Foto: Petter RudwalUnsplash

Un clima de cambio

Una respuesta a la oposición a la lucha contra el cambio climático

El cambio climático es un tema que divide a los cristianos. Muchos están comprometidos a reducir el impacto dañino que tiene en los pobres y en la creación de Dios que está gimiendo. Estuve en París a finales de 2015 en la COP21, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, orando y haciendo campaña junto a compañeros de A Rocha, Tearfund, el Movimiento de Lausana y la Alianza Evangélica Mundial. Sin embargo, menos de un año después, un 75% de evangélicos blancos estadounidenses votaron a un presidente que ha declarado que el cambio climático es un cuento chino y que ha sacado al país del Acuerdo de París.

La profesora Katharine Hayhoe es una de las científicas climáticas más importantes del mundo que ha sido incluida en la lista de TIME de las 100 personas con más influencia y en la de Fortune de los 50 líderes más importantes del mundo. Pero también está casada con un pastor evangélico y dedica mucho tiempo a hablar del cambio climático a cristianos escépticos. Hace poco estuvo en Londres para dar la conferencia anual de John Stott y declaró al periódico The Guardian: “Uy, me han llamado cosas muy feas. La mayoría de las veces son palabras de odio y casi todo de forma anónima”. Si quieren saber más del trabajo de Katharine, aquí tienen un excelente artículo en inglés publicado por Texas Monthly.

Nos preguntamos, pues: ¿por qué la lucha contra el cambio climático divide a los cristianos? ¿Por qué creen algunos que es una distracción peligrosa pero otros lo ven como un tema moral crucial? ¿Por qué otros muchos simplemente lo ignoran como algo irrelevante para su fe y su vida diaria?

En última instancia se trata de teología. ¿Es el cristianismo puramente una batalla espiritual o tiene un impacto en cómo tratamos a la tierra y a las personas más pobres? ¿Qué le importa más a Dios: el crecimiento económico o la justicia y la integridad de la creación de Dios? ¿Qué temas y pasajes bíblicos son relevantes para un tema que simplemente no formaba parte del pensamiento de las personas en tiempos bíblicos? En el resto del artículo quiero tratar algunas de las preguntas que a menudo hacen los cristianos que se oponen a participar en la lucha contra el cambio climático.

¿No es arrogancia humanista pensar que nosotros podemos haber cambiado el clima?

Es al contrario, irónicamente. Los profetas bíblicos veían una clara y directa relación entre el pecado humano y el caos medioambiental. Oseas 4:1–3 es uno de los pasajes que hablan del cambio climático que causa problemas con la cosecha y la extinción de especies cuando el pueblo de Dios no cumple Sus leyes.

“Ya no hay entre mi pueblo fidelidad ni amor,
ni conocimiento de Dios. […]
Por tanto, se resecará la tierra,
y desfallecerán todos sus habitantes.
¡Morirán las bestias del campo,
las aves del cielo y los peces del mar!”

Oseas 4:1b, 3, NVI

Fue el pensamiento secular de Bacon, Descartes y la Ilustración lo que separó las esferas de la naturaleza y la cultura, poniendo a la humanidad por encima y separada de la naturaleza. Hoy en día necesitamos recuperar la cosmovisión bíblica de que la humanidad y los sistemas de la tierra están íntimamente conectados y que dependen unos de otros.

Foto: Willian Justen de Vasconcellos, Unsplash

¿Podemos fiarnos de la ciencia?

Hay una fuerte correlación entre el escepticismo cristiano de la ciencia climática y el rechazo a la ciencia actual sobre temas como la evolución. Sin embargo, hay cristianos comprometidos que creen en la Biblia, como Katharine Hayhoe y Sir John Houghton, que son científicos climáticos importantes. La ciencia, si se lleva a cabo honestamente, con cuidado y con la revisión de compañeros, es un amigo, no un enemigo, de la fe bíblica. Como observó Johannes Kepler, simplemente se trata de pensar los pensamientos de Dios después de Él. El primer científico fue Adán, quien al dar nombre a todas las criaturas ejercitó la curiosidad, el discernimiento y la clasificación cuidadosa que caracterizan al método científico. Cada una de las academias científicas nacionales aceptan el consenso global de que quemar combustibles fósiles está afectando al clima global de forma negativa.

¿No es el clima un problema de Dios y no nuestro?

Algunos argumentan que puesto que Jesús, y no los discípulos, fue el que calmó la tormenta (Marcos 4:35–41), cualquier cosa que hagamos contra el cambio climático es inútil: ¡debemos orar y dejarlo en manos de Dios! Sin embargo, mientras que la acción humana no salvará el planeta, Dios elige trabajar por medio de las personas. Los planes de Dios para salvar a Noé de la catástrofe climática incluían la acción humana. Como personas que reflejan la imagen de Dios, se nos ha pedido que reflejemos el carácter de Dios como líderes siervos (“dominio”) en la tierra y con sus criaturas. Romanos 8:19 nos recuerda que la creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, en otras palabras, a que la Iglesia se levante y entre en acción. Tanto el escepticismo climático como la apatía e inactividad generalizadas de muchas iglesias son formas de negar nuestro llamado bíblico a servir y a preservar lo bueno del mundo de Dios.

La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios. Romanos 8:19, NVI

¿El proceso climático de la ONU forma parte de una conspiración anticristiana?

Algunos alegan que detrás del proceso climático de la ONU se esconde una élite oculta. Sí tienen razón en que el cambio climático es una batalla espiritual, pero están apuntando al enemigo incorrecto. Tal y como afirmarían tantos cristianos que participan en la ONU: no hay una agenda secreta. Las fuerzas espirituales peligrosas de las que Jesús nos advirtió una y otra vez (la adicción a la avaricia y a las riquezas) están activas en las mentiras que protegen a los intereses poderosos que hay detrás de los combustibles fósiles, la industria contaminante y el consumismo desenfrenado. Los líderes políticos necesitan nuestras oraciones para que el espíritu de Dios los haga salir del impasse y que la lucha contra el cambio climático frene la subida de las temperaturas, aborde la injusticia climática y sirva y conserve a las criaturas que Dios declaró ser “muy buenas” en Génesis 1:31.

Responda

¿Qué podemos hacer como estudiantes cristianos? Tres cosas: orar, estudiar y actuar. Oren para que Dios los haga sentir lo mismo que Él con respecto a la creación, que gime como si tuviera dolores de parto (Romanos 8:18–28). Estudien las enseñanzas bíblicas sobre el cuidado de la creación (mi libro, Planetwise puede ser un buen punto de partida) e infórmense sobre el cambio climático y su impacto. Y después, entren en acción. Podrían escribir a políticos, hacer campaña, trabajar de voluntarios con A Rocha y cambiar cosas en su estilo de vida para reflejar que Jesús es el Señor de su vida.

Dave Bookless, Director de Teología, A Rocha

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