La búsqueda de Sarah
El cristianismo llama la atención de una estudiante musulmana de Indonesia
Sarah* era devota. Quería ayudar a sus compañeros de estudio cristianos a convertirse en musulmanes. Eran personas agradables, y no quería que se fueran al infierno. Así que comenzó a comprar libros sobre religión, ver debates y leer artículos. Le había hecho preguntas inteligentes a sus amigos cristianos e hindúes para ayudarles a darse cuenta de sus errores y entender la verdad.
En aquel entonces, Sarah cursaba la escuela secundaria superior, recitaba oraciones cada mañana y memorizaba dos páginas del Corán a la semana. Ayunaba cada lunes y jueves.
Sí, era devota.
Pero también curiosa.
Impulsada por la curiosidad
La curiosidad hizo que Sarah asistiera a la charla de un grupo de estudiantes cristianos, Perkantas (el movimiento IFES de Indonesia). El folleto estaba bien diseñado y le llamó la atención. Quería asistir. Conocía sus límites; no participaría en ningún tipo de alabanza ni oración, pero le picó la curiosidad. Mientras escuchaba la charla sobre la salvación por gracia, pensaba en cuán equivocados estaban los cristianos.
Pero la curiosidad le hizo asistir a un segundo evento de Perkantas, esta vez un seminario sobre la Trinidad. Sarah quería conocer qué había detrás del concepto de la Trinidad. Quería ver por sí misma cuán débil era ese concepto cristiano.
Pero salió algo insatisfecha… No era tan ridículo como esperaba. Se dio cuenta de que ganar una discusión contra un cristiano en cuanto a la Trinidad podía ser más complicado de lo que pensaba, así que quizá era mejor no intentarlo.
En búsqueda de respuestas
Sarah volvió a concentrarse en su devoción al islam. Se lo tomó más en serio que nunca. Pero un día le asaltó otra pregunta: ¿era musulmana solo por su educación? ¿O era el islam la verdad objetiva y universal?
No logró responder a la pregunta. Pero quería saberlo. Sus amigos musulmanes no eran de mucha ayuda. Los amigos cristianos de Sarah, sin embargo, estaban encantados de hablar con ella. Hubo una discusión que llegó al quid del asunto: «En mi religión, Jesús no murió en la cruz», les dijo Sarah. La respuesta de ellos la desconcertó: «¿Qué fue primero? ¿La Biblia o el Corán? En documentos históricos, el primer texto escrito suele ser el más fiable».
Estas palabras se le clavaron en la mente. No quería creer, pero tenía que descubrir la verdad.
Otro amigo le recomendó que leyera el libro de Nabeel Qureshi, Buscando a Alá, Encontrando a Jesús, la historia de un musulmán que se convirtió al cristianismo. El autor perteneció a una secta musulmana distinta a la de Sarah («No me extraña que dudara», pensó). Aunque al principio se mostró reacia, Sarah al final descargó el libro y empezó a leerlo en el móvil. De nuevo su perspectiva sobre la crucifixión se ponía en entredicho.
¿Podía ser cierto?
Aún no estaba convencida.
Sueños y dudas
Unos días más tarde, Sarah tuvo un sueño. Vio el Calvario.
Se dijo a sí misma que solo era fruto de sus lecturas recientes, nada más. Pero…¡tuvo otro! En este, se convertía al cristianismo y su madre enfurecía.
Sarah tuvo miedo. Ella era musulmana. ¿Por qué se iba a convertir en sueños?
La larga búsqueda de Sarah por la verdad, sus preguntan sin contestar, sueños y dudas al final la llevaron a la oración. Le pidió a Dios que se le mostrara. Lo primero que hizo fue leer el Corán, pero no encontró respuesta. Luego accedió a una web cristiana y el siguiente texto captó su atención:
«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios.
Salmo 46:10
¡Yo seré exaltado entre las naciones!
¡Yo seré enaltecido en la tierra!».
Sarah supo que Dios le estaba hablando directamente. En ese momento, decidió abrirle el corazón y se convirtió al cristianismo.
Cambios drásticos
La vida de Sarah cambió drásticamente desde ese momento. Movida por el amor de Dios por ella, sintió una nueva compasión por su familia y amigos que no conocían a Jesús. Ahora, en lugar de querer que sus amigos cristianos se hicieran musulmanes, quería que sus amigos musulmanes abrazaran el cristianismo. Fue una transformación total.
Cuando Sarah se mudó a Malasia para ir a la universidad, se involucró en FES, el movimiento de IFES del país. Asistía regularmente al estudio bíblico y a la iglesia y entabló amistades que la ayudaren a conocer más sobre Dios. Empezó a entender más profundamente que la salvación no es algo que debas guardarte para ti. Debe compartirse en todo el mundo. Había sido bendecida al escuchar, entender y experimentar el amor y la gracia de Dios en la salvación. Tenía que contárselo a los demás.
Un nuevo dilema
Hace poco, Sarah le contó a su familia acerca de su nueva fe. Su madre enfureció. No le dejaba ir a la iglesia ni a ningún grupo cristiano. Hizo que viniera una persona a casa a enseñarle a Sarah sobre el islam. Le dijo a Sarah que ella tenía la culpa de que cada vez estuviera más enferma.
Para Sarah, suponía un nuevo dilema. ¿Qué podía hacer para amar y honrar a su madre y, a la vez, seguir a Jesús?
Nos escribe:
Pase lo que pase, sé que Dios está al control. Doy gracias por el apoyo y las oraciones de IFES, FES Malasia y Perkantas. Significan mucho para mí.
*No es su nombre real.
Semana de Asia del Este 2019
Jesús está haciendo cosas increíbles en las vidas de los estudiantes en nuestra mayor región en el mundo. Aprende de los estudiantes y descubre cómo Dios está llamando a muchos a conocerle en algunos contextos complejos.