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Cuando Akif conoció a Jesús

Akif* tenía 15 años. Ya era demasiado mayor para andar leyendo libros infantiles con imágenes. Pero este tenía algo especial que le llamó mucho la atención. Era una Biblia. Si sus padres se enteraban de que la tenía, se la confiscarían, así que la leyó en secreto. No le encontraba sentido, pero no podía sacársela de la cabeza.

Dos asistentes sorpresa

Poco después, uno de sus amigos musulmanes lo invitó a un evento para descubrir más sobre los profetas. En cuanto entraron, se dieron cuenta del enorme malentendido. Creían que iban a una mezquita, a un evento organizado por musulmanes. Pero no se estaban en una mezquita, sino en un piso, y los asistentes no eran musulmanes… ¡Eran cristianos! Akif no se lo podía creer; ¿¡qué había ocurrido!? Jamás había conocido a un cristiano ¡y esa sala estaba repleta de ellos! ¿Qué le pasaría ahora? ¿Lo matarían?

Los dos adolescentes se abrieron paso por la reunión. Estaban totalmente desconcertados y no sabían qué hacer. Cuando pasaron la cesta de la ofrenda, el amigo de Akif pensó que tal vez lo estaban sobornando para que se convirtiera, así que extrajo dinero de la misma. Pero lo peor estaba aún por venir: sin saber muy bien cómo, acabaron en el llamado al altar. ¡Qué pesadilla! Akif estaba desesperado. Oró: “Dios, perdóname. ¡Me están convirtiendo al cristianismo!”.

Las personas que había en la sala se acercaron para felicitarle. En medio de la confusión, invitaron a Akif a un curso Alpha para estudiar los fundamentos de la fe cristiana. A día de hoy, sigue sin saber por qué aceptó. Lo cierto es que había algo en esas personas que le atraía; una sensación de acogida y seguridad que no había experimentado nunca.

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No lo callarán

En algún momento de las 12 semanas que duró el curso Alpha, Akif se convirtió realmente al cristianismo y su transformación fue inequívoca. Nadie le dijo que evangelizara, pero la gracia de Dios era una noticia demasiado increíble. ¿Cómo iba a guardársela? Sus amigos y profesores enseguida se enteraron de su conversión y no se alegraron en absoluto. Una y otra vez le advertían que desistiera. Pero él no podía.

En aquella época, un grupo extremista islámico comenzó a crecer en la ciudad. Unos miembros jóvenes de dicho grupo le dieron una paliza, lo amenazaron de muerte y le dijeron a todo el mundo que era un blasfemo. Sus amigos le retiraron el saludo. Un año después, su familia se enteró y su reacción fue todavía más dura. Su madre lo amenazó de muerte. Al ver que él prefería morir antes que negar a Cristo, amenazó con suicidarse. Su padre se consternó y le suplicó que no trajera tal vergüenza a la familia. Cada semana sus familiares trataban de convencerlo de que abandonara la fe cristiana.

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Creciendo en Cristo

Durante dos años, la persecución se desató.

A la edad de 17, Akif entró en la universidad y, para su sorpresa, la persecución cesó tan rápido como había comenzado. Durante los siguientes cuatro años, Dios tenía preparadas diversas enseñanzas espirituales para Akif. Se asombró al encontrarse con otros creyentes entre los estudiantes. Se involucró en la comunidad de IFES y aprendió acerca del discipulado y la rendición de cuentas. Supuso una época de consuelo, paz y crecimiento personal para él.

Ahora Akif trabaja en el movimiento nacional y sigue apasionado por que otras personas lleguen a conocer a Jesús. Hace un par de años, Akif sintió el llamado de Dios para él y su familia de mudarse a otra ciudad del país. En ella no había ninguna iglesia ni estudiantes cristianos; tal vez vivían allí no más de cuatro o cinco creyentes. Actualmente Akif regenta un negocio en la ciudad por medio del cual ha podido conocer a algunos de los 5000 universitarios. Entre 15 y 20 han acudido a estudiar la Biblia con él. Muchos están buscando. Pero, para los estudiantes que deciden abrazar la fe cristiana, la vida en el país no va a ser fácil. Podría implicar incluso la muerte y, casi con total seguridad, conllevará persecución y oposición.

Orar en grande

Como si el trabajo no fuera suficientemente duro, desde el movimiento están deseando impulsar una obra pionera en un país vecino todavía más cerrado al evangelio. Sabemos que humanamente es imposible, así que por favor pide por ellos, para que sigan orando en grande. Ora para que haya muchas más historias tan fascinantes como la de Akif y que Dios abra puertas para establecer el ministerio estudiantil en esos dos países tan cerrados.

*No es su nombre real.


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