Las muchachas más allá de Ipanema

La violencia contra la mujer en las universidades brasileñas

Deborah Vieira

Traducido del inglés por Laia Martínez

“Garota de Ipanema” (“La muchacha de Ipanema”) es una de las canciones brasileñas más tocadas en el mundo. Representa el estereotipo brasileño: playa, sol y biquinis. Lo que poca gente sabe es que la muchacha de Ipanema, Helô Pinheiro, la musa de la canción, tenía solo dieciséis o diecisiete años cuando Tom Jobim y Vinícius de Moraes escribieron la canción con treinta y cinco y cuarenta y nueve años respectivamente. En una entrevista con el sitio web portugués Sábado[1], Helô Pinheiro afirma que sólo los conocía como “unos hombres que bromeaban siempre que pasaba por delante de ellos al salir de la escuela, a menudo vestida de uniforme”. Helô no pareció decirlo en un sentido negativo, pero para aquellas mujeres que han sufrido los horrores del acoso, a menudo a una edad más temprana que la de Helô, esta canción puede adquirir un significado totalmente diferente. Una campaña promovida en Brasil por Think Olga en 2015 reunió 82.000 tuits con historias sobre las primeras experiencias de acoso sufridas por mujeres. Una vez fueron analizados, se constató que la edad media del primer acoso era 9,7 años y que una de las palabras más repetidas en las historias era “escuela”. [2]

En Brasil, el acoso sexual sigue a las mujeres desde la infancia hasta la edad adulta, incluyendo el tiempo que pasan en la universidad. Una encuesta realizada por el Instituto Avon y Data Popular muestra que el 49% de las mujeres en un ambiente universitario han sido víctimas de una descalificación intelectual debido a la cuestión de género; el 67% afirman haber sido sometidas a la violencia en la universidad o en ambientes relacionados; el 56% de las estudiantes han sido acosadas en la universidad; el 36% decidieron no participar en las actividades académicas debido al miedo a ser acosadas o agredidas; el 25% de las mujeres estudiantes fueron insultadas o atacadas por rechazar las insinuaciones de un hombre en la universidad o en fiestas universitarias y, finalmente el 63% no reaccionó frente estos actos de acoso o violencia.

No reaccionamos porque nos sentimos inseguras. La gran mayoría de las universidades intentan encubrir estos casos. Las probabilidades de que al acusado se le conceda impunidad están directamente correlacionadas con la fortuna del agresor o el prestigio de la universidad o curso. Uno de los casos más representativos en Brasil sucedió en 2014, cuando se estableció un comité para investigar las denuncias de violación en las universidades de São Paulo. De las diez denuncias formales, seis estaban relacionadas con la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP) y, de los estudiantes involucrados, solo uno había sido suspendido de las actividades académicas, aunque no había ido a la cárcel a pesar de ser acusado de violación, un crimen según el código penal brasileño. La suspensión duró un año y acabó en septiembre de 2016. Desde entonces, el presunto violador se graduó en Medicina y en abril de 2017 obtuvo una licencia para ejercer la medicina otorgada por el Consejo Regional de Medicina del estado de Pernambuco.[3]

Las mujeres están acostumbradas a ver que, cuando denuncian un crimen, es a ellas a quien se considera locas o malvadas, por pretender acabar con la vida y las carreras profesionales de sus agresores. La mujer es la verdadera culpable, pues estaba en el lugar equivocado, en un momento equivocado y llevando la ropa equivocada. Todo está mal, excepto para el agresor. Una encuesta por Data Folha mostró que un tercio de los brasileños culpan a la mujer por haber sido violada.[4] El Jornal GGM publicó un artículo donde se relataba que una de las alumnas que denunció una violación relacionada con la Facultad de Medicina fue intimidada y amenazada a través de las redes sociales: “Esa escoria de la Facultad de Medicina de USP debería ser erradicada de la humanidad… Basura… Esas prostitutas sucias deberían desaparecer e irse a estudiar algo más afín a su mentalidad y esencia”.[5] Hay 3.5 veces más denuncias de violación que arrestos. Es común que los órganos públicos y las universidades no actúen sobre estas denuncias, pues temen que afecte a su reputación, especialmente en el caso de las universidades privadas. También existe la preocupación de que la policía no haga nada al respecto o de que el hecho de hacer algo acabe por perjudicar aún más a la víctima.

