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Eurasia
Explorando el evangelio de Marcos en tres idiomas
Para muchos estudiantes internacionales en Eurasia, los martes por la noche son lo más destacado de la semana. Entre 15 y 20 estudiantes se reúnen para comer juntos y estudiar la vida de Jesús según el evangelio de Marcos. En la sala, hay estudiantes de todo el mundo. Hay una mezcla de ateos, musulmanes y cristianos y muchos proceden de países no alcanzados. Se oye un murmullo por toda la sala mientras los estudiantes hablan sobre la Biblia en inglés, japonés y ruso. Debido a que los estudiantes hablan idiomas diferentes, primero escenifican el pasaje y después pasan a comentarlo en grupos pequeños.
Los líderes no siguen ningún manual, sino que van probando diferentes cosas, cometen errores y aprenden de ellos. A veces, es un poco caótico, pero ¡Dios los sigue trayendo de vuelta! Están ansiosos por aprender. Después de leer el evangelio de Marcos, un estudiante de China dijo: «¿Pero cómo empezó todo? ¿Qué pasó antes de Jesús? ¡Quiero aprender lo que pasó en el principio!»
- Da gracias a Dios por la forma en que ha abierto oportunidades para que estudiantes de países no alcanzados conozcan a cristianos durante su tiempo como estudiantes internacionales.
- Ora para que estos estudiantes lleguen a conocer a Jesús por sí mismos a medida que continúan estudiando el evangelio de Marcos este año.
- Ora para que los líderes sepan cómo comunicar eficazmente el evangelio con estos estudiantes internacionales, a pesar de las barreras lingüísticas y culturales.
¡Gracias por orar con nosotros!
La pregunta del universo
Vivía a cuerpo de rey en una familia adinerada de un país musulmán rico. Me lo daban todo hecho, ni siquiera sabía atarme los cordones hasta hace poco. Mis padres, musulmanes devotos, me educaron siempre en el estilo de vida musulmán. Cada día cantaba el llamado a la oración en la mezquita e incluso fui una vez de peregrinaje a La Meca.
Pero a los 12 años comencé a experimentar dudas. Había aspectos del Corán que no me cuadraban: la historia, la ciencia, la enseñanza… A los 16 años, decidí abandonar el islam. Estaba demasiado cansado de la religión. Me sentía traicionado, como si hubiera vivido una mentira. Así que me cerré a cualquier religión.

¿Existimos por casualidad?
Y así fue hasta enero de 2018. Estaba muy convencido de mi ateísmo, pero comencé a hacerme preguntas de nuevo. Sin importar cuánto estudiara, nadie podía explicarme cómo llegó a existir el universo. Creer que el universo se originó de la nada también requería fe. Muchas veces me fijaba en la belleza de las cosas: montañas majestuosas o imágenes fascinantes del cosmos captadas por el telescopio Hubble. ¿Cómo podía ser fruto del azar? Parecía imposible. Me vi obligado a reconocer que Dios existe.
Cuando todo cobra sentido
En cierto punto, empecé a leer sobre el cristianismo. Y me encantó. Pero necesitaba estar más seguro antes de tomar decisiones. Hace unos meses, me mudé a un país de Eurasia para estudiar. Comencé a orar al Dios de la Biblia para pedirle ayuda, porque deseaba de corazón conocer la verdad. Un día conocí a un cristiano y, cuando me invitó a su grupo de estudio bíblico, acepté con gusto.

Una semana más tarde, fui a la reunión y me encantó. De repente, comencé a anhelar saber más sobre la Biblia y la fe cristiana. Sentía de corazón que ese era el camino correcto. Todo cobraba sentido. ¡Entendí que Dios me ama tanto que envió a su Hijo Jesús! Jesús vino al mundo con la misión de morir por mis pecados (y los de todo el mundo) para que pudiera obtener su perdón. Efesios 2:8–10 enseña que la salvación es don de Dios, no algo que ganamos. Se recibe únicamente por la fe al confiar completamente en que Cristo murió, fue sepultado y resucitó como pago por nuestros pecados.
