Elisa Cunningham

¿Hay esperanza para la creación?

Las G Newman

En 2010, un distinguido profesor del Instituto de Derecho y Economía de la Universidad de Pensilvania sometió a un examen cruzado el caso del calentamiento global defendido por el que llamó “el establecimiento climático”, liderado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El profesor argumentó que el IPCC y “el establecimiento climático” mostraban una “tendencia sistemática (…) a exagerar lo que realmente se conoce sobre el cambio climático, a la vez que encubría incertidumbres fundamentales e interrogantes acerca de muchos de los procesos clave relacionados con el cambio climático”. [1] Incluso pareció sostener que “prácticamente ninguna afirmación alegada por los defensores del calentamiento global resistiría un análisis riguroso”. [2]

Esta no es una opinión aislada. Justo antes de iniciarse el congreso de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en Cancún, México, en 2010, surgió un informe especial llamado “El fiasco del consenso” [“Consensus Buster” en inglés] donde se afirmaba que “más de 1.000 científicos de todo el mundo no están de acuerdo con las declaraciones acerca del calentamiento global causado por el ser humano”. Se esperaba que el informe especial, de 321 páginas, “moderara la cumbre climática de las Naciones Unidas en Cancún”. Los escépticos y negadores del cambio climático que produjeron el informe defendían que los informes de IPCC (a) presentaban una evidencia científica distorsionada, (b) provocaban un “miedo climático” y (c) causaban un escándalo en la comunidad científica climática, conocido como “climagate”.[3]

Una evidencia científica abrumadora

Una década más tarde, el mundo está alarmado por la abrumadora evidencia científica y realidades existenciales del calentamiento global. Muchos han declarado que estamos ante una “emergencia climática”. Se pueden encontrar evidencias de los significativos trastornos ambientales en todas partes.

  • En la actualidad, el 97% de científicos de todo el mundo están de acuerdo en que el planeta Tierra (la superficie terrestre, el cielo y los océanos) se está calentando, rápida y peligrosamente, a un ritmo más acelerado de lo normal.
  • Las realidades actuales como los fenómenos meteorológicos extremos están ocurriendo más a menudo y con más intensidad, lo que resulta en más inundaciones destructivas, sequías prolongadas e incendios masivos entre otros.
  • El impacto medioambiental, cada vez mayor a causa del crecimiento demográfico, la urbanización, la industrialización, el consumo energético y las emisiones de carbono, afecta la calidad del aire, aumenta el riesgo de pandemias en la salud pública y amenaza con pérdidas en la biodiversidad.
  • La desaparición de la selva tropical y la disminución en la producción agrícola global han incrementado el miedo a una escasez global de alimentos y a un flujo cada vez mayor de refugiados climáticos. Ninguna comunidad es inmune al cambio climático.

¿Deberíamos desesperar?

Según mi opinión, el debate sobre el estado del planeta y el futuro del medio ambiente está creando cierta desesperación. Hay muchos interrogantes. La vulnerabilidad actual de la Tierra, ¿ha sido causada por fuerzas naturales o antropogénicas? ¿Es la crisis ecológica global cíclica, irreversible o irreparable? ¿Está nuestra civilización, tal y como la conocemos, a punto de extinguirse?[4] ¿Existe una voluntad política y moral suficiente para combatir el desastre inminente e inevitable que tenemos delante? ¿Hay esperanza para la creación? 

Desde el punto de vista bíblico, la respuesta es un enfático “sí”, hay esperanza. La esperanza cristiana se basa en el Dios que es el dueño del planeta y en la orden bíblica del cuidado de la creación y la responsabilidad humana. Esta perspectiva nos ayuda a evitar un fatalismo cristiano que sugiere que no podemos hacer nada para evitar o superar el reto abrumador que representan el calentamiento global y el cambio climático.

¿Qué es el cuidado de la creación?

Según mi opinión, el cuidado de la creación es Conciencia, Análisis y Acción hacia todo lo que hay en el mundo que nos rodea. Ello incluye el aire que respiramos, los alimentos que comemos, la ropa que vestimos, la casa donde vivimos, el transporte que usamos, etc. Deberíamos prestar atención a todo lo que apoya la vida y la salud a nuestro alrededor. Jesús apuntó que la creación debía ser entendida como una lección objetiva sobre la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. “Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” (Mateo 6:26). Dios cuida de todo lo que existe en su creación, tanto humana como no humana.

