia sin tener miedo. También podíamos cantar y orar tanto como quisiéramos en casa.

Mis abuelos aún me comparan con mis primas porque ellas son más jóvenes que yo y ya se han casado. Yo tengo 27 años y aún estoy soltera. Ahora, cuando me encuentro con alguno de mis parientes, ellos siempre hablan de mi futuro matrimonio. Sugieren que debería buscar a un hombre no cristiano y me presionan para que acceda. Y, una vez más, me dicen que la razón por la que no estoy casada es porque somos cristianos. Es un reto muy grande al que nos enfrentamos continuamente. Sin embargo, sabemos que Dios tiene el control y sabe los planes que tiene para nosotros”.

Alaben a Dios por tener una fe tan grande ante una persecución constante. Y únanse a nosotros en oración para que Dios continúe fortaleciendo a su pueblo y haciendo crecer su iglesia en Asia del Sur, a pesar de tanta oposición.

Los diez países que componen la región de IFES de Asia del Sur aparecen en la Lista de Observación Mundial de Puertas Abiertas. En ocho de estos países, el nivel de persecución se considera “muy alto” o “extremo”.

Nuestros hermanos y hermanas en Asia del Sur necesitan nuestras oraciones.

Cuando los rituales de iniciación de la universidad se vuelven violentos

No recuerdo mucho de lo que pasó durante los primeros seis meses de universidad. Intento no recordarlo, es demasiado doloroso.

Pero hay cosas que no consigo olvidar. Recuerdo que empecé a ponerme muy nervioso cuando los estudiantes de cursos superiores empezaron a acercarse en clase y a obligarnos a cantar o a bailar delante de toda la clase. Recuerdo lo humillante que fue recibir un aluvión de insultos cuando una vez no los saludé. Recuerdo lo dolorosa que fue la injusticia que sentí cuando nos obligaron a limpiar los servicios y lavarles la ropa noche tras noche. Recuerdo el miedo que pasé pensando que me iban a hacer lo que había oído que les habían hecho a otros.

Fueron meses muy amargos y a veces me planteé dejar la carrera. Incluso en sueños aparecían mis torturadores.

Pero aun así, lo que más lamento no es el maltrato que recibí como novato, sino cómo maltraté yo a los novatos el año siguiente.

Ni siquiera se me ocurrió no hacerlo. Las cosas simplemente eran así. ¿Cómo podríamos, si no, ganarnos el respeto que nos merecíamos? Como estudiantes de cursos superiores era nuestro derecho y nuestra responsabilidad ponerlos a todos en su lugar. ¿Cómo podrían, si no, hacerse amigos entre ellos? Al compartir su sufrimiento crecería la solidaridad entre ellos. Era por su propio bien, (o eso es lo que yo me decía a mí mismo).

Novatadas

Esta experiencia no es un hecho aislado. En muchas universidades de Sudasia estos rituales de iniciación por los que se torturan a los novatos se conocen como “novatadas”. Pueden ser cosas leves como obligar a alguien a vestirse de tal forma o dejar pasar a los estudiantes de cursos superiores cuando estás esperando en una cola. En el caso de novatadas muy extremas, a algunos estudiantes los obligan a hacer tareas o acciones vergonzosas delante de gente y algunos sufren maltrato verbal y físico e incluso abuso sexual por parte de estudiantes de cursos superiores. Pueden durar unos meses o incluso hasta dos años. Pero las cicatrices duran mucho más tiempo.

Los estudiantes mayores defienden que este tipo de novatadas hacen crecer la unidad entre los novatos y amistad con los estudiantes de cursos superiores. También se ven como una forma de poner a un mismo nivel a todos los novatos y darles el mismo trato a estudiantes de diferentes trasfondos económicos y étnicos. Algunos lo ven como un rito de iniciación a la vida universitaria que no tiene maldad ninguna. Para muchos es una experiencia degradante y dañina.

Pero este fenómeno no es fácil de parar. Las novatadas han formado parte de la vida universitaria desde hace décadas y su comportamiento demuestra que hay temas mucho más profundos relacionados con la cosmovisión de nuestra sociedad. No será fácil enfrentarse tanto al comportamiento (a menudo escondido) como a los temas subyacentes.

Pero hay un licenciado en Derecho que ha decidido intentarlo.

Un hombre con una visión

Sanjayan es joven. Solo lleva un año dando clase en la universidad, pero tiene la visión de erradicar las novatadas en Sri Lanka.

