El diálogo inter-religioso necesita la apologética
Ser testigo de Cristo requiere hacer afirmaciones de verdad
Traducido del inglés por Ellie Monteiro
Los cristianos se enzarzan en el diálogo con sus vecinos religiosos y no religiosos por una serie de razones. Puede que quieran conocerles mejor o puede que quieran aprender de la sabiduría que han adquirido sus vecinos a lo largo de sus vidas. Puede que quieran descubrir cómo pueden convivir cuando sus comunidades están en tensión, o puede que quieran discutir proyectos de interés común para el beneficio de nuestras comunidades. Una de las razones principales para participar de un diálogo tan atento es el deseo de compartir nuestra fe en Jesucristo como Salvador y Señor en el que tenemos una vida plena (Juan 10:10) con la esperanza de que abracen con gozo este precioso regalo.
Tal testimonio inter-religioso debería ser holístico. No podría limitarse nunca a lo meramente intelectual, sino que siempre debe implicar a la persona completa. En este artículo discutiré por qué ser un testigo cristiano integral implica aportar razones para nuestra fe. Hablaré acerca de por qué el testimonio cristiano necesita tener un componente apologético, un factor que, en momentos de necesidad, deberá estar en la vanguardia de nuestra atención.
¿Por qué aceptan a Cristo las personas de otras religiones?
Cuando reflexionamos acerca del papel del testigo apologético compartiendo las buenas nuevas de Jesucristo, somos conscientes de que muchos factores juegan un papel cuando la gente de religiones radicalmente distintas o de trasfondos ideológicos diferentes llegan a la fe en Cristo. Por ejemplo, Rahil Patel, nacido a una familia hindú en el Este de África, se convirtió en una figura de liderazgo en la rama europea del movimiento mundial hindú Gujarati. Él relata la historia de cómo lo dejó todo para hacerse swami. Pero se volvió progresivamente insatisfecho con el movimiento, especialmente con la falta de espacio para hacer preguntas críticas y con la imposibilidad de encontrar la libertad religiosa y la satisfacción que le prometía su gurú. Aún así, el evento decisivo que le llevó a la fe en Cristo tras irse y abandonar su antiguo hogar espiritual fue una experiencia poderosa ante la presencia y el amor de Dios durante la adoración cristiana.*
En otras historias, hay distintos aspectos que toman protagonismo. A veces, la bienvenida y el cuidado proporcionado por la comunidad cristiana desarrolla un papel esencial, como en la conversación del musulmán Ahmadiyya Steven Masood y la monja budista inglesa Esther Baker.* El pintor cristiano de origen chino He Qi comparte un testimonio personal, en el que nos relata que durante la Revolución Cultural secretamente copió una imagen de una madre y un bebé por el pintor renacentista italiano Rafael. Y este acontecimiento se convirtió en un factor esencial de su conversión. No fue hasta muchos años más tarde que descubrió que era una imagen de María y de Jesús. Para él, esta imagen fue un icono de la paz y la presencia divina que le guiaron en su camino hacia la fe.
Estas historias no deberían leerse tan solo a nivel humano, ya que señalan la importancia de traer a Dios a la palestra si queremos llegar a comprender estas historias de conversión. En ocasiones los motivos son muy explícitos, como cuando los musulmanes testifican haber visto apariciones de Cristo. También hay otras historias de conversiones instigadas por experiencias de sanidad y liberación mediante el poder del Espíritu Santo como en las comunidades budistas de Sri Lanka. Y, por supuesto, Dios también esté presente en lo ordinario. Tal es el caso en la historia de la conversión del zoólogo de Oxford, Andy Gosler, que llegó a Cristo desde un trasfondo secular. Se encontró con Dios tras unas reuniones que parecían coincidencias y tras recibir los mensajes adecuados en los momentos más oportunos.* Dios suele trabajar indirectamente, mediante eventos, experiencias, personas y comunidades. Por tanto, el reconocimiento del papel decisivo del Espíritu Santo en el proceso de conversión no hace que los factores más humanos sean redundantes.