Nueva vida en Cristo
Desde que comencé la vida con Cristo, Él ha seguido cambiándome a través de su Palabra por el poder del Espíritu Santo que habita en mi corazón. Él trabaja en mi vida. Ahora me preocupo por los demás de verdad, no solo por mí mismo. Me siento increíblemente liberado y seguro al saber que he sido perdonado y que Dios está siempre a mi favor porque quiere lo mejor para mí. Jamás me había sentido así. ¡Me encanta la religión cristiana!
Cuando Akif conoció a Jesús
Akif* tenía 15 años. Ya era demasiado mayor para andar leyendo libros infantiles con imágenes. Pero este tenía algo especial que le llamó mucho la atención. Era una Biblia. Si sus padres se enteraban de que la tenía, se la confiscarían, así que la leyó en secreto. No le encontraba sentido, pero no podía sacársela de la cabeza.
Dos asistentes sorpresa
Poco después, uno de sus amigos musulmanes lo invitó a un evento para descubrir más sobre los profetas. En cuanto entraron, se dieron cuenta del enorme malentendido. Creían que iban a una mezquita, a un evento organizado por musulmanes. Pero no se estaban en una mezquita, sino en un piso, y los asistentes no eran musulmanes… ¡Eran cristianos! Akif no se lo podía creer; ¿¡qué había ocurrido!? Jamás había conocido a un cristiano ¡y esa sala estaba repleta de ellos! ¿Qué le pasaría ahora? ¿Lo matarían?
Los dos adolescentes se abrieron paso por la reunión. Estaban totalmente desconcertados y no sabían qué hacer. Cuando pasaron la cesta de la ofrenda, el amigo de Akif pensó que tal vez lo estaban sobornando para que se convirtiera, así que extrajo dinero de la misma. Pero lo peor estaba aún por venir: sin saber muy bien cómo, acabaron en el llamado al altar. ¡Qué pesadilla! Akif estaba desesperado. Oró: “Dios, perdóname. ¡Me están convirtiendo al cristianismo!”.
Las personas que había en la sala se acercaron para felicitarle. En medio de la confusión, invitaron a Akif a un curso Alpha para estudiar los fundamentos de la fe cristiana. A día de hoy, sigue sin saber por qué aceptó. Lo cierto es que había algo en esas personas que le atraía; una sensación de acogida y seguridad que no había experimentado nunca.
No lo callarán
En algún momento de las 12 semanas que duró el curso Alpha, Akif se convirtió realmente al cristianismo y su transformación fue inequívoca. Nadie le dijo que evangelizara, pero la gracia de Dios era una noticia demasiado increíble. ¿Cómo iba a guardársela? Sus amigos y profesores enseguida se enteraron de su conversión y no se alegraron en absoluto. Una y otra vez le advertían que desistiera. Pero él no podía.
En aquella época, un grupo extremista islámico comenzó a crecer en la ciudad. Unos miembros jóvenes de dicho grupo le dieron una paliza, lo amenazaron de muerte y le dijeron a todo el mundo que era un blasfemo. Sus amigos le retiraron el saludo. Un año después, su familia se enteró y su reacción fue todavía más dura. Su madre lo amenazó de muerte. Al ver que él prefería morir antes que negar a Cristo, amenazó con suicidarse. Su padre se consternó y le suplicó que no trajera tal vergüenza a la familia. Cada semana sus familiares trataban de convencerlo de que abandonara la fe cristiana.
Creciendo en Cristo
Durante dos años, la persecución se desató.
A la edad de 17, Akif entró en la universidad y, para su sorpresa, la persecución cesó tan rápido como había comenzado. Durante los siguientes cuatro años, Dios tenía preparadas diversas enseñanzas espirituales para Akif. Se asombró al encontrarse con otros creyentes entre los estudiantes. Se involucró en la comunidad de IFES y aprendió acerca del discipulado y la rendición de cuentas. Supuso una época de consuelo, paz y crecimiento personal para él.
Ahora Akif trabaja en el movimiento nacional y sigue apasionado por que otras personas lleguen a conocer a Jesús. Hace un par de años, Akif sintió el llamado de Dios para él y su familia de mudarse a otra ciudad del país. En ella no había ninguna iglesia ni estudiantes cristianos; tal vez vivían allí no más de cuatro o cinco creyentes. Actualmente Akif regenta un negocio en la ciudad por medio del cual ha podido conocer a algunos de los 5000 universitarios. Entre 15 y 20 han acudido a estudiar la Biblia con él. Muchos están buscando. Pero, para los estudiantes que deciden abrazar la fe cristiana, la vida en el país no va a ser fácil. Podría implicar incluso la muerte y, casi con total seguridad, conllevará persecución y oposición.
