Eurasia: Transformada por el amor 

“Con la comunidad de estudiantes cristianos, me he dado cuenta de que, en este mundo, soy amada. No estoy sola aquí”.

Para la estudiante Sophia*, no se trató simplemente de una sensación agradable, sino que le salvó la vida.

Sophia había estado sufriendo a causa de repercusiones personales de la guerra en esta región de Eurasia. Su novio había dejado el país, su padre había sido reclutado por el ejército y su madre, por circunstancias personales, también se había ido al extranjero. Se sentía hundida.

Su soledad se hizo más evidente al darse cuenta de que sus creencias políticas eran totalmente contrarias a las de las personas que la rodeaban. Cada día, estirada en su cama, gritaba con la almohada pegada en su cara. Le diagnosticaron una depresión profunda.

Durante ese tiempo, Anya*, una obrera voluntaria del movimiento estudiantil nacional, la invitó a una excursión de la iglesia para que viera unos caballos. “Por primera vez en meses, empecé a sentir algo: era felicidad”, recuerda Sophia. Conmovida por la belleza de los animales y la amabilidad del grupo, se sintió capaz de empezar a conversar con Dios. Escuchó que Dios no solo nos salva, sino que sigue caminando a nuestro lado, especialmente cuando nos encontramos en circunstancias difíciles. La oscuridad empezó a disiparse.

En este momento, el amor que Sophia había experimentado hacía un par de años, resurgió. Por aquel tiempo, un pariente cercano de Sophia había enfermado de cáncer, por lo que Sophia compartió su aflicción con una profesora cristiana de la universidad. Se ofreció a orar por Sophia y le dio una copia de Mero Cristianismo, de C. S. Lewis, que Sophia devoró. También la invitó, junto con otros estudiantes, a que fuera a su casa para compartir comidas, estudios bíblicos y tiempos de oración. Así es como Sophia conoció a Anya.

Sophia nos describe la calidad de la relación en esas reuniones: “Me sentí amada. Siempre escuchaban a los demás y se identificaban con el dolor por el que estaban pasando los estudiantes. Nunca preguntaban “¿Cómo estás?” de manera superficial. Estaban realmente interesados por nuestras respuestas”.

Antes de la pandemia y de que estallara la guerra recientemente, estos grupos transformadores estaban por todo el país. Anya es una de los dos voluntarios y nueve obreros que trabajan, en la actualidad, en seis ciudades diferentes para sostener y revitalizar este movimiento nacional de IFES. A finales de agosto, los obreros podían capacitar hasta doce líderes estudiantiles con el programa “Embajadores”. En su ciudad universitaria, Anya nos cuenta que su objetivo principal es desarrollar amistades con los estudiantes: “Soñamos con revitalizar las tradiciones de los almuerzos y las cenas de los estudiantes”.

¿Y Sophia?

“Todavía estoy trabajando en mi salud emocional. Pero lo que sé seguro es que, si no fuera por Dios, las oraciones y el amor de esta familia, si no fuera por los otros estudiantes con los que puedo hablar y divertirme, nunca habría vuelto a sentir. Sin embargo, ahora puedo sentir y estoy enormemente agradecida por ello”.

Ora con nosotros por los estudiantes y los obreros de este movimiento de Eurasia:

  • Da gracias porque se ha podido oír y sentir el amor de Dios. Da gracias por Sophia*, Anya* y el ministerio estudiantil en este lugar sensible, porque en medio de las dificultades tanto personales como nacionales, Dios está obrando.
  • Ora por la protección y la inspiración de este movimiento a medida que intenta navegar por las limitaciones causadas por los recientes eventos políticos. Ora para que los obreros puedan establecer amistades profundas y sinceras con los estudiantes de las seis ciudades.
  • Ora por los líderes estudiantiles que asistieron al programa “Embajadores”, para que sean llenos de la sabiduría, el coraje y el amor necesarios para ser testimonios de Jesús en sus universidades.

*Se han cambiado los nombres para proteger sus identidades

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