Dichos factores pueden incluir una búsqueda intelectual de la verdad que puede llegar a jugar un papel crucial. El musulmán egipcio Mark Gabriel relata la historia de cómo el mismo Corán le motivó a buscar la verdad, pero llegó a sentirse profundamente insatisfecho por su comunidad religiosa. Esta comunidad estaba dispuesta a usar la presión, la violencia y hasta las amenazas de muerte para desalentar una búsqueda abierta. Al final, esta búsqueda de la verdad, combinada con la supresión de su comunidad de su búsqueda, le llevó a Cristo.* El estudio de los musulmanes que se convierten a Cristo de Jean-Marie Gaudeul señala que la historia de Gabriel no es un caso aislado. El descubrimiento de lo razonable y lo verdadero de la fe cristiana es uno de los cinco temas recurrentes que Gaudeul señala en estas historias de conversión.*
Dado el pequeño número de historias de conversión en las que la búsqueda de la verdad era el principal detonante para abrazar a Cristo, el testimonio apologético de los miembros de otras comunidades religiosas pueden no parecer tan importantes. Una visión más detenida de estas historias muestra, sin embargo, que cuestionar la verdad juega un papel decisivo en muchas de ellas, aunque dichas preguntas a veces permanezcan en el trasfondo. Ciertamente, hay una serie de formas en las que el testimonio cristiano a otras religiones requiere dar y recibir razones, formas en las que el diálogo inter-religioso necesita la apologética.
1. Evitando la manipulación
En primer lugar, el diálogo inter-religioso necesita la apologética porque de otra forma la evangelización se vería reducida al proselitismo en el sentido más negativo. La evangelización no puede limitarse nunca a un llamamiento emocional o al aprovechamiento de las necesidades inmediatas de las personas que les escuchan. El evangelio es, sin duda, la respuesta a nuestras necesidades más profundas pero debe ser aceptado como tal porque creemos que es verdadero. La misión cristiana es radicalmente distinta a la propaganda y es contraria a cualquier forma de manipulación. En ocasiones, las misiones pasadas han usado el poder y la manipulación, de ahí la creación del término ‘cristianos de arroz’. Es algo de lo que debemos arrepentirnos. Debemos arrepentirnos porque Dios mismo no se impone a los demás, sino que siempre se ofrece gratuitamente, permitiendo que se le rechace. Los profetas pueden ser rechazados; el Hijo de Dios mismo aceptó el rechazo hasta el punto de ir a la cruz. Dios quiere que su gente acepte libremente su regalo de amor. Podría imponerse y obligarnos a ser sus esclavos o podría manipularnos para aceptar su gracia, pero quiere que seamos sus hijos, sus amigos y hasta su esposa. Estos regalos solo pueden ser aceptados libremente. El padre del hijo pródigo era una personificación de Dios mismo: el padre no obligó a su hijo a permanecer con él, sino que le permitió que se alejara hasta una tierra lejana, y mientras tanto, esperaba impacientemente su regreso. Del mismo modo, los apóstoles y los evangelistas en el Nuevo Testamento no usaron nada salvo un llamamiento a la verdad y la bondad del mensaje de Jesús para traer a la gente hasta la conversión, confiando en el poder del Espíritu en lugar de la manipulación ingeniosa.
Este llamamiento a aceptar libremente la verdad y la bondad del evangelio refleja la naturaleza del evangelio y la relación que Dios desea tener con nosotros. Y tiene una importancia especial estos días. En un tiempo en el que las religiones están tan asociadas con el abuso del poder, necesitamos subrayar que invitamos a los demás a creer en este mensaje por su verdad y bondad, no porque queramos aumentar los números de nuestra comunidad, ganar una mayor influencia, o beneficiarnos de alguna otra forma. Debemos evitar toda manipulación. El testimonio apologético es, por tanto, crucial para demostrar que la evangelización es distinta del proselitismo en el sentido negativo. También resulta importante en países en los que distintas comunidades religiosas viven juntas en tensión y donde las conversiones son vistas como amenazas al equilibro social.
Debe quedar claro que, por encima de todo, nuestros esfuerzos evangelísticos no buscan aumentar la influencia de nuestra comunidad, sino que se trata de Dios y la salvación. En segundo lugar, debe resultar claro que la conversión no es primordialmente un cambio en la postura política (aunque pueda incluirlo), sino que es un cambio de lealtad que pasa a reconocer a Cristo como Señor y Salvador. En tercer lugar, debe resultar claro que cuando otras comunidades religiosas usan el poder y otros medios de manipulación para generar conversiones no le hacen justicia al concepto de la religión, al menos no como hemos llegado a conocer a Dios por medio de Cristo. Los que están fuera de la fe puede que no estén convencidos porque los intereses que están en juego son demasiado grandes. Pero al menos los cristianos tienen buenas razones para seguir retando a los demás y lo hacen con integridad.