Orar en grande
Como si el trabajo no fuera suficientemente duro, desde el movimiento están deseando impulsar una obra pionera en un país vecino todavía más cerrado al evangelio. Sabemos que humanamente es imposible, así que por favor pide por ellos, para que sigan orando en grande. Ora para que haya muchas más historias tan fascinantes como la de Akif y que Dios abra puertas para establecer el ministerio estudiantil en esos dos países tan cerrados.
*No es su nombre real.
Ora con nosotros:
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Tras la caída del telón de acero
Georgia, 1996.
Era una noche fría. Werner se enteró de que una estudiante se había varado en un pueblo y no podía permitirse el billete de autobús para volver a la ciudad. Junto con otra estudiante, emprendió el peligroso trayecto de tres horas en medio de la nieve para ir a buscarla.
Fue una decisión arriesgada. Georgia no era un lugar seguro en la década de los 90. Existía la posibilidad de que apalearan y robaran a estos tres extranjeros, porque eso era lo que solía pasar. Al hombre que vivía en el piso de arriba lo mataron en la escalera de un disparo. Werner y su joven familia veían los agujeros de bala en la pared cada día al pasar La supervivencia parecía poco probable para alguien que, como él, impulsaba la obra pionera estudiantil.

Salvados por los pelos
Llegaron al pueblo donde estaba la estudiante, la recogieron e iniciaron el trayecto de vuelta. Mientras regresaban, vieron a tres hombres armados delante de ellos. Les indicaron que detuvieran el coche. ¿Era el fin? Desde los asientos traseros, las estudiantes le gritaban que no se detuviera. ¿Qué debía hacer? Redujo la velocidad y apagó las luces como si fuera a detenerse. Pero, justo antes de que los hombres pudieran abrir las puertas, pisó el acelerador a fondo y huyeron disparados. Pasaron mucho miedo.
Cuando llegaron a la ciudad, les contaron a sus amigos lo que había sucedido. Uno de ellos, que era pastor, felicitó a Werner:
“Bien hecho. Ahora saben que tu amor es genuino”.
Tras esa experiencia, ya no fue necesario que Werner motivara a los estudiantes para que hicieran sacrificios por Jesús. Cualquier estudiante que se convirtiera en aquella época entendía los costes que implicaba.
Listos para sacrificarlo todo
Abundan las historias sobre estudiantes valientes. Una banda callejera le dio una paliza a uno de ellos por ser cristiano. A otra, la amenazaron con un cuchillo en la garganta por compartir la fe. Otra se arriesgó a cruzar un cementerio por la noche para llegar a una residencia estudiantil y comenzar un grupo de estudio bíblico evangelístico. Esa estudiante solía hablar de lo necesario que es estar dispuesto a sacrificarlo todo por Jesús. Y es que ella era una de las chicas del coche. Al final se convirtió en la primera secretaria general del movimiento estudiantil.
Una transformación increíble
Para esos estudiantes cristianos habría sido difícil imaginar lo diferente que sería la vida en Georgia hoy, veinte años más tarde. La transformación ha sido increíble. La religión del país sigue siendo principalmente la ortodoxa, pero hay libertad de culto. Actualmente hay grupos de estudiantes activos en tres ciudades y obra pionera en una cuarta. También hay obra entre los estudiantes de escuela secundaria y los graduados. En los últimos dos años, se han llevado a cabo dos fructíferas semanas de misiones universitarias. También se ha representado el Experimento Marcos con la asistencia de 200 personas. Más de 30 estudiantes hicieron una confesión de fe en 2017.
Si bien aún queda mucho trabajo por hacer, también hay mucho que celebrar.

