Un lugar más al que no pertenezco

Cómo Dios utiliza a los niños de tercera cultura para impactar la universidad

No quiero volver jamás a mi primera semana de universidad. Me preguntaron 17 veces de dónde era en un mismo día. La respuesta debería haber sido directa, pero para mí era la peor pregunta del mundo. ¿De verdad querían oír un resumen de cinco minutos de los ocho países en que he vivido? ¿Que de dónde soy? Ni si quiera yo lo sé. 

Mi aspecto era igual que el del resto. Pero por dentro me sentía diferente. ¿Sería este un lugar más al que no pertenezco? No entendía sus bromas. No conocía las canciones que cantaban. Incluso el McDonald’s sabía distinto. Quería llamar a mis padres varias veces por semana, pero ellos viven en el otro lado del mundo, a nueve horas. Empezar de nuevo era muy duro. ¿Por qué me has traído aquí, Dios? 

Definidos por tres letras 

TCK. Estas tres letras no le dicen nada a la mayoría de la gente. Pero para varios millones de personas del mundo, son su definición. Son las siglas en inglés de niño/a de tercera cultura. El término se refiere a las personas que han crecido en una cultura distinta a la del pasaporte de sus padres. 

Como Wianne. Ella es una TCK. Nació en Malawi. Su madre es neerlandesa y su padre sudafricano. Fue a la escuela secundaria en Kenia y ahora estudia salud y sociedad en los Países Bajos. 

Como Matt. Él es un TCK. Es británico, pero nació en Zimbabue y vivió en Kenia, Marruecos, Sudáfrica y Mozambique mientras crecía. Estudia terapia ocupacional en el Reino Unido. 

Como Joshua. Él es un TCK. También es británico, pero creció en Pakistán y Jordania antes de mudarse al Reino Unido con 13 años. Estudió ingeniería en la universidad y ahora se dedica a las TI. 

Para los TCK, ir a la universidad representa un desafío especial: choque cultural, morriña, dificultades para encajar. Pero ser TCK también tiene sus ventajas. Y es que contribuyen de forma única al ministerio estudiantil. Con su experiencia internacional y consciencia cultural, los TCK suelen ser los mejores para ayudar a los estudiantes internacionales. 

Wianne, Matt y Joshua compartieron sus reflexiones sobre su vida como TCK y estudiantes. 

Tratando de sobrevivir. (Wianne) 

«Creo que al principió no lidié muy bien con la transición. Era abrumador. Sentía que se me desvanecía el suelo bajo los pies. Estaba entumecida. Me hizo falta mucha energía solo para sobrevivir. Mi primera reacción fue tratar de integrarme en la sociedad neerlandesa. No quería destacar y ser distinta. Hice lo que pude para encajar y fingía que todo me parecía normal: la comida, la ropa, la forma directa de comunicación, las charlas sin fin sobre el clima… Pero no entendía la cultura neerlandesa y pronto me di cuenta de las diferentes prioridades de la gente que me rodeaba. Echaba de menos mi casa, los amigos de la escuela secundaria internacional, que ahora estaban esparcidos por el mundo, echaba de menos a la gente «normal» de mi alrededor y poder ser yo misma. 

Había decidido seguir a Cristo y bautizarme justo antes de terminar la escuela secundaria. Sabía que Jesús siempre está al control y que es bueno. Pero no me sentía así. La repatriación (regresar a los Países Bajos) fue una les experiencias más duras de mi vida. Sin embargo, en este tiempo de prueba, mi fe profundizó y se volvió más real. 

Echando la vista cuatro años atrás, doy gracias por el lugar donde estoy ¡y me alegro de no tener que cursar de nuevo el primer año! Doy gracias por el crecimiento personal que he vivido en mis años universitarios y mis años de implicación con Ichthus, el movimiento de IFES. Doy gracias a Dios por todos mis amigos neerlandeses que me invitaron a distintas actividades, invirtieron tiempo en escucharme de verdad y me permitieron abrirme y ser yo con ellos. Marcó una gran diferencia para poder adaptarme al país.  