2. Respondiendo al relativismo
El diálogo inter-religioso requiere también de la apologética porque sin ella carecemos de respuestas ante el relativismo religioso.
El relativismo religioso es una variedad del relativismo cultural que cree que las convicciones religiosas no tienen nada que ver con una realidad universal y objetiva. Desde esta perspectiva, las creencias religiosas no son más que proyecciones o construcciones de los mismos creyentes religiosos. La gente abraza el relativismo cultural y religioso por una variedad de razones. Puede ser porque les permite vivir cómodamente en lo inmediato, sin considerar ninguna pregunta acerca del significado real de la vida. Puede que sea porque tienen interese políticos en imponer las convicciones religiosas en la esfera privada. Puede que sea porque se han dado por vencidos y creen que no podrán descubrir la verdad acerca de Dios, la salvación o el significado del ‘vértigo de la relatividad’* a resultas de la multitud de opciones. En cualquier caso, una sencilla afirmación de que el cristianismo es distinto no les proporcionará una respuesta. Necesitaremos defender que los asuntos reales son los que están en juego dependiendo de nuestra religión o cosmovisión. Las prácticas religiosas no son un epifenómeno de otras realidades, sean económicas, políticas, sociales o el bienestar psicológico. El relativismo es paralizante, haciendo que todo intercambio de ideas religiosas sea juego sin maldad en lugar de un asunto profundamente serio que afronta las cuestiones de la verdad absoluta, el significado y la salvación. En una cultura relativista, si no explicamos por qué creemos que nuestras convicciones son igual de verdaderas y buenas para los demás como lo son para los Cristianos, entonces no tendremos respuesta al relativismo.
3. Alcanzando a los que están profundamente implicados en sus tradiciones religiosas
En tercer lugar, la evangelización inter-religiosa requiere de la apologética porque de cualquier otra forma no tendremos mensaje alguno para los que están profundamente implicados en otras religiones.* La misión cristiana suele invertir más en los que están privados de derechos en otras comunidades religiosas, es decir, aquellos que han sido marginados o dejados de lado. Es obvio que aquellos que están bien arraigados en sus propias tradiciones religiosas pueden estar menos abiertos a considerar las alternativas. Si Jesucristo es solo una respuesta a la pobreza y a la injusticia o el fin de una búsqueda de comunidad o identidad, entonces los evangelistas cristianos no tienen nada que decirle a los que están invertidos en otras tradiciones religiosas. Pero si los cristianos creen que Jesús es la respuesta a nuestra profunda necesidad de salvación y nuestro deseo por Dios, entonces deberíamos tener un mensaje para los que están profundamente embebidos por sus comunidades. Solo podemos alcanzarles si empezamos a dialogar sobre lo que cree la gente con apertura e integridad. Necesitamos hablar acerca de cómo nuestras creencias responden a nuestras necesidades más profundas y nuestros deseos más elevados, preguntando qué creencias están justificadas y donde puede hallarse la salvación verdadera.
Hablar con los que están en el corazón de otras comunidades religiosas se ve exacerbado por el hecho de que otras tradiciones religiosas disponen de su propio discurso apologético, tanto a favor de sus propias creencias como en contra de la tradición cristiana. Muchos musulmanes, por ejemplo, están convencidos de que el islam es una religión mucho más racional que el cristianismo con sus creencias irracionales acerca de la Trinidad y la redención y sus escrituras y su moral corrupta. Estas visiones tienen un poder tan fuerte en estas comunidades que muchos de sus miembros apenas considerarán la fe cristiana como una alternativa seria aún cuando estén inmersos en su búsqueda espiritual y sean conscientes del mensaje cristiano. Muchos hindúes no consideran la conversión porque su apologética hacia otras tradiciones religiosas les dicen que todo el mundo debería experimentar crecimiento espiritual dentro de las tradiciones religiosas en las que nacen.*
Confianza gozosa
Algunos escépticos podrían argumentar que estas apologías del hinduismo, el islam y otras religiones muestran precisamente por qué las apologéticas inter-religiosas carecen de sentido: ¿acaso esto demuestra que la verdad no puede ser conocida? Sin embargo, el hecho de que halla tal diversidad de opinión no muestra que la verdad no puede ser confirmada, incluso cuando estas opiniones están bien consideradas. Considere un caso paralelo: A la gente puede ocurrírsele políticas económicas contrastantes acerca de cómo reducir la tasa de desempleo en un país. El debate puede ser complejo y tener muchas capas, considerando sesgos ideológicos, intereses personales y lealtades históricas que puedan estar en juego. Pero la complejidad del caso no implica que no merezca la pena tener el debate. A pesar de esta complejidad, un lado podría justificarse en su creencia de que ellos tienen la solución al problema.
