Soy estudiante, ¿por qué debería donar? 

5 razones para ser generoso mientras estás en la universidad

Pensar acerca del dinero puede ser algo incómodo. Sin embargo, desde que los israelitas del Antiguo Testamento recibieron el mandamiento de dar el diezmo (Levítico 27:30), ofrendar ha sido una parte integral de la vida cristiana.  

Creemos que la generosidad cristiana va más allá de dar dinero y que puede manifestarse de diferentes maneras. No solo se trata de dar económicamente, aunque ello sea importante. Como estudiante, te encuentras en un momento único de tu vida. Puede ser que el dinero que posees para vivir proceda de un préstamo del banco, de tu familia o de tus propios ingresos y ahorros que tanto te has esforzado por tener. Incluso podría proceder de una beca que te ganaste a pulso. No tener un sueldo fijo puede parecerte una buen razón para descartar la posibilidad de donar para la obra del evangelio. Sin embargo, creemos que, como estudiante cristiano en la universidad donde Dios te ha puesto, donar sigue siendo una experiencia gozosa y poderosa, además de ser una parte esencial de tu fidelidad a Jesús. Aquí encontrarás cinco razones del porqué.  

5 razones por las que dar es algo crucial  

1. Dar es una expresión importante de nuestra alabanza a Dios.  

‘Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual,[a] ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.’ (Romanos 12.1). 

Ser cristiano significa entregar toda tu vida a Dios, para que Él haga su voluntad, incluyendo tu dinero. Dar es una manifestación del sacrificio personal, “en adoración espiritual… santo y agradable a Dios”. 

2. Dar es una expresión importante de nuestra confianza en Dios. 

‘Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?” Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.’ (Mateo 6.31-33) 

Dios nos da cierta protección ante la calamidad al bendecirnos con dinero. Aunque ello es maravilloso, el hecho de dar parte de ese dinero requiere que dejemos de verlo como nuestra seguridad última. Es una declaración de nuestra confianza en que Dios proveerá, incluso cuando no acumulamos grandes cantidades para reforzar este sentimiento de protección. Cuando damos dinero, estamos reconociendo que es Dios, y no el dinero, quien nos mantiene seguros y nos hace florecer, a pesar de que no lleguemos a estar realmente seguros ni florezcamos hasta que estemos en el cielo.  

3. Dar es una expresión importante de nuestro amor hacia Dios. 

‘Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.’ (Mateo 6.21) 

¿Dónde está tu tesoro? ¿Hacia dónde mira tu corazón? ¿Qué estás dispuesto a sacrificar? Estas preguntas inquisitivas ilustran el poder del dinero y revelan nuestras prioridades. Cuando dejamos ir nuestro dinero y lo ofrecemos a Dios, declaramos que Él es nuestro tesoro, lo más importante para nosotros, incluso más importante que cualquier cosa que podamos comprar. 

4. Dar es una expresión importante de la urgencia del evangelio. 

‘Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, 16 aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.’ (Efesios 5:15-16) 

Desde un punto de vista más pragmático, podemos mirar el mundo a nuestro alrededor y ver mucha necesidad, tanto física como espiritual. El evangelista del s. XVIII John Wesley identificó el dinero como  

“un regalo excelente de Dios, para satisfacer los fines más nobles. En manos de sus hijos, es alimento para el hambriento, bebida para el sediento, vestimenta para el desnudo. Da al viajero y al forastero un lugar donde recostar su cabeza. Con él, podemos sustituir el lugar de un marido para la viuda, el de un padre para el huérfano; podemos defender al oprimido, dar cuidados al enfermo y aliviar su dolor. Puede ser unos ojos para el ciego, unos pies para el lisiado; un elevador para salir de las puertas de la muerte”. 

Si realmente entendemos lo urgente que es que las personas encuentren a Dios y obtengan la vida eterna, estaremos más preparados para dejar ir nuestro dinero para apoyar la obra del Señor de compartir el amor de Cristo y proclamar su evangelio.  