Doy gracias por las oportunidades que he tenido como TCK. Doy gracias por poder conectar tan fácilmente con gente de distintos contextos y culturas, y ser así un puente entre los estudiantes nacionales e internacionales de mi universidad». 

Debería encajar, pero no lo consigo. (Matt) 

«Venir al Reino Unido directamente del polvo de África sin haber vivido aquí por mi cuenta, me sentía fuera de lugar. El desafío principal para mí fue relacionarme con la gente británica. Tengo pasaporte británico y soy blanco, así que por un lado debería encajar. Pero no. Mis prioridades, estilo de vida, temas de conversación y humor son diferentes. 

Recuerdo que un día vi a dos de mis amigos hablando juntos. Me levanté y me puse entre ellos. ¡Instintivamente saltaron alejándose! No lo entendí. Al instante me dijeron que había ocupado su espacio personal poniéndome tan cerca de ellos. ¡Me impactó mucho! 

Recuerdo que un día vi a dos de mis amigos hablando juntos. Me levanté y me puse entre ellos. ¡Instintivamente saltaron alejándose! No lo entendí. Al instante me dijeron que había ocupado su espacio personal poniéndome tan cerca de ellos. ¡Me impactó mucho! 

Ser un TCK y estudiante me ha supuesto desafíos, pero también muchas ventajas. Como TCK, me resulta fácil conectar con gente de otras culturas. Me encanta trabajar con estudiantes internacionales en la universidad. Me encanta ser el puente entre su cultura y el contexto. A través de la iglesia y mi grupo local de IFES, he tenido el privilegio de abrir la Biblia con estudiantes internacionales y ver cómo algunos han conocido al Señor. 

La universidad ha sido (y sigue siendo) uno de los períodos más duros de mi vida. Aún tengo que adaptarme a vivir en el lugar de donde soy según mi pasaporte, pero donde siento que no encajo del todo. 

La universidad también ha sido un lugar de crecimiento espiritual. He aprendido sobre la identidad que tengo en el evangelio de Cristo. Como estudiante, mi iglesia es mi familia y el lugar al que llamo hogar. 

Mi renuencia instintiva (Joshua) 

«Era más o menos el típico estudiante TCK. Me había mudado hacía unos años y me pareció relativamente fácil asentarme y encontrar amigos, así como adaptarme a situaciones nuevas. Igual que otros TCK, tuve que esforzarme para abrirme y desarrollar amistades profundas. En el fondo, siempre guardas una renuencia instintiva, quizá porque te preguntas cuánto tiempo vas a estar allí, si esa amistad llevará a otra dolorosa despedida dentro de unos años… 

Disfruté mucho el tiempo los estudiantes intencionales en la universidad. Tuve amigos cercanos de Japón, Italia, Egipto, Pakistán, Singapur y Malasia. Me encantó conocer a gente de otras culturas, me salía natural.

Ser TCK ha tenido un gran impacto en mi vida. Lo más importante de mí es ser cristiano, y mi ciudadanía es la del cielo. Pero lo segundo que más me define es ser TCK. Si no hubiera sido TCK, creo que me habría conformado con asentarme aquí en el Reino Unido. Pero debido a mi infancia, soy consciente de que existe un mundo entero ahí fuera que necesita que lo alcancen. Si eso significa mudarme al extranjero o servir con gente internacional aquí, aún no lo sé. 

¿De qué formas pueden los demás ayudar a los TCK en la universidad? 

A nivel práctico, los TCK enfrentan muchos desafíos cuando llegan. Abrirse una cuenta bancaria, conseguir que el móvil funcione, cambiar divisas… Esas cosas. También está el tema de las vacaciones universitarias. ¿Adónde vas? No puedes permitirte volver al país donde viven tus padres tres veces al año. Los amigos cristianos y la familia eclesial, con su hospitalidad, pueden marcar una gran diferencia para los TCK durante las vacaciones». 

¿Hay niños de tercera cultura en tu universidad? ¿Hay formas en las que podrías apoyarlos? ¿Qué podrías aprender de ellos? ¿Podrías animarlos de alguna manera a usar sus dones y experiencias para alcanzar a los demás en el campus? 

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