El cuidado de la creación y la crisis climática
¿Es problema nuestro?
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP27 concluyó en noviembre. Tuvo lugar en Egipto y estuvo rodeado de polémica por los derechos humanos y eclipsado por otros acontecimientos políticos importantes. La creación de un fondo específico para pérdidas y daños fue un punto importante y un avance para los países en vías de desarrollo.
El hecho de que la COP27 resultara ser un desastre demuestra que todos nos estamos equivocando una y otra vez al enfrentarnos a las probabilidades existenciales y catastróficas de la crisis climática. Quizás nos sintamos paralizados porque el problema es demasiado grande. O igual sentimos a veces que el cambio climático es problema de otro y que puede ser la prioridad de otra personas, no la nuestra. Para nosotros hay otras exigencias y otros propósitos más urgentes. Pero esta forma de abordarlo, individualista y corta de miras, no es suficiente. Como cristianos, necesitamos preguntarnos qué es lo que dice Dios sobre este tema.
La participación en temas del cambio climático podría parecer un proyecto secundario para los movimientos de IFES y algo que tiene el peligro de distraerlos de la urgencia del evangelio. Especialmente cuando nuestros ministerios se encuentran con obstáculos, puede parecer irrelevante e incluso irresponsable esforzarse en este tema. ¿Cómo podemos conectar con el tema del clima con determinación, sin sentir que nos estamos desviando a otro llamado?
El evangelio no es una píldora mágica
Si pensamos que ocuparnos de temas relacionados con el cambio climático nos desvía de lo importante, significa que no hemos entendido que este evangelio de la vida, muerte y resurrección de Jesús es más amplio y más profundo de lo que pensábamos. Nuestro mensaje no es una fórmula espiritual ni una píldora mágica que queremos que se traguen nuestros estudiantes. Es un llamado a realinearnos con la verdad de Dios, de nosotros y de nuestro mundo. Es una invitación milagrosa a conocer a la persona, a Jesús, que ha “trastornado el mundo entero” (Hechos 17:6). Cuando los estudiantes son liberados por la gracia que salva, transformados delante de Dios, esta renovación rebosa y fluye a todas las áreas de la vida, incluyendo nuestro carácter, familia y ambiciones. Jesús se niega a que lo metamos en una caja. Si declaramos que es Señor de nuestra vida, las implicaciones se dejan ver. No hay realidad que no sea afectada.
En IFES luchamos por honrar esta verdad en nuestro compromiso con la capacitación de los estudiantes para que puedan participar completamente en la gran frontera cultural que es la universidad. Conectar con la Universidad es un valor central de IFES, además del nombre de uno de nuestros ministerios de recursos globales, que tiene el objetivo de ofrecer varios tipos de apoyo a los movimientos nacionales. Animamos a los estudiantes no a vivir en una “burbuja santa”, sino a aplicar su fe a los temas que hay en mundo en el que vivimos. “Crecer en el compromiso de por vida” es una de las cuatro prioridades del plan estratégico de IFES y nuestra visión es ver cómo los estudiantes transformados tienen un impacto en la sociedad para la gloria de Cristo. Los problemas del clima forman parte cada vez más de todas las disciplinas.
También están integrados en otros problemas existenciales a los que se enfrentan los estudiantes de IFES tanto en su vida académica como profesional. La crisis climática es también una crisis sanitaria, tal y como se está empezando a reconocer alrededor del mundo. No se puede separar de los problemas de opresión de los ciudadanos y la geopolítica y, naturalmente, ya está teniendo graves consecuencias para las personas más pobres del mundo.
Una cuestión de testimonio, discipulado y obediencia
A medida que trabajamos para ser sal y luz (Mateo 15:13-16), un movimiento global de estudiantes que se declaran seguidores de Jesús, no podemos ignorar el impacto real en personas reales. También debemos entender las injusticias que ha perpetrado el Norte global. Los cristianos de EE.UU., el Reino Unido y la Unión Europea, que viven en naciones que colectivamente son los principales culpables del daño ecológico y las emisiones de dióxido de carbono, pero que sufren unas consecuencias mínimas, no pueden ignorar la justicia climática como algo demasiado lejano o demasiado grande. Si la situación continúa, dentro de unas cuantas décadas habrá partes de África y Asia del Sur que quedarán inhabitables a causa del cambio climático. Somos un movimiento estudiantil global y formamos parte de una iglesia global. El mandato bíblico es cuidar de todas las personas, de defender la justicia y recordar a los hermanos que sufren (Hebreos 13:3).
También está el tema del testimonio. Peter Harris, fundador de A Rocha International, una red de organizaciones cristianas dedicadas a la conservación de la naturaleza, escribe que al fundar la organización, “fue alarmante encontrarnos no solo con que había muy pocos cristianos trabajando en organizaciones medioambientales, sino también que el pensamiento y las acciones de los cristianos eran los principales responsables de la degradación medioambiental”. Un líder importante de la protección del medio ambiente le dijo a Harris que “la teología evangélica y la forma de actuar incontrolada de las grandes empresas eran las dos amenazas más grandes para la biodiversidad global, y a menudo tenían líderes en común”.
Esta reputación embarazosa, que surge del descuido y la explotación del entorno natural (que no es bíblico), necesita ser algo del pasado, especialmente si queremos alcanzar una generación de estudiantes muy preocupados por la crisis climática. Una metodología holística para conectar de forma significativa con las Escrituras y con los temas que hay en la universidad capacitará a los estudiantes para rechazar tanto la avaricia de las grandes empresas como la apatía medioambiental a la hora de tomar sus propias decisiones, dejando que se basen en el evangelio a la hora de abordar su profesión, el entorno natural y su responsabilidad como ciudadanos globales.