5. Dar es una expresión importante de nuestra pertenencia al pueblo de Dios. 

Pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas 35 y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad. (Hechos 4:34-35)  

En varias partes del Nuevo Testamento, incluyendo este relato de los creyentes en Jerusalén después de Pentecostés y la colecta de Pablo para las iglesias de Jerusalén (2 Corintios 8:1 – 9:15), encontramos relatos sorprendentes de solidaridad por parte de la iglesia primitiva, hasta el punto de vender propiedades con el fin de proveer para los necesitados. Esto fue observado por nada menos que el emperador romano del s. IV Juliano, quien escribió que  

“Es un escándalo que no haya un solo judío que sea mendigo y que los impíos galileos cuiden no solo de sus pobres sino también de los nuestros. Mientras tanto, aquellos que nos pertenecen intentan, en vano, recibir la ayuda que deberíamos darles”. 

Una demostración tan extraordinaria de pertenencia mutua y que se derrama para llegar a los quebrantados que hay alrededor es lo que la generosidad del pueblo de Dios puede conseguir.  

Dar en un contexto estudiantil 

‘Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud.’ (Eclesiastés 12:1). 

Empieza la buena costumbre de ofrendar mientras eres joven, cuando todavía no puedes dar mucho y tu vida adulta acaba de empezar. Cuando tienes el apoyo de un préstamo del banco, de tu familia o de tu beca, demuestra tu gratitud devolviendo a Dios parte de esta provisión. Cuando ganas el dinero que necesitas para ir a la universidad, demuestra tu libertad dando una parte. 

Puede que tu dinero no sea realmente tuyo cuando eres estudiante, pero a lo largo de tu vida, simplemente serás un administrador de tu dinero para Dios. Es posible que no tengas mucho dinero, pero este siempre le ha pertenecido a Dios.  

¿Qué debo hacer ahora? 

Incluso si empiezas con un donativo pequeño, el acto radical de dar declara alto y claro que Dios es tu Dios, no el dinero. Así, ¿a quién deberías dar?  

- Asegúrate de que las necesidades de tu familia están satisfechas (Marcos 7:10-11, 1 Timoteo 5:8). 
- Da a tu iglesia, que se verá alentada y fortalecida gracias a tu donativo (1 Corintios 9). 
- Da para otras necesidades locales, incluyendo, quizás, a tu grupo estudiantil local o a tu movimiento nacional (Mateo 25:44). 
- Da para necesidades en otras partes del mundo, según te guíe Dios. 

Nos encantaría que, en oración, considerases donar para la campaña del Día Mundial de la Generosidad de IFES, el 6 de abril de 2022. (Debido a la actual crisis en Ucrania, pospondremos El Día Mundial de la Generosidad 2022, del día 9 de marzo al 6 de abril.) Ora con nosotros para que 200 donantes den un paso hacia adelante, aunque sea con un donativo pequeño, con el fin de expresar solidaridad con los estudiantes de todo el mundo. El Día Mundial de la Generosidad hará posible que se lleven a cabo diez proyectos en todo el mundo para plantar nuevos grupos estudiantiles en lugares nuevos, para discipular y capacitar a estudiantes en la evangelización y el liderazgo, y para capacitar a graduados con vistas a toda una vida haciendo realidad el evangelio. Puedes participar con tu donativo y ayudar a que todo esto se haga realidad. Descubre más aquí. 

Puedes leer más acerca de cómo tomar la iniciativa con tus donativos aquí. 

Sea cual sea la forma en la que decidas ofrendar, oramos para que el Espíritu Santo reviva un espíritu radicalmente sacrificial y generoso en nuestras finanzas, así como en todas las partes de nuestra vida. Queremos que estos valores penetren en todas las áreas de nuestra comunidad. Oramos para que Dios nos haga “un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien” (Tito 2:14). 
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