Por otro lado, en los últimos años, el número de colectivos feministas y grupos de apoyo a las mujeres ha ido creciendo, tanto dentro como fuera de las universidades brasileñas. Un ejemplo es el Coletivo Feminista Geni, responsable de llamar la atención sobre los casos de violación relacionados con la Facultad de Medicina de USP. Muchos de estos colectivos están siendo ubicados en el mapa por el proyecto MAMU (Mapa de Coletivos de Mulheres) y, a pesar de no tener ningún poder institucional, buscan denunciar y apoyar a las mujeres en este tema.[6] En una encuesta llevada a cabo por el Jornal do Campus da USP se observó que, de las setenta y siete estudiantes universitarias entrevistadas, cuarenta afirmaron que no sabrían a quién acudir en un caso de acoso o agresión y solo doce dijeron que llevarían el caso a los colectivos feministas o se lo dirían a sus amigas. [7]

Ser cristiano en tiempos de violencia contra la mujer en la universidad

La respuesta cristiana a la violencia contra la mujere dentro y fuera de la universidad se desacredita a menudo. Muchos cristianos evangélicos que defienden los derechos de las mujeres en Brasil se encuentran con la oposición de los no cristianos por su opinión negativa de los cristianos evangélicos. Los cristianos evangélicos son estereotipados como personas incultas cuyos líderes y pastores financian políticos corruptos y roban a los creyentes con promesas de bendiciones a cambio de dinero. El público en general, y a menudo en los ambientes universitarios, asocia cualquier mención a las iglesias evangélicas con la persecución de homosexuales y religiones afrobrasileñas, el blanqueo de dinero, el proselitismo y proyectos políticos corruptos que muchas veces son perjudiciales para las mujeres. La iglesia evangélica no es vista como una iglesia que muestra el amor de Cristo con fuerza y sinceridad, o como una iglesia que defiende y lucha por los oprimidos, como lo hacía el pastor Martin Luther King, Jr., y la defensa de los derechos civiles de los afroamericanos en los Estados Unidos.

Por desgracia, no andan muy equivocados. De hecho, esta es la posición que generalmente ha tomado la iglesia evangélica en Brasil. Cuando alguien menciona la necesidad de hacer algo respecto a la violencia contra las mujeres, no es inusual escuchar cosas como estas:

  • “No eres cristiana. Esto crea desavenencias y divisiones (Gálatas 5:20). ¡Quieres ser superior a los hombres! Prefieres ideologías más que el Evangelio. Lo correcto es predicar el Evangelio, más allá son asuntos del mundo, que nos distraen del mandamiento de Cristo, que es solamente predicar el Evangelio (Mateo 28:19–20)”.
  • “Todas las mujeres deberían someterse a todos los hombres. No se trata de machismo, sino de la voluntad de Dios”.
  • “El hombre es la cabeza, el cerebro, no la mujer, lo que significa que las mujeres no tienen la misma racionalidad, por lo que es correcto que estén subyugadas a los hombres”.
  • “Génesis 1:26 dice que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, pero no la mujer, por lo que es correcto decir que los hombres y las mujeres no son iguales en dignidad”.
  • “Si una mujer ha sido acosada o agredida es porque ella, como Eva, tentó al hombre, fue la piedra que hizo tropezar al hombre”.

Todo ello está en la base de la violencia contra la mujer, pues tergiversa su valor y apoya las prácticas violentas, además de prevenir que las víctimas sean cuidadas y de permitir que los agresores queden sin rendir cuentas. Lo que vemos es que es más importante proteger la reputación de un “Adán”, que fue injustamente tentado, que cuidar a la víctima.