Podemos encontrar un recordatorio del cuidado de Dios hacia la creación en este himno:

Este es el mundo de mi Padre,
Los pájaros entonan sus canciones,
La luz de la mañana, el lirio blanco,
Declaran su alabanza a su hacedor.
Este es el mundo de mi Padre,
Él brilla en todo lo bueno;
En el susurro de la hierba lo oigo pasar;
Me habla en todas partes.[5]

El salmista también señaló que la creación es un objeto de conciencia: “Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: ‘¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?’” (Salmos 8:3-4).

Ser consciente de la creación no solo significa tener curiosidad. Es mostrar interés en los estándares medioambientales establecidos por la comunidad en la que vivimos. Todos los ciudadanos deberían saber qué se espera de ellos al habitar y compartir un espacio común. ¿Conocemos las leyes que prohíben arrojar basura? ¿Sabemos cómo gestionar nuestros residuos? ¿Cómo cuidar de los espacios públicos como los parques, playas, senderos naturales, laderas de las montañas y, especialmente, las áreas protegidas? Ser consciente también incluye prestar atención a los acuerdos de política mundial cuyo objetivo es proteger el planeta Tierra, nuestro hogar común. Por ejemplo, ¿sabías que el Acuerdo de París de 2015 ha sido firmado por 194 países miembro de las Naciones Unidas?[6]

Una cosa es observar, ser consciente. Y otra es conocer los hechos, analizar. Los escépticos y negadores del cambio climático profesan mantener una posición agnóstica respecto a las evidencias reconocidas por la mayoría de los científicos del clima. “Nadie sabe realmente”, afirman.[7]

No podemos ignorar las evidencias brutales del calentamiento global y el cambio climático. Si lo hacemos, lo hacemos por nuestra cuenta y riesgo. La realidad exige una inmediata acción, adaptación, mitigación, conservación, preservación y prevención del abuso y degradación del medio ambiente. La integridad del planeta exige justicia. Para hacer justicia es necesaria la acción, incluyendo el fomento del cuidado y la protección del medio ambiente y la persecución de los crímenes medioambientales, como por ejemplo la destrucción masiva y deliberada de la selva amazónica.[8]

¿Por qué debemos preocuparnos?

Los cristianos se preocupan por el medio ambiente por tres razones principales.

Obediencia a Cristo

Jesús dijo: “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos” (Juan 14:15, NVI). La obediencia a Cristo es esencial para nuestra ética cristiana. Tal y como apunta Chris Wright, “destrozar la propiedad de otra persona es incompatible con amar a esa persona”.[9] De la misma manera, el Compromiso de Ciudad del Cabo afirma que “nos preocupamos por la Tierra, sencillamente, porque pertenece a Aquel a quien llamamos Señor”, quien la creó y la ama.[10]

Un evangelio que proclamar

El evangelio es para toda la creación, tanto humana como no humana. Toda la creación “gime” y anhela la redención (Ro. 8:18-22). En Cristo, “a Dios le agradó habitar en él con toda su plenitud y, por medio de él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz” (Col. 1:19-20).

Un regalo que debemos apreciar

El Compromiso de Ciudad del Cabo del Movimiento de Lausana ofrece una guía clara sobre cuál es la responsabilidad del cristiano respecto al medio ambiente. “Este amor por la creación de Dios exige que nos arrepintamos por nuestra contribución a la destrucción, dilapidación y contaminación de los recursos de la tierra y nuestra complicidad en la idolatría tóxica del consumismo. En cambio, nos comprometemos a una urgente y profética responsabilidad ecológica”.[11] “Una urgente y profética responsabilidad ecológica” significa llevar a cabo acciones valientes y decisivas para salvaguardar el bienestar del medio ambiente sin tener en cuenta intereses personales o fuerzas compensatorias. Las acciones valientes y proféticas que están teniendo lugar en la actual crisis ecológica global revelan cuánto apreciamos y honramos al Señor de la creación.