Los cristianos creen que no nos hemos han quedado retenidos en una serie de relatos incompatibles acerca de Dios, entre las que necesitamos adivinar las cosas de la mejor forma posible con las evidencias limitadas de las que disponemos. Creemos que en medio de todas las conversaciones humanas acerca de Dios, Dios mismo aparece en escena. Como dice Lesslie Newbigin, cuando hemos estado hablando acerca de alguien y esa persona aparece entre la conversación, la naturaleza de dicha conversación cambia, o al menos debería cambiar. Se nos ha invitado a participar en una conversación con la persona de la que hemos estado hablando hasta ahora.* Los cristianos dan testimonio de Cristo a otras religiones, porque creemos que ha cambiado completamente la naturaleza de la conversación y queremos invitar a los demás a unirse a nosotros en un agradecido reconocimiento del Salvador y el Señor de todo.
Preguntas para debatir
Lea Benno van den Toren, “Por qué el diálogo inter-religioso requiere apologética,” y Juan 10:1–21.
- ¿Qué quiere decir Jesús en Juan 10:10 cuando dice, “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.” (NVI)?
- ¿El razonamiento de la verdad jugó un papel en su conversión? ¿Y en la conversión de alguien a quién conozca?
- ¿Qué diferencia hay entre la manipulación y ofrecer libremente el regalo del amor de Dios?
- ¿Cómo responde usted al relativismo religioso ante la idea de que las convicciones religiosas tengan relación con una realidad universal y objetiva?
- ¿Qué le podemos decir a un miembro de otra religión que cree que su religión es verdadera y buena?
Lecturas adicionales
- Gabriel, Mark A. Jesus and Muhammad: Profound Differences and Surprising Similarities. Lake Mary, Fla: Charisma House, 2004.
- Guinness, Os. Fool’s Talk: Recovering the Art of Christian Persuasion. Downers Grove, Ill.: IVP Books, 2015.
- Netland, Harold A. Encountering Religious Pluralism: The Challenge to Christian Faith and Mission. Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 2001.
- Patel, Rahil. Found by Love: A Hindu Priest Encounters Jesus Christ. Watford: Instant Apostle, 2016.
- Toren, Benno van den. Christian Apologetics as Cross-Cultural Dialogue. London; New York: T. &T. Clark, 2011.
- Williams, Paul. The Unexpected Way: On Converting from Buddhism to Catholicism. Edinburgh; New York: T & T Clark, 2002.
Notas al pie
[1] Rahil Patel, Found by Love: A Hindu Priest Encounters Jesus Christ (Watford: Instant Apostle, 2016), 194ff.
[2] Steven Masood, Into the Light: A Young Muslim’s Search for Truth (Carlisle: OM, 1997), 194ff; Esther Baker, I Once Was a Buddhist Nun (Nottingham: Inter-Varsity Press, 2009).
[3] Andrew G. Gosler, “Surprise and the Value of Life,” in True Scientists, True Faith: Some of the World’s Leading Scientists Reveal the Harmony Between Their Science and Their Faith, ed. R. J. Berry (Oxford: Monarch Books, 2014), 176–95.
[4] Mark A. Gabriel, Jesus and Muhammad: Profound Differences and Surprising Similarities (Lake Mary, Fla: Charisma House, 2004).
[5] Jean-Marie Gaudeul, Called from Islam to Christ: Why Muslims Become Christian (Crowborough: Monarch, 1999).
[6] Peter L. Berger, The Heretical Imperative: Contemporary Possibilities of Religious Affirmation (Garden City, N.Y.: Doubleday, 1980), 9.
[7] Harold A. Netland, Encountering Religious Pluralism: The Challenge to Christian Faith & Mission (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press; Leicester: Apollos, 2001), 247.
[8] Ibid., 256–59.
[9] Lesslie Newbigin, Proper Confidence: Faith, Doubt, and Certainty in Christian Discipleship (London: SPCK, 1995), 11.
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