Hace un año empezó su misión de acabar con las novatadas desde el departamento de Derecho de su universidad. Es consciente de que el hecho de simplemente castigar las acciones de los autores provocaría que se volvieran más clandestinas todavía y posiblemente acabarían empeorando. Primero era necesario tratar las actitudes subyacentes y las necesidades insatisfechas que provocan estas acciones.

Para hacer tambalear los cimientos de las novatadas, Sanjayan fomentó tres ideas clave entre sus compañeros y en sus interacciones con los estudiantes: que no es necesaria la fuerza para cultivar la unidad, el respeto y la amistad; que no se debe forzar un programa alternativo; y que la relación entre novatos y estudiantes de cursos superiores se debe basar en el respeto mutuo en lugar de en el dominio y el control.

Hizo énfasis en que el personal de la universidad también debía estar dispuesto a cuestionarse su propio comportamiento. ¿Daban ejemplo ejerciendo su propia autoridad correctamente? En una sociedad en la que predomina la búsqueda del dominio por la fuerza, ¿los estudiantes podían ver una actitud diferente en los profesores? ¿Demostraban una preocupación genuina por el bienestar de los estudiantes, más que simplemente por el fenómeno de las novatadas?

Una forma mejor

Sanjayan sabía que esto iba a llevar algún tiempo. Probablemente años.

Empezó animando a los estudiantes a plantearse si podía haber una forma alternativa de fomentar la unidad, el respeto y la solidaridad. Estos eran buenos objetivos en sí, pero se podían conseguir tratando bien a los novatos en lugar de atormentándolos. Tratarlos bien era una forma mejor de ganarse su respeto y gratitud. Estos estudiantes de cursos superiores podían dejar un legado como la cohorte que provocó un cambio duradero en la universidad.

Y Sanjayan oró. Algunos días le pedía a Dios la oportunidad de hablarles a los estudiantes que tenían influencia en clase, ¡y surgían oportunidades! En momentos críticos durante el período de seis meses o justo antes de reuniones cruciales pedía a un grupo de personas que apoyaban en oración que oraran con él. Sabían que solo Dios podía transformar el corazón de los estudiantes.

No fue fácil convencerlos, pero después de pasar bastante tiempo consultando con líderes estudiantiles, escuchándolos y creando una visión con una alternativa mejor, los estudiantes decidieron hacer algunos cambios cuando llegaron los novatos al principio del curso de 2018.

Los estudiantes de segundo planificaron un programa alternativo de orientación dirigido a fomentar la unidad y la amistad por medio de actividades divertidas y juegos como una carrera de sacos y lanzar y atrapar huevos sin la humillación y el maltrato que conllevan las novatadas. La fiesta de bienvenida (que supuestamente marca el fin de las novatadas) se adelantó a la cuarta de semana del curso. Se organizó un debate entre estudiantes de varios cursos y seminarios para ayudar a los estudiantes a establecerse y para ofrecer consejos para aprender inglés.

Estas iniciativas tuvieron mucho éxito y ayudaron a los estudiantes de cursos superiores a ver que la fuerza no es la única forma de crear comunidad y de ganarse el respeto de los novatos.

Paso a paso

Pero no todo salió bien.

A pesar de los esfuerzos del personal de vigilar los espacios universitarios durante las primeras semanas, tuvieron lugar algunas novatadas, especialmente fuera del campus, entre ciertos grupos étnicos.

Y hubo algunas batallas que Sanjayan y el departamento decidieron no pelear este año. Una de estas batallas fue la obligación de vestir de cierta forma (los mayores les dijeron a los novatos que no llevaran zapatillas de deporte o vaqueros y que fueran bien afeitados hasta la fiesta de bienvenida; a las chicas las obligaron a llevar falda y trenzas en el pelo). Novatadas por teléfono también fueron otra cosa contra la que no se luchó (los estudiantes mayores se ponen en contacto con futuros novatos y los obligan a llamarlos y a llevar a cabo ciertas tareas antes de empezar la universidad).

Hubo bastante progreso pero no tanto como se esperaba.

¿Por qué es tan difícil que cambien las cosas? Sanjayan reflexionó:

“Parece como si pensaran que es una amenaza a su identidad como estudiantes de cursos superiores si los de primer curso no los escuchan. Si queremos que cambien las cosas a largo plazo necesitamos que los mayores lleguen a estar seguros de sí mismos y que acepten este tipo de comportamiento y que no les moleste. No creo que podamos asumir que son lo suficientemente maduros como para hacerlo solos. Quizás deberían serlo, pero nuestra cultura no ayuda nada. Hay muchas razones: piensan que los mayores no serán respetados, es una amenaza a su poder y a su control, va en contra de todo lo que conocen”.