¿Encaja el cuidado de la creación con la misión evangélica?

El cuidado de la creación encaja perfectamente con la misión de Dios. Como Creador del cielo y de la tierra, Dios establece su creación para que revele quién es Él, ofrezca vías para alabarle y declare su gloria hasta “los confines de la tierra”, para que la tierra se llene del conocimiento de la gloria del Señor “como las aguas cubren los mares” (Hab. 2:14).

Las misiones evangélicas desempeñan un papel fundamental en el cuidado de la creación. Al igual que las misiones médicas o el trabajo realizado por la Mission Aviation Fellowship (Comunidad Misionera de Aviación), el cuidado de la creación es crucial. La magnitud de la crisis medioambiental global es enorme y multidimensional y afecta a la población de todo el mundo, que en la actualidad supera los siete mil millones de personas. Es por ello que cuando 4.200 líderes evangélicos internacionales procedentes de 198 países se reunieron en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en 2010 para el Tercer Congreso de Lausana, el cuidado de la creación ocupó un lugar importante en el programa. La primera conferencia global de Lausana después de Ciudad del Cabo fue sobre “El Cuidado de la Creación y el Evangelio”, y yo fui uno de los líderes senior. Esa conferencia, que tuvo lugar en Jamaica en 2012, reunió a 57 participantes procedentes de 26 países tan variados como la India, Argentina, Bangladesh, Benín, Kenia, Uganda, Singapur, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá. La decisión colectiva, conocida como el “Llamado a la Acción de Jamaica”,[12] generó una Red de Cuidado de la Creación que está encabezando una campaña global en defensa del cuidado de la creación.

¿Qué podemos hacer?

Hay muchas cosas que podemos hacer como estudiantes individuales, como docentes, obreros, graduados y juntos en nuestras comunidades y organizaciones para tener un efecto directo en el reto ecológico presente y futuro al que nos enfrentamos. Ejemplos de cosas que puedes hacer: 

  1. Prestar atención a los árboles que te rodean. Cuando tengas la oportunidad, planta un árbol.
  2. Empieza un club medioambiental o únete a uno que exista en tu vecindario, en tu facultad o congregación.
  3. Conviértete en un ecologista (si todavía no lo eres). Ahorra energía, agua, residuos de alimentos, bosques y más.
  4. Reduce tu factura energética. Busca recursos de energía alternativos. Usa la innovación tecnológica para encontrar nuevos combustibles, electricidad, etc.
  5. No arrojes basura por tu vecindario. Planifica cuidadosamente la eliminación de desechos. Deja de usar plástico.
  6. Lucha en contra de la deforestación. Defiende la protección y conservación de nuestras montañas, ríos, cuencas, humedales, arrecifes de coral, costas y zonas verdes.
  7. Promueve la educación y las campañas de movilización de tu vecindario (como la plantación de árboles, la prohibición de fuegos en el bosque, la correcta eliminación de desechos y la protección de la vida salvaje).
  8. Preocúpate por los pobres y la seguridad alimentaria. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) advierte sobre la escasez de alimentos causada por los precios del combustible, sequías, inundaciones y nuevos patrones climáticos extremos y severos.
  9. Defiende unos asentamientos humanos adecuados y una mejor política de vivienda. (Evita cuencas, cursos fluviales, tierras pantanosas y entornos vulnerables y frágiles).
  10. Apoya y garantiza políticas de transporte público apropiado para reducir las emisiones, mejorar la eficiencia y la calidad del aire y crear una población más sana.
  11. Apoya proyectos de alivio de la pobreza como el agua potable, microempresas y creación de empleo.
  12. Asegúrate de que tu propio entorno, tu hogar, tu iglesia, tu lugar de trabajo y tu vecindario son ecológicos, de alta eficiencia energética, saludables y protectores de la vida.
  13. Participa en el debate sobre el desarrollo económico frente a la protección del medio ambiente que empezó a destacar en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992. Intenta entender estas cuestiones.
  14. Asegúrate de que los organizadores y responsables políticos locales también entienden estas cuestiones.
  15. Asegúrate de que todos entienden la necesidad urgente de una economía con baja emisión de carbono y una sociedad más sana mediante la reducción de las emisiones CO2 y otros gases de efecto invernadero.