Una mujer cristiana en la universidad se dará cuenta entonces de que se encuentra en un fuego cruzado. Tiene las mismas probabilidades que cualquier otra de sufrir tales maldades, por mucho que el peso de la mala teología que la rodea le haga guardar silencio. Muchos movimientos cristianos consideran que oponerse a la violencia contra la mujer es un asunto del mundo, a la vez que relacionan, erróneamente, la sumisión a Cristo y a los demás mencionada en la Biblia con la sumisión y el sacrificio personal de las mujeres respecto al abuso que experimentan. A menudo, se culpa a la víctima y se la llama, de manera peyorativa, “Eva”. La madre de todos los seres humanos es tratada como la encarnación del pecado y la tentación. Estas personas afirman que el abuso tiene lugar porque la mujer está viviendo en pecado o sin “cobertura espiritual”, porque no ora los suficiente o porque ha sido una piedra de tropiezo. El pecado del agresor es tratado como el pecado sexual de la mujer, como si ella hubiera sido un participante activo y hubiera recibido placer por el hecho de ser violada o acosada. Esto consume a la víctima y le crea sentimientos de culpabilidad y vergüenza que, añadidos a las acusaciones procedentes de pastores y líderes (los que deberían estar al lado de las víctimas, apoyándolas), acaban por convencerlas de que no deberían buscar ayuda ni denunciar el crimen.

La violencia contra la mujere en la universidad y la Biblia

En Génesis 1:26 encontramos la creación de la raza humana (“adamah”, lo que significa “tierra”). La mayoría de las versiones de la Biblia más usadas traducen este término como hombre, en el sentido del ser humano del género biológico masculino. Algunas personas usan esto para justificar que solo los hombres fueron creados a imagen y semejanza de Dios, ignorando el versículo 27, donde se nos presenta la división del género biológico en varón y hembra, lo que reafirma que ambos fueron hechos a imagen y semejanza de Dios y que, por tanto, ambos poseen una dignidad inherente.

Otro punto relacionado con la traducción puede observarse en Génesis 2:28. En cuanto a la creación de la mujer, la Nueva Versión Internacional dice: “Voy a hacerle una ayuda adecuada”, y la traducción portuguesa Almedia Corrigida e Atualizada dice: “una auxiliadora que le sea idónea”. En hebreo, la mujer es “ezer Keneghdô”, siendo ezer un sustantivo, y no un adjetivo, que significa “asistencia”, “ayuda”, “auxilio” (este mismo ezer puede encontrarse en Ebenezer, que significa, literalmente, “piedra de auxilio” y no “piedra auxiliadora”). Por tanto, no se trata de una relación de subordinación, asimetría y desigualdad que tanto escuchamos en las iglesias, sino que la mujer está presentada como alguien que viene a añadir, creando el hombre y la mujer una unidad integrada. Una vez más, esto muestra que la mujer está al mismo nivel que el hombre, y no debajo de él.

En el capítulo 3, Eva y Adán desobedecen a Dios y comen el fruto prohibido. Entonces, se les abren los ojos y se dan cuenta de su desnudez, por lo que corren a cubrirse con hojas de higuera. Por tanto, la primera consecuencia del pecado es la ruptura en las relaciones. No se sienten cómodos estando uno frente al otro cuando Dios llama a Eva, a Adán y a la serpiente para preguntarles qué han hecho y sellar la consecuencia de su desobediencia.

Es importante que entendamos que lo que pasa a continuación lo cambia todo, pues se pasa de un mundo que vivía en perfecta comunión con Dios al mundo caído que conocemos, con cicatrices claras y profundas producidas por la ruptura en la relación entre Dios y los seres humanos, entre los humanos y otros humanos y también entre el hombre y la mujer. Dios le dice a Eva: “Desearás a tu marido, y él te dominará”. (Génesis 3:16, NVI). Esta frase indica una consecuencia, no un mandamiento, exclusivo para el género femenino. (El sufrimiento, el sudor, el cansancio y todo lo demás que Dios anuncia a Adán también afecta a las mujeres, pero este pasaje nunca se usa para eximir a las mujeres de hacer cualquier tipo de trabajo). La consecuencia, en la que la mujer es dominada, muestra una jerarquía de poder y subyugación donde uno es más importante que el otro, y la Biblia nos dice que esta no es la voluntad de Dios (Lucas 9:46–48), sino una mancha del pecado. La interpretación de que la mujer es un ser inferior que puede (y debe) ser dominada está en la raíz de la violencia contra las mujeres y en la ausencia de voz para poder denunciarla y luchar para acabar con ella.

