Canadá: Cuando las preocupaciones nos abruman

Esta edición de Prayerline está escrita por Tasia, una estudiante de InterVarsity Canadá del grupo estudiantil en la Universidad de Ottawa.

«Este año me he sentido más confusa y abrumada de lo que me gustaría tener que admitir. En realidad, perdí mucha de mi alegría y esperanza en el futuro. Desearía desesperadamente poder decir que mi fe era tan fuerte que las pruebas que vinieron durante este año no me afectaron, pero eso, sencillamente, no es cierto. He pasado la mayor parte del tiempo triste y agobiada. Me ha entristecido ver cómo el mundo se divide, con tanta gente (especialmente dentro de la iglesia) discutiendo, y me ha abrumado no poder encontrar una salida. Supongo que sabía que la respuesta era Jesús, pero estaba tan atormentada por los problemas que esto no me tranquilizaba.

«Mientras seguía orando, dejé de abrirme a Dios sobre mis miedos y preocupaciones. Tenía miedo de que no pudiera resolverlos. No me atrevía a entregarlo todo en las manos siempre capaces de Jesús, porque había perdido mi fe en su capacidad para cambiar las cosas. Evitaba los problemas a toda costa, por lo que me aislaba.

«En mi confusión, había un versículo bíblico que se me repetía: ‘Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso’ (Mateo 11:28). Este versículo me vino a la mente un millón de veces a lo largo de varios meses antes de que lo entendiera realmente, pero una noche, oí a Dios decirme ‘estos problemas son demasiado grandes para que los cargues tú. Deja que me ocupe de ellos por ti’. Finalmente, todo me quedó claro. Me di cuenta de que, incluso con mis mayores esfuerzos, no podía resolver los problemas entre mis amigos y mi familia, y mucho menos los problemas del mundo entero. Así que, esa noche le entregué a Dios mis preocupaciones, mi confusión y mi tristeza y decidí dejar que Él las resolviera por mí.

«La comunidad de InterVarsity fue comprensiva y acogedora, y me animó a seguir conectada con Dios cuando yo quería esconderme. Un líder se reunía regularmente conmigo, convirtiéndose en los únicos momentos en los que sentía que podía descargar mis pensamientos más complejos. Tenía miedo de sacarlos a relucir en otro lugar. Mi líder me escuchó amablemente, me ofreció consejos imparciales y piadosos, y me dio la libertad de ser honesta sin juzgarme. Cuando la escuela abrió de nuevo, me animó mucho ir a las noches de adoración y ver que no era la única cristiana en el mundo. Fue increíble ver a un grupo de jóvenes adorando a Dios, a pesar del estado del mundo. Me recordó quién es Dios y cuáles son sus promesas para este mundo. Nunca nos abandona.

«Algo empezó a cambiar en mi corazón. Ahora no siento esa tensión en mi mente, ni ese nudo en el estómago. Me he dado cuenta de que necesito rodearme de otros cristianos, cuya fe y esperanza en Jesús me animen a seguir confiando en Él para todo. Este año he aprendido que Jesús lleva mis cargas y lucha mis batallas, y que necesito esforzarme continuamente para descansar en Él.»

Ora por estudiantes como Tasia y por la obra de InterVarsity:

  • Ora para que Tasia siga siendo fortalecida, para que “por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe […]” (Efesios 3:16-17).
  • Oremos por los obreros de InterVarsity, para que Dios siga trabajando a través de ellos para animar y discipular a los estudiantes.
  • Ora para que los estudiantes de todo el mundo descansen en «las manos siempre capaces de Jesús», entregándole sus temores sobre el estado del mundo. Oremos para que Dios continúe convirtiendo a los estudiantes, como Tasia, en embajadores de Cristo que puedan marcar una diferencia real en el mundo para su gloria.

Una versión de este artículo fue publicada originalmente en el blog de InterVarsity Canadá, que puedes leer aquí.

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