Conclusión

En estos tiempos de emergencia climática, todos debemos prestar atención y actuar. No debemos rechazar la ciencia, en especial la ciencia climática, sin una evaluación cuidadosa de los grandes datos científicos globales examinados por los expertos. Rechacemos, sin embargo, los llamados “hechos alternativos” de una opinión científica dudosa que esconden, en realidad, una ideología política o una conveniencia económica. Hay demasiado en juego. La humanidad está sufriendo. La esperanza es necesaria.

Leamos las Escrituras a través de un lente medioambiental. Las Escrituras nos enseñan mucho acerca del cuidado del medio ambiente y la responsabilidad humana. Únete al movimiento del cuidado de la creación. A medida que Dios trabaja a través de nosotros, ayudemos a salvar el planeta y a salvar vidas.

Preguntas para debatir

  1. Ora o canta el Salmo 8. ¿Qué actitud hacia Dios y la creación de Dios te sugiere este salmo?
  2. Lee el Llamado a la Acción de Jamaica. ¿Qué es lo que te llama más la atención? ¿Qué acciones puedes apoyar?
  3. Lee la lista que aparece en el apartado “¿Qué podemos hacer?”. ¿Qué harás (como creyente y como estudiante) para cuidar la creación?

Lecturas sugeridas :

Oportunidades para colaborar

Notas al pie

  1. Jason Johnston, “Global Warming Advocacy Science: A Cross Examination”, Faculty Scholarship at Penn Law 315 (2010): 1, https://scholarship.law.upenn.edu/faculty_scholarship/315.
  2. Lawrence Solomon, “Legal Verdict: Manmade Global Warming Science Doesn’t Withstand Scrutiny”, Financial Post, 6 de junio de 2010, https://business.financialpost.com/opinion/legal-verdict-manmade-global-warming-science-doesnt-withstand-scrutiny.
  3. “More than 1000 International Scientists Dissent over Man-Made Global Warming Claims: Scientists Continue to Debunk Fading ‘Consensus’ in 2008 & 2009 & 2010” (Climate Depot, 8 de diciembre de 2010), https://www.climatedepot.com/2010/12/08/special-report-more-than-1000-international-scientists-dissent-over-manmade-global-warming-claims-challenge-un-ipcc-gore-2/.
  4. “Guardian Launches New Series The Age of Extinction”, The Guardian, 18 de septiembre de 2019, https://www.theguardian.com/gnm-press-office/2019/sep/18/guardian-launches-new-series-the-age-of-extinction.
  5. Maltbie Davenport Babcock, 1901.
  6. “El Acuerdo de París” (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, 2015), https://unfccc.int/process-and-meetings/the-paris-agreement/the-paris-agreement.
  7. Carline Kenny, “Trump: ‘Nobody really knows’ if climate change is real”, CNN.com, 12 de diciembre de 2016, http://www.cnn.com/2016/12/11/politics/donald-trump-climate-change-interview/
  8. Tom Phillips, “Chaos, Chaos, Chaos’: a journey through Bolsonaro’s Amazon Inferno”. The Guardian, 9 de septiembre de 2019, https://www.theguardian.com/environment/2019/sep/09/amazon-fires-brazil-rainforest.
  9. Christopher J. H. Wright, The Mission of God: Unlocking the Bible’s Grand Narrative (Nottingham: InterVarsity Press, 2006), 414.
  10. “El Compromiso de Ciudad del Cabo” (El Movimiento de Lausana, 2011), Parte 1, 7a, https://www.lausanne.org/es/contenido/compromiso-de-ciudad-del-cabo/compromiso.
  11. “El Compromiso de Ciudad del Cabo”, Parte 1, 7a.
  12. “El Cuidado de la Creación y el Evangelio: Llamado a la Acción” (Santa Ana, Jamaica: El Movimiento de Lausana, 2012), https://www.lausanne.org/es/declaracion-de-la-consulta/cuidado-de-la-creacion-llamado-a-la-accion.

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