La muerte de Cristo en la cruz tuvo lugar para restaurar y reconciliar lo que se había roto, para restaurar la comunión entre Dios y la humanidad y también para restaurar la comunión entre humanos, hombres y mujeres. Las Buenas Nuevas rompen completamente las expectativas de la sociedad sobre el género. En la lógica del Reino, Emanuel, Dios con nosotros, decide caminar junto a mujeres, hablar con ellas en público y darles voz (como cuando lo hizo con la mujer samaritana en Juan 4:4–42), prepararlas para que puedan enseñar (María en Lucas 10:38–42), sanarlas e integrarlas completamente en la sociedad (la mujer con la hemorragia en Lucas 8:48) y presentar a las mujeres como modelos de fe (la viuda que dio una ofrenda en Lucas 21:1–4).

Las Buenas Nuevas escandalizan tanto nuestros valores que fueron anunciadas primero a las mujeres. Ellas fueron las que se levantaron pronto para visitar la tumba de Cristo y fueron sorprendidas por las buenas nuevas de que Jesús no estaba entre los muertos, ¡sino que había resucitado (Lucas 24:11)! Solo Pedro creyó a las mujeres, aunque el texto no nos revela si creyó que Jesús había resucitado o que el cuerpo había desaparecido. Los otros hombres consideraron las palabras de las mujeres como fruto de la locura y solo las creyeron cuando Simón dijo que había visto al Cristo resucitado. La reconciliación que nos trae Jesús es escandalosa. Donde el último es el primero, el más pequeño es considerado el más grande, donde no hay judíos ni griegos, ni esclavos ni hombres libres, ni hombres ni mujeres… Pues somos llamados a ser uno en Cristo (Gálatas 3:28) y todos iguales en dignidad.

Las teologías malas que se han ido enseñando en las iglesias durante siglos nos ciegan con pecados estructurales. Nos convierten en cómplices del pecado y hacen que nos despreocupemos por las víctimas de la violencia. La misma violencia que tiene lugar dentro de las universidades también está profundamente enraizada en nuestras iglesias. Muchos creyentes de estas iglesias, que han aprendido a tratar a las mujeres como seres inferiores, están en las universidades, como estudiantes o como profesores. ¿Cómo una iglesia que no se enfrenta a sus propios pecados de violencia contra las mujeres puede hacer frente a estos asuntos en las universidades? ¿Cómo hemos servido los estudiantes de IFES a nuestras iglesias respecto a estos asuntos? ¿Qué hemos hecho para la expansión del Reino de Dios y la reconciliación entre hombres y mujeres a la luz de Cristo?

Los estudiantes de ABUB como un ejemplo de una respuesta alternativa

En una encuesta sobre la violencia contra las mujeres que se llevó a cabo durante la segunda mitad de 2017 se entrevistaron a 127 estudiantes de ABUB (Aliança Bíblica Universitária do Brasil), el movimiento de IFES en Brasil.[8] Una de las preguntas era: “¿Te gustaría que tu grupo local de ABU[9] hiciera algo respecto a la violencia contra las mujeres?”, a lo que el 96.3% de las mujeres respondieron “Sí”, mientras que solo un 64.2% de los hombres respondieron afirmativamente. A pesar de ello, muchos estudiantes universitarios que forman parte de ABUB, procedentes de diferentes cursos, universidades y ciudades en Brasil, por la gracia de Dios no se están sometiendo a los patrones de este mundo. Han reflexionado sobre estos asuntos y están predicando sobre el Cristo al que le preocupan las mujeres y su sufrimiento:

  • El ABU en la ciudad de Lavras organizó una reunión en octubre de 2016 con el tema “Mujer, ¿por qué lloras? La violencia contra las mujeres: ¿Qué tiene la iglesia que decir sobre ello?”. Las reuniones incluyeron recitales de poesía, charlas y debates abiertos sobre el tema. Se invitó a cristianos y a no cristianos a que se acercaran a Jesús y a su mensaje de libertad para las mujeres.
  • En ABU es normal que haya grupos pequeños en las diferentes universidades y escuelas y que se reúnan una vez a la semana para compartir a Cristo mediante estudios bíblicos inductivos. Muchos de estos grupos, asociados a ABUB, en varias ciudades fueron incentivados por el Projeto Redomas (un proyecto interdenominacional que “busca llamar la atención sobre problemas causados por la opresión sufrida por la mujer, considerada natural en los ambientes de fe, así como también dar voz a estas mujeres”) para llevar a cabo estudios bíblicos inductivos en las universidades sobre la vida de las mujeres en la Biblia y sobre la relación de Jesús con las mujeres.
  • En junio de 2017, en la ciudad de Pirassununga, el equipo regional de ABUB para los estados de São Paulo y Mato Grosso do Sul organizaron una reunión para hombres para hablar de la masculinidad sana a la luz de la Biblia, que no sigue los patrones de dominio y violencia existentes en la cultura general.
  • En 2014, el grupo ABU de la ciudad de Pelotas organizó el Festival Mira! con el apoyo de la universidad y el ayuntamiento y parte del proyecto fue financiado por el apoyo evangelístico creativo de IFES. Uno de los paneles tuvo lugar en el Centro de Arquitectura, Cine y Arte y se centró en hablar sobre las mujeres en el mundo del arte y cómo este puede tratar los temas de la violencia contra las mujeres y la representación de lo que es femenino.
  • En muchas capacitaciones locales, regionales y nacionales de ABUB, se ofrecen charlas, debates y seminarios sobre el tema.
  • Además, o quizás a causa de esto, existen muchas iniciativas individuales en las que estudiantes de ABUB se involucran en la comunidad académica mediante la representación estudiantil (lo que llamamos centros académicos o directorios centrales de estudiantes). Algunos también participan en manifestaciones organizadas de oposición a la violencia contra las mujeres, dentro y fuera del ámbito universitario, pues este es un problema generalizado y las universidades forman parte de la sociedad, por lo que no deberían considerarse como un mundo aparte.

A muchos estudiantes brasileños les preocupa la violencia contra las mujeres, pero no saben cómo responder a ella de manera práctica. Creo que esto también les pasas a los hermanos y hermanas de otros países. Sugiero que abramos nuestros ojos y oídos para ver a la mujer que sufre y llora en nuestras escuelas y universidades. ¿Y si escuchásemos, como lo hizo Jesús, el sufrimiento de las mujeres sin voz en la sociedad? ¿Y si nos reuniésemos con nuestro grupo local de IFES, escucháramos a las mujeres en el grupo y su dolor, oráramos por ellas y juntos pensásemos en formas para transformar y reconciliar nuestras escuelas y universidades con el amor que recibimos de Cristo?

“¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos!” (Proverbios 31:8, NVI).

Preguntas para debatir

Es posible que sea difícil hablar de ciertos temas cuando hay hombres y mujeres en el mismo espacio. Muchas mujeres están acostumbradas a ser silenciadas y es por esto que es importante que las animemos a hablar. Sin embargo, a muchas mujeres que han sido acosadas, violadas o agredidas es posible que les cueste hablar de su experiencia en un grupo. Es importante ser sensibles a la hora de tratar con este asunto. Avisa al grupo de antemano sobre cuál es el tema a debatir y comprende si hay mujeres que deciden no participar en la reunión o discusión. Si alguna mujer decide compartir su experiencia con el grupo, por favor, guarden lo compartido entre las personas presentes y acuérdate de darle un abrazo, apoyarla y orar por ella.

Lee el artículo “Las muchachas más allá de Ipanema” y los siguientes pasajes bíblicos:

  • Génesis 3:1–17
  • Lucas 24:1–11
  • Gálatas 3:28
  1. ¿Cómo trató Jesús a estas mujeres? ¿Qué demuestra este trato? Puedes basar tus respuestas en los pasajes bíblicos que acabas de leer.
  2. Incluso en países con más igualdad, las mujeres aún se enfrentan a retos y violencia, también en las universidades. ¿Cómo son vistas las mujeres en tu país? Piensa en tus compañeras, profesoras y trabajadoras de tu universidad. ¿Cómo se las trata? ¿Están siendo silenciadas?
  3. Como hombre, ¿cómo has tratado a las mujeres a tu alrededor en la universidad? ¿Cómo ha sido tu testimonio? ¿Cómo te comportas cuando un amigo, compañero o profesor hace algo contra una mujer? ¿Has sido cómplice?
  4. Mediante una encuesta realizada con estudiantes de ABUB sobre la violencia contra las mujeres en la universidad, descubrimos que el 25.3% de las mujeres de ABUB que contestaron las preguntas y que habían sido víctimas de algún tipo de acoso o violencia en la universidad o en un ambiente parecido habían encontrado refugio o apoyo en su grupo local de ABUB.[10] ¿Escucha tu grupo local a las mujeres? ¿Cómo crees que ven tu grupo local las mujeres que están siendo oprimidas? ¿Es un lugar de apoyo? ¿O es un lugar donde se las ve como culpables y cómplices de lo que les ha ocurrido?
  5. ¿Como podemos abrir los ojos de nuestros grupos locales respecto a estos temas y hacer que sean más acogedores?
  6. ¿Cómo ve la teología adoptada por tu iglesia a las mujeres? ¿Se las trata como seres inferiores?
  7. ¿Cómo ve tu grupo local de IFES a las mujeres? ¿Es diferente de cómo se las ve en tu iglesia? ¿De qué manera puede contribuir tu grupo local con la iglesia? O, ¿Cómo puede tu iglesia contribuir en este asunto dentro de tu grupo local?
  8. ¿Cómo crees que acogería Cristo a estas mujeres que están sufriendo hoy? ¿Es diferente de cómo la sociedad trata la violencia contra las mujeres?
  9. ¿Hay algo por lo que los hombres deseen pedir perdón a las mujeres?

Otras referencias


Notas al pie

[1] Dulce Garcia, “Com Tom Jobim foi tudo platónico’ diz a Garota de Ipanema,” (“Todo fue platónico con Tom Jobim”, disponible en portugués)Sábado, 1 de marzo 2015, http://www.sabado.pt/vida/pessoas/detalhe/com-tom–jobim-foi-tudo-platonico.

[2] “Hashtag Transformação: 82 mil tweets sobre o #PrimeiroAssedio,” (“Etiqueta Transformación: 82 mil tuits sobre #PrimerAcoso”, disponible en portugués) Think Olga, 2015, http://thinkolga.com/2015/10/26/hashtag-transformacao-82-mil-tweets-sobre-o-primeiroassedio/.

[3] Daniel Mello, “Ex-aluno da USP acusado de estupro obtém registro de médico em Pernambuco,” Agência Brasil, 2 junio 2017, http://agenciabrasil.ebc.com.br/geral/noticia/2017-06/ex-aluno-da-usp-acusado-de-estupro-obtem-registro-de-medico-em-pernambuco.

[4] Fernanda Mena, “Um terço dos brasileiros culpa mulheres por estupros sofridos,” (“Un tercio de los brasileños culpa a las mujeres por ser violadas”, artículo disponible en portugués) Folha de S. Paulo, Visitado el 21 de septiembre de 2016 http://m.folha.uol.com.br/amp/cotidiano/2016/09/1815301-um-terco-dos-brasileiros-culpa-mulheres-por-estupros-sofridos.shtml.

[5] Luis Nassif, “Medicina da USP registra 8 casos de estupro e 2 contra homossexuais, aponta MPE,” Jornal GGN, 12 noviembre 2014, https://jornalggn.com.br/noticia/medicina-da-usp-registra-8-casos-de-estupro-e-2-contra-homossexuais-aponta-mpe%20.

[6] Mapa de coletivos de mulheres (MAMU) (Mapa de Colectivos de Mujeres — MAMU, disponible en portugués), visitado el 6 de febrero de 2018. http://www.mamu.net.br/.

[7] Bianka Vieira y Luiza Missi, “Dois anos após CPI, casos de estupro não têm punição,” (“Dos años después de la investigación, los casos de violación acaban sin castigo”, disponible en portugués) Jornal do Campus, 29 noviembre 2016, http://www.jornaldocampus.usp.br/index.php/2016/11/dois-anos-apos-cpi-casos-de-estupro-nao-tem-punicao/.

[8] Deborah Vieira, “Abuenses e a violência contra a mulher,” 2017, https://drive.google.com/file/d/1VbFpQ5OX__xYH5gd4ZoMQrBvm-R3sQP8/view.

[9] Nota de la traductora: Los grupos locales ABU están conectados a ABUB (Aliança Bíblica Universitária), el movimiento nacional de IFES en Brasil. Son grupos de estudiantes cristianos locales y la mayoría se reúnen cada semana.

[10] Vieira, “Abuenses e a violência contra a mulher.”


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