Eurasia hoy
Todavía hay algunos países de Eurasia que parecen igual de herméticos que la Georgia de hace 20 años. Tal vez no sea posible acceder a esos países, pero hemos tenido oportunidades increíbles de alcanzar a sus estudiantes en los últimos años. Las universidades de algunos de los países más cerrados envían estudiantes a estados vecinos para que cursen allí un año o más. De este modo, muchos han tenido la oportunidad de conocer a creyentes y escuchar el evangelio.
Orando por el cambio
El año pasado uno de esos estudiantes internacionales abrazó la fe cristiana. Al terminar los estudios y volver a su país, se propuso encontrarse con los estudiantes que se habían convertido y habían regresado a casa un año antes que él. Su esperanza era poder animarse unos a otros para seguir avanzando en la fe. Por razones de seguridad, tuvimos que cortar el contacto con él cuando volvió a su país. Nadie sabe cómo le va, si consiguió encontrar al resto de estudiantes cristianos ni si puede compartir la esperanza del evangelio con su familia y amigos. Por favor, ora por él.

Con el crecimiento del islam, la Iglesia ortodoxa y el nacionalismo por toda la región, es fácil desalentarse. Werner ahora dirige la obra pionera de IFES en Eurasia. Le preguntamos si cree que la situación cambiará algún día. “Sí, cambiará”, respondió. “Pero puede que los costes sean altos”.
Ora con nosotros por la transformación de estos oscuros rincones del mundo. Ora con fervor para que Dios levante estudiantes dispuestos a asumir riesgos allí y con carga por compartir el evangelio sea cual sea el coste.
Defender a Jesús en el lugar de trabajo
Dima es un graduado de 23 años de Ucrania. Le apasiona la política y quiere usar su carrera para dar testimonio a los demás acerca de Jesús.
Pero iniciarse en la política no es fácil: la corrupción es común y no siempre sabe qué decir o cómo actuar. Solo hay un cristiano en el parlamento ucraniano, por lo que Dima apenas tiene apoyo.
No es el único recién graduado en esta situación. Su historia se repite en miles de otros jóvenes que empiezan en el mundo laboral. Tienen talento, frescura y están deseando trabajar para la gloria de Dios, pero carecen del apoyo que necesitan para navegar los retos del lugar de trabajo.
Por eso existe el Impacto de los Graduados de IFES.
Seguir siendo sal en el lugar de trabajo
El Impacto de los Graduados apoya a los jóvenes adultos cristianos en Europa y Eurasia cuando pasan del mundo universitario al mundo laboral. Su objetivo es ayudarles a madurar para que se conviertan en embajadores eficientes para Cristo en sus lugares de trabajo, profesiones y sociedades.
Opera a través de una red de grupos de mentorazgo, llamados Cross-Current. Algunos grupos se centran en profesiones específicas (derecho, economía, política, dirección de empresas, ciencias), mientras que otros cubren ubicaciones específicas (Belfast, Helsinki, Novosibirsk, Kiev, Tirana, Bucarest, Chisinau, Cluj y Flandes). Los graduados se reúnen en un grupo durante tres años y aprenden cómo aplicar sabiduría bíblica acerca de los asuntos que afrontan en sus vidas laborales. Y también tienen la oportunidad de conocer a creyentes más mayores en su profesión.

Gestionar las grandes preguntas
Dima escuchó hablar del Impacto de los Graduados gracias a su único colega creyente en el parlamento. Ese amigo había asistido antes al grupo de política de Cross-Current y animó a Dima a ir. Después, Dima nos relató:
“Fue mi primera vez en el extranjero y conocí a gente maravillosa que me inspiraron a seguir mi camino. Conocí gente que piensa como yo aunque son de distintas partes del mundo y pasamos un tiempo de bendición juntos. ¡Cross-Current Politics es un gran apoyo para mí en mi llamado!”
El Impacto de los Graduados ha ayudado a dos jóvenes abogados de Europa del Este. Trabajan en un sitio donde se espera que cada transacción sea acompañada por una ‘tarifa de facilitación’. Mediante el grupo de derecho de Cross-Current se han sentido animados a encontrar nuevas formas de practicar el derecho sin sobornos.
Otros graduados luchan para descubrir cómo pueden ser distintivos en un lugar de trabajo secular. ¿Qué debo decir cuando mis colegas critiquen a mi jefe? ¿Cómo puedo trabajar duro sin que mi trabajo se convierta en un ídolo? ¿Cómo puede ser mi fe relevante para mi vida laboral?
