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La vida en confinamiento para los estudiantes internacionales en China

Dos estudiantes de Nigeria comparten sus historias

Desde principios de enero, los estudiantes internacionales en China han estado viviendo en confinamiento en sus campus. Mientras las familias locales se reunían en torno a las celebraciones del Año Nuevo chino, estos estudiantes vieron como se sellaban las puertas de su libertad.

Aquellos que no pudieron salir de China a tiempo se encontraron con residencias medio vacías y sin sus amigos, que se habían ido. Solo se les permitía salir para comprar comida en el campus y regresar inmediatamente a sus habitaciones. Dos estudiantes internacionales de Nigeria, que son parte de una iglesia internacional en Beijing, comparten su experiencia viviendo en confinamiento durante la crisis del coronavirus.

¿Podéis describir vuestra vida en aislamiento?

Theophilus: Poco tiempo después de que se notificasen los primeros casos de coronavirus en otras ciudades, se prohibieron todas las reuniones religiosas y públicas. Entonces nos llegó el shock del mensaje de primeros de febrero: “Se prohíbe que los estudiantes abandonen el campus universitario hasta nuevo aviso.” No me permitían reunirme con mi nueva familia en la iglesia ni con mis amigos, tampoco podía salir a comprar fruta y otros productos de necesidad. Tampoco podía visitar las residencias de otros estudiantes internacionales en mi misma universidad. Era como si me prohibieran vivir.

Ahora me despierto cada mañana y miro fijamente el portátil durante el resto del día. He desarrollado un dolor de espalda muy grave. También tenía temor, especialmente leyendo las noticias y hablando con la gente. La existencia bajo el confinamiento en China es horrible, monótona y agotadora.

Hyellai: Al principio pensé esto también pasará. Sin embargo, según aumentaban los días y los casos, todo se tornó frustrante y deprimente. El confinamiento empezó el día que tenía que viajar a Tailandia, por lo que tuve que cancelarlo todo. Me sentí decepcionada, dolida y hambrienta. Tras dos semanas de confinamiento me agoté por las restricciones y empecé a tener dolor de cabeza y de cuerpo.

¿Cómo ha respondido tu familia en tu casa?

Theophilus: Como me quieren mucho, recibía llamadas constantes de mi familia que se preocupaba por mí en Nigeria. Sin embargo, no me dejaban descansar porque tenía que seguir contestando preguntas aterradoras todo el día sobre mi seguridad en una tierra desconocida.Pero esto aumentó la unión entre mi familia y yo, porque ahora hablamos con más frecuencia que antes. He podido asegurarles que nuestra seguridad solo viene de Dios.

Hyellai: El nivel de temor de mi familia contactándome a diario me hacía sentirme más cómoda y a la vez más sola al ser consciente de que estaban tan lejos. Pero estoy agradecida de que me llamen a diario porque me hace sentirme querida.

¿Qué bendiciones habéis tenido de Dios en este tiempo?

Theophilus: Debido al tiempo extra que tengo, he podido hacer algo de aprendizaje profesional sobre mí mismo. El confinamiento me dio la oportunidad de estudiar la Palabra de Dios y leer comentarios bíblicos. Ahora puedo orar más porque no tengo que salir de mi habitación por la mañana. Ahora nuestra iglesia se reúne por Internet, y formo parte de un equipo de oración que se reúne tres veces al día para orar.

Hyellai: Hago planes a diario e intento hacer algo nuevo cada día. Vi cómo hacer platos nuevos e intenté cocinarlos. Cometí errores, ¡pero era emocionante probar algo nuevo! Llamar a mis amigos me ayudó y también hice nuevos amigos.

¿Cómo ha moldeado tu experiencia cree en Jesús?

Theophilus: El confinamiento fue un momento de terror. Pero en lugar de alimentar este temor, fue un tiempo para meditar en la palabra de Dios, sus prometas y alimentar mi fe. También fue un tiempo para orar, especialmente por el mundo. El mundo necesita “toda clase de oración” que va más allá de esta pandemia. Por la bondad de Dios creo que esto también pasará. Nuestras ciudades, carreteras e iglesias desiertas volverán a llenarse.

Hyellai: Ser creyente me ha ayudado a mantener mi esperanza. Tener reuniones telemáticas y orar tanto con mis amigos como sola me hace sentir una gran paz. La sensación de hablar con Dios y saber que le importo ha sido muy significativo para mí. Tengo más tiempo disponible para orar y estudiar la Biblia y hacer estas cosas me ayudan a evitar la ansiedad.


El Señor sigue obrando en China por medio de los estudiantes internacionales que están experimentando estas restricciones. Nuevo grupos online han empezando cuando los estudiantes han alcanzado a otros estudiantes internacionales en distintos campus y ciudades. Dios está mudando los corazones y está uniendo a la gente para orar y pensar en nuevas formas para bendecir a los que están en China y en sus países de origen. Por favor, sigue orando por los estudiantes internacionales de todo el mundo porque pueden ser los grandes olvidados en tiempos de crisis.


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