Profetas de un futuro que no es nuestro

Se avanzó mucho dentro de este departamento en esta universidad, pero aún queda mucho por hacer.

Sanjayan espera que si se mantiene un esfuerzo coordinado, dentro de cinco años quizás podrán acabar con las novatadas.

Sanjayan está orando para que surja un grupo de estudiantes que tengan el valor y la imaginación para negarse a infligir el daño que recibieron ellos.

En momentos de desánimo este año, las palabras del poema de Ken Untener lo animaron:

Puede que sea incompleto, pero es un principio,

un paso en el camino, una ocasión para que entre

la gracia del Señor y haga el resto.

Es posible que no veamos nunca los resultados finales,

pero ésa es la diferencia entre el jefe de obras y el albañil.

Somos albañiles, no jefes de obra,

ministros, no el Mesías.

Somos profetas de un futuro que no es nuestro.

De Profetas de un futuro que no es nuestro.

Ora por los grupos estudiantiles en Nepal

Los líderes estudiantiles de NBCBS Nepal han estado reuniéndose habitualmente a lo largo del año para formarse para dirigir estudios bíblicos inductivos. Y está teniendo un gran impacto.

Para muchos estudiantes, la formación les ha proporcionado la confianza que necesitaban para abrir la Biblia con otros. Saru, una estudiante, nos habló de su experiencia:

«Según he puesto en práctica los métodos de estudio bíblico inductivo, mi grupo de estudio bíblico se ha ido interesando más en aprender acerca de la Biblia. Y esto me ha ayudado a alcanzar a personas en el grupo.»

Entre seis y nueve estudiantes vienen habitualmente al grupo de estudio bíblico de Saru. Los estudiantes están comentando que nunca habían estudiado la Biblia antes con tanto interés y profundidad.

La formación también es una oportunidad para animarse los unos a los otros en las luchas que afrontan como estudiantes cristianos en Nepal. La fe cristiana es ridiculizada más y más por los profesores y es motivo de burla entre los demás estudiantes. Ante la apatía, las actitudes pluralistas, el cristianismo nominal y las restricciones legales, compartir el Evangelio es muy difícil.

Por favor, ora con nosotros por los estudiantes en Nepal.

  • Ora para que los estudiantes deseen abrir la Biblia juntos cada semana.
  • Ora para que los miembros del grupo de estudio bíblico de Saru, al igual que otros estudiantes cristianos, vivan vidas diferenciales y piadosas en el campus.
  • Ora para que los estudiantes cristianos se mantengan firmes ante la oposición.

¡Gracias por orar con nosotros!

Ora por un estilo de vida evangelstico en la India

El número de estudiantes en la India es impresionante. Hoy en día hay 35 millones. Los expertos predicen que para el año 2025 en la India habrá más estudiantes que en ningún otro país del mundo. El campo es realmente enorme.

En respuesta a esto, UESI India ha estado invirtiendo en el discipulado y la formación para equipar a sus estudiantes y graduados para que vivan y hablen acerca de Jesús. Este año ya hemos celebrado talleres acerca de la evangelización por medio de conversaciones, los medios de comunicación evangelísticos, el mentorazgo para líderes y las misiones.

En la India no resulta fácil compartir el Evangelio. El clima espiritual puede ser muy tenso, como nos comenta la obrera Athma:

«Hay un espíritu anti-cristiano levantándose en algunos grupos de fundamentalismo religioso que atacan deliberadamente a los cristianos que están entregados a la oración y a la evangelización. Ora para que los estudiantes cristianos sean vibrantes en la evangelización, convirtiéndola en nuestra forma de vida, y que seamos valientes y pacientes cuando afrontemos oposición.»

UESI celebrará otra semana de formación misionera en unas semanas. Por favor, únete a nosotros y oremos por el campamento:

  • Ora para que se levanten muchos obreros y sean capacitados para alcanzar a los grandes campos de la India.
  • Ora para que los estudiantes sean moldeados por las prioridades de Dios y que tomen unas decisiones sabias acerca de su carrera y su ministerio tras graduarse.
  • Ora para que Dios les provea con recursos económicos y personales para el campamento.
  • Ora por la obra pionera en los campus nuevos en la India.

¡Gracias por orar con nosotros!