Un profundo compromiso con el cambio social
Teníamos que formar parte de la solución. Demasiadas vidas se perdían sumidas en la profunda desesperanza arraigada en mi país. ¿Cómo podíamos ver el sufrimiento de estas personas y no hacer nada, si conocíamos una esperanza que podía sanar su angustia? Después del Día Mundial del Estudiante, nuestro grupo de FOCUS Sri Lanka nos desafió a identificar los problemas sociales del país y actuar. Nos atrevimos a observar y, al hacerlo, descubrimos una palabra espantosa: suicidio.
No nos resultaba desconocida. La habíamos oído en múltiples ocasiones en las noticias o incluso entre susurros con los amigos. Sabíamos que era un problema, pero, como la mayoría, nunca lo habíamos afrontado directamente. El suicido es un tema incómodo y que no es fácil de discutir en las cenas o reuniones familiares. Pero, si no lo entendemos, nuestros esfuerzos no valdrán para nada. Teníamos que hablar con los afectados por el suicidio.
Entender el problema
El año pasado, el tema del Día Mundial del Estudiante se centró en derrocar las barreras de las universidades y desafió a los universitarios a examinar los problemas de la sociedad. Rebecca y un grupo de estudiantes de FOCUS Sri Lanka sintieron la necesidad de abordar el problema de los suicidios en su país. Para comprender el problema, diseñaron un proyecto de investigación para recopilar datos de los más afectados de la región oriental. A través de una red de pastores, conformaron una lista de los pueblos donde podían realizar entrevistas. A pesar de que era un tema violento, confiaban en que la iniciativa serviría para cambiar cosas.
Sus esfuerzos fueron bienvenidos en todos los lugares que visitaron. Rebecca lo explica:
«Cuando fuimos a los pueblos, los líderes nos ofrecieron una cálida bienvenida. Agradecieron nuestra iniciativa y nos apoyaron. Compartieron los problemas prácticos de los habitantes y las complejidades principales que afrontan juntos».
Antes de comenzar el proceso de entrevistas, los estudiantes hablaron con los pastores de las localidades, que los aconsejaron sobre los desafíos potenciales. Hablaron con diferentes hogares y obtuvieron una orientación previa que les resultó muy útil. Muchas personas querían participar en la investigación, pero lidiar con un tema tan delicado requería sensibilidad. Tras escuchar atentamente a sus consejeros, las difíciles conversaciones que entablaron dieron resultados significativos. Rebecca explica que la investigación mostró cuán poco entendían a las personas afectadas por el suicidio.
«Al principio, teníamos unas miras estrechas sobre el suicidio. Pensábamos que era algo que ocurría solo en los más jóvenes. Pero tras contactar con las personas de estas aldeas comprendimos la situación real».
El estudio mostró que la mayoría de las víctimas eran mujeres casadas de entre 25 y 35 años. Habitualmente se trataba de agricultoras que caían en desesperanza debido a problemas financieros. Si bien estos casos eran mayoritarios, también descubrieron que muchos jóvenes de entre 16 y 25 también cometían suicidio debido a problemas de relaciones.
Pasar a la acción
Con estos nuevos conocimientos, los estudiantes pasaron a la segunda fase de su plan. Comenzaron una campaña en cada pueblo para impartir charlas en iglesias y escuelas secundarias explicando por qué el suicido no es la solución. Aconsejaron a los asistentes que compartieran sus problemas con personas de confianza y los animaron a ampliar sus oportunidades laborales mediante la educación. Y lo que es más importante: compartieron la compasión de Dios y el poder de la oración.
Rebecca se maravilló ante la respuesta de la campaña.
«Poco después de acabar estos programas de concienciación, al menos una persona nos contactó para comentarnos su perspectiva. Otros compartieron sus problemas y nos pidieron ayuda. Nos desearon lo mejor y nos animaron a celebrar eventos similares en otros pueblos e iglesias».
Los estudiantes se conmocionaron. No podían creer que una sencilla idea inspirada por el Día Mundial del Estudiante hubiera ejercido un impacto tan grande. Rebecca lo explica:
«Aprendimos una lección sobre cómo hacer más por el futuro de nuestra sociedad, revelar a Dios en la identificación y resolución de problemas sociales y cómo ayudar a la sociedad como cristianos».
¿Qué puedes hacer tú para cambiar tu sociedad?
Rebecca dice que para abordar las injusticias debemos dejar de mirarnos a nosotros mismos y abrir los ojos a los problemas ajenos. Nos recomienda que empecemos a identificar las injusticias que se dan en el propio campus para alzar la voz en contra de las mismas. Por último, recuerda a los estudiantes que su testimonio del amor de Dios es lo que debe animarles a pasar a la acción.
FOCUS Sri Lanka representa un ejemplo de estudiantes que identificaron un problema y tomaron iniciativa. No esperes a que los demás actúen contra las injusticias de la sociedad. Mira alrededor, identifica los problemas y alza la voz para cambiar las cosas.