En los últimos diez años, el Impacto de los Graduados ha ayudado a más de 300 jóvenes como Dima a poder gestionar estas grandes preguntas y a tener un impacto en el mundo laboral como cristianos.
¡Implícate!
- Los graduados en Europa y Eurasia pueden descubrir más y unirse a un grupo en: www.graduateimpact.org
- ¿Estás en otra región? Considera empezar un grupo con algunos graduados n el mundo laboral para apoyaros unos a otros. Habla con tu movimiento nacional o escribe un correo electrónico a admin@graduateimpact.org para obtener consejo y apoyo.
- Haz un donativo para apoyar a este ministerio
Trabajar con personas que aún no han escuchado el evangelio
Todas las ciudades del mundo necesitan a cristianos comprometidos que vivan conforme al evangelio. Pero la gran mayoría de graduados acaban viviendo en ciudades donde ya hay muchos cristianos e iglesias que están creciendo, mientras que millones de personas viven en sitios donde aún no ha llegado el evangelio. Un tercio de la población mundial vive fuera del alcance de una iglesia.
Algunos graduados, después de ponerlo en oración, han escogido de forma proactiva vivir y trabajar en sitios donde puedan traer la luz de Dios a aquellos que están viviendo en la oscuridad. Lee más para conocer a algunas graduadas que han hecho esto mismo.

Asia del Este: Un cambio de rumbo
Después de terminar la carrera, Sophie* consiguió el trabajo de sus sueños. Pero después de poco se empezó a sentir incómoda. Sentía que su trabajo le importaba más que Jesús y no la satisfacía.
Unos meses después Sophie se enteró de un pequeño viaje misionero que iba a llevar biblias a un país de Asia del Este y le llamó mucho la atención. Siempre le había gustado explorar nuevos países y nuevas culturas así que se apuntó. Pero no esperaba que esas dos semanas fueran a tener un impacto tan grande en el rumbo de su vida.
Ahora, un año más tarde, Sophie se está preparando para volver por segunda vez. Esta vez se quedará al menos dos meses. Colaborará con una organización cristiana haciendo un trabajo que combina sus capacidades, experiencia y pasiones: enfermería, investigación en nutrición y sostenibilidad medioambiental, todo en uno.
Sophie deja muchas cosas atrás y es un país peligroso para los cristianos. ¿Vale la pena realmente?
“Sí, vale la pena, porque Jesús vale la pena”, dice Sophie. “Soy consciente de todo lo que el Señor ha hecho por mí. No tengo razones para no confiar en él. Siempre ha provisto de todo ¡y esta oportunidad parece hecha especialmente para mí!”
¿No sería más fácil simplemente volver al trabajo de sus sueños?
“El mundo te dice que tienes que conseguir el mejor trabajo que puedas. Hice esto al principio pero no me satisfacía. Lo único que quiero ahora es buscar primeramente el reino de Dios y su justicia”.
*No es su nombre real.

Moldavia: Traer la esperanza a casa
En Moldavia alrededor de cuatro de cada cinco graduados se van a otro país en busca de un trabajo bien pagado y una mejor calidad de vida. Pero Tanya no. Después de terminar su Máster en Matemáticas, Tanya y su marido (que era policía) sintieron que Dios los estaba llamando a volver a su pueblo a vivir y a trabajar.
Se despidieron de su vida cómoda en la ciudad y se mudaron al pueblo. No hay agua corriente, ni sistema de saneamiento, ni calefacción durante los fríos meses de invierno.
Tanya empezó a trabajar de profesora de Matemáticas en una escuela secundaria. Empezó a formar parte de la vida de los alumnos. Estaban necesitados. Algunos vivían con padres alcohólicos. Otros estaban siendo criados por sus abuelos u otros parientes.
Tanya empezó a orar por ellos. Después de clase hablaba con ellos, les dedicaba un poco de atención, los animaba y les demostraba el amor que necesitaban.
Ahora Tanya y su iglesia local ayudan a niños de familias socialmente vulnerables todas las semanas. Organizan actividades en las que pueden compartir el evangelio y los ayudan con los deberes.