El núcleo de estudiantes de VBH, el movimiento de IFES de Eslovaquia, en Bratislava salió a la calle para colaborar con el Día Mundial de la Limpieza, una iniciativa global secular que empezó en Estonia. Después de limpiar las calles, tuvieron una actividad para hablar sobre la firma de Dios en la creación que vemos a nuestro alrededor. La idea era ayudar a los estudiantes a alabar a Dios por lo que ha creado y honrarlo cuidando del entorno. “Estamos convencidos de que Dios nos dio la responsabilidad de ser administradores en esta tierra,” dice Dominika, obrera de VBH. “Podemos ver cómo hemos fallado en esta tarea”. Nos podemos arrepentir de nuestro egoísmo y de haber explotado la tierra sin tener cuidado de ella, cantando como hizo el salmista y declarando que “del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella” (Salmos 24:1).
“Reconócelo en todos tus caminos” (Proverbios 3:6)
En la Asamblea Mundial de agosto de 2023 habrá un tiempo para hablar de la crisis climática. Los conferenciantes serán Ed Brown, catalizador del Cuidado de la Creación del Movimiento de Lausana y director y fundador de la iniciativa medioambiental de EE.UU. Care of Creation, y Denise Thompson, directora de Black Scholars and Professionals en InterVarsity, el movimiento de IFES de EE.UU. Tenemos ganas de examinar esta pregunta con tantas naciones representadas en persona.
A nivel de las bases, los estudiantes y obreros están integrando el cuidado de la creación en sus actividades. GBU, el movimiento de la República Democrática del Congo (RDC), organizó hace poco un encuentro sobre el clima, tratando matices como el concepto de “dominio” en Génesis 1. Louise, una obrera de Ichtus, el movimiento de habla neerlandesa en Bélgica, se sentía incómoda porque su trabajo requería viajar mucho en avión. Nos cuenta: “Decidí hacer algo para remediarlo. Al volar estaba haciendo algo que realmente no quería hacer”. Con la aprobación de su movimiento, tardó dos días en viajar al encuentro de FEUER en Grecia en tren en vez de en avión.
Nuestra comunidad es una comunidad global, así que el tema de los viajes de larga distancia es inevitablemente difícil. Esto se hizo más evidente en la pandemia, demostrando que podemos funcionar virtualmente pero que sentimos la falta de una conexión real emocional y espiritual. Hay que tomar decisiones importantes a nivel individual y, por supuesto, las alternativas no siempre están al alcance de la mano. Sin embargo, es alentador tomar buenas decisiones como esta cuando surja la oportunidad.
En otras partes de IFES, algunos están dando prioridad a la integración de los temas climáticos en el ministerio estudiantil de forma más intencional. Dos de los catalizadores de la Iniciativa Logos y Cosmos (ILC), como parte del programa de Conectar con la Universidad, están tratando temas del clima: Johnny Ngunza de GBU RDC y Johnny Patal de GEU, el movimiento de Guatemala.
Guatemala es uno de los países del mundo más vulnerables al cambio climático. El proyecto de Johnny se basa en la premisa de si se promueve la conversación entre estudiantes de Guatemala de disciplinas diferentes y que saben de teología, se generarán soluciones impactantes. El desarrollo de los recursos de estas conversaciones también podrá ayudar a multiplicar los efectos. “La crisis medioambiental requiere la participación de diferentes tipos de personas, incluyendo académicos de diferentes disciplinas, políticos, figuras religiosas y ciudadanos” explica Johnny. “Esto es difícil de conseguir en la sociedad, pero es un punto fuerte en los movimientos de IFES”.
Por otro lado, después de fundar la Another Sound of Africa University, el arquitecto Johnny Ngunza está dirigiendo un proyecto que aborda los mismos temas de una forma más específica. Su trabajo trata de resolver el problema de la erosión del suelo en su ciudad, Beni, puesto que esto no solo dificulta el desarrollo económico urbano, sino que también provoca contaminación, degradación del suelo y pérdida del hábitat.
Junto con los estudiantes de GBU, Johnny está probando la arquitectura bioclimática y la nueva construcción, además de técnicas ecológicas. Talleres, conferencias y formación promueven la integración de la teología y los temas del medio ambiente. “En esta fase de desarrollo” cuenta Johnny, “los estudiantes tienen la palabra al materializar ideas que han tenido durante los talleres de innovación. Me encanta ver cómo hacen suyo el proyecto y construyen sobre cimientos bíblicos y científicos para hacer propuestas concretas”.
El evangelio para una creación que fue sometida a la frustración (Romanos 8:20)
Tal y como demuestra perfectamente el proyecto de Johnny, los temas del medio ambiente no se pueden separar de los problemas económicos y ambas cosas se deben tener en cuenta a la hora de dar testimonio con impacto en la sociedad.
Hay mucho trabajo por hacer para mejorar nuestra respuesta al cambio climático y una fórmula única y dividida no funcionará. La Biblia no trata a Jesús de esa forma. En Romanos 8, Pablo explica la increíble idea de que la creación entera se redime por medio de Cristo; es por medio de la victoria de Cristo que “la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8:21).
La historia que cuenta Dios es mucho más grande que nuestros pequeños propósitos. Colosenses 1:16 dice que todo ha sido creado por medio del Hijo de Dios y para Él. Una visión de la redención que incluye el mundo en el que vivimos no solo nos motivará a conservar lo que Dios ha creado para sí, sino que también nos ayudará a entender mejor el evangelio que presentamos a los estudiantes. El cuidado de la creación no se desvía de nuestros propósitos. Es una expansión de nuestro conocimiento de Dios y la profundidad de la gloria en la que nos llama a estar con Él.