Den gracias al Señor por graduados así, que fueron misioneros entre los estudiantes durante sus años universitarios y que ahora han decidido llevar el evangelio a su pueblo natal.

Asia del Sur: Llevar a Jesús a lugares a los que aún no ha llegado el evangelio
Al terminar la carrera, mi iglesia estudió la vida de Pablo. Cada domingo me sentía desafiada. La vida de Pablo no era nada confortable. Una vida que verdaderamente sigue a Jesús no tiene que centrarse ni en el confort ni en la seguridad del mundo. Pero en aquel entonces mi vida iba en esa dirección. Me sentía desafiada e incómoda.
Así que cuando terminé la carrera hace cuatro años, mi esposo y yo decidimos mudarnos a una mega ciudad en Asia del Sur. Montamos una empresa para concienciar a la gente de la importancia de tener una buena salud. Consideramos que somos emprendedores que aman a Jesús.
Para nosotros nuestro negocio es tanto nuestro trabajo como nuestro ministerio. Trabajamos ocho horas codo con codo con empleados que aún no conocen a Jesús. Cada día nos encontramos a malentendidos culturales, corrupción y fraude. Nuestros empleados ven cómo nos enfrentamos a estos retos con Dios y cuando ven a Jesús en nosotros, su vida cambia.
Nuestras familias y amigos no siempre nos apoyan. Les parece una locura que dejemos atrás un buen trabajo y un buen hogar. Y esto a veces resulta difícil. Pero cuando la vida se pone dura, miro a mi alrededor: la mayoría de mis amigos locales aquí viven en el umbral de la pobreza y necesitan desesperadamente conocer la libertad de la vida en Cristo. Nuestro Padre ve esto y está llamando a sus discípulos para que vayan a estas naciones. Consideramos que es un gran privilegio y una aventura trabajar junto a Dios para llevar a Jesús a lugares a los que aún no ha llegado el evangelio.
Irlanda: Ser internacional en el lugar de trabajo
Cuando oí que la peluquería local buscaba peluquera, decidí solicitar el puesto. No era una buena decisión desde el punto de vista de mi carrera profesional. Podría haber ganado mucho dinero trabajando para una cadena importante. Pero mi iglesia tenía en su corazón evangelizar en la comunidad y yo pensé que sería una buena forma de conocer a gente local.
Al empezar el trabajo quería ver la peluquería como mi campo de misión. Quería que mi forma de trabajar y de hablar reflejara a Jesús delante de mis clientes y compañeros de trabajo.

En mi pueblo natal, cuando vas a cortarte el pelo siempre te hacen las mismas preguntas: ¿para qué te estás arreglando el pelo? ¿Vas a salir esta noche? Pero yo quería conocer a la gente de verdad así que intenté evitar estas preguntas que no llevaban a ninguna parte. Hacía preguntas como: “¿Cómo te va la semana?” o “¿Qué has hecho hoy?” Entonces intentaba recordar estas cosas la próxima vez que venían.
Al principio me costaba, pero ahora me siento un poco más cómoda y me arriesgo un poco más en las conversaciones. La forma en la que hablo sobre lo que está ocurriendo en las noticias o lo que hice durante el fin de semana: estas oportunidades se pueden aprovechar para hablar de Jesús. Quizás piensen que soy rara, pero quizás hagan preguntas y quieran saber más.
Mudarse de manera estratégica
En nuestro mundo cada vez más global, compartir el evangelio con las naciones no significa necesariamente irse a otro país. Las universidades son lugares en las que las naciones vienen a nosotros en masa. ¿Hay estudiantes internacionales en tu clase o residencia que podrías llegar a conocer mejor?
A medida que te preparas para terminar la carrera, ¿por qué no consideras en oración mudarte estratégicamente a un país, ciudad o pueblo en el que no se predique el evangelio? ¿Podrías utilizar tu carrera y capacidades en un lugar en el que la mayoría de las personas aún no conocen a Jesús? ¿Podrías llevar a cabo tu negocio, enseñar en un colegio, trabajar en un hospital o seguir estudiando en un lugar al que aún no ha llegado el evangelio?
Quizás no sea fácil, pero, como dice Sophie, vale la pena.