la República Democrática del Congo: Rompiendo el silencio
Sarah Obotela, una estudiante de máster en la República Democrática del Congo (RDC), describe cómo vio a Dios obrando durante el congreso que había organizado para ayudar a los estudiantes a procesar el trauma de la guerra.
“Los momentos de un silencio profundo se vieron seguidos por oleadas de lágrimas y llanto de dolor. Cuando los estudiantes compartieron sus sentimientos, fuimos testigos de la liberación del odio, la ira y el resentimiento. Muchos al fin pudieron romper su silencio y verbalizaron sus experiencias traumáticas.”
Desde su independencia en 1960, la República Democrática del Congo ha sufrido décadas de conflictos y violencia que continúan hoy en día en el este. Aunque muchos civiles han huido y se han establecido en zonas más tranquilas del país, sufren de estrés postraumático.
Viendo lo invisible
Sarah sintió que muchos estudiantes soportaban la carga del sufrimiento invisible del estrés postraumático, estaban emocionalmente dolidos, se sentían muertos por dentro y abandonados por Dios, no obstante, eran incapaces de hablar de ello.
“Si no podemos acabar con la guerra, al menos cuidemos de quienes están sufriendo sus efectos negativos,” prometió.
Además de estudiar para su máster en sociología en la Universidad de Kisangani, Sarah trabaja a tiempo parcial para su movimiento nacional, Groupes Bibliques Universitaires (GBU). Mediante la Iniciativa Logos y Cosmos (ILC) de IFES, está dirigiendo un proyecto innovador principal que combina las aproximaciones psicológicas y teológicas a la salud mental.
Reconociendo el dolor
Habiendo identificado y entrevistado a cerca de 30 estudiantes con estrés postraumático en Kisingani, organizó un evento público el pasado mes de septiembre, Los expertos en teología, psicología y sociología compartieron sus perspectivas para que las víctimas puedan empezar a reconocer el estrés postraumático y su impacto.
Más de 40 estudiantes escucharon acerca de los síntomas psicológicos (tales como pesadillas recurrentes, flashbacks y emociones negativas), impactos sociales (como evitar grupos o temor a hablar) y problemas teológicos (como dudar de la gracia o el poder de Dios, renunciar a la fe o girar hacia el fetichismo).
Todos los que reconocieron dicho trauma en sus propias vidas recibieron visitas de seguimiento de Sarah y de un equipo de voluntarios de GBU, acompañados de psicólogos y pastores.
Rompiendo el silencio
Habiendo sentado las bases y forjado la confianza, era el momento de romper el silencio.
En marzo, cerca de 25 estudiantes aceptaron la invitación de Sarah a un congreso privado de un solo día, en el que se vieron animados a compartir sus historias. Sarah estaba encantada de ver que hasta 15 personas describieron sus experiencias traumáticas con valentía:
“Fue un paso importante hacia poder separarse de las pesadillas y los recuerdos.”
Las lágrimas y los llantos fueron seguidos de momentos de alegría cuando el día acabó con una cena, juegos, charlas y risas. El silencio se rompió de verdad
Sarah ve a Dios en su obra también:
“Ha sido una aventura hermosa: me ha permitido ponerme en contacto con personas vulnerables y dañadas. He podido escucharles, interactuar con ellos, llorar con ellos y compartir el dolor de sus corazones. He comprendido que mi misión real es estar con gente que necesita ver a Cristo en nosotros.”
Orar
- Demos gracias por Sarah y su proyecto ILC – que ha podido ofrecerle el amor de Cristo a las víctimas de la guerra de una forma tan práctica. Ora por su sanidad completa.
- Ora por Sarah que concluirá su proyecto con la publicación de un artículo, para que su obra aliente el cuidado holístico dentro de GBU y en la universidad en general.
- Ora por la paz en la República Democrática del Congo y por el ministerio de GBU en este contexto tan difícil. Pídele al Señor que proporcione para tres obreros a tiempo completo para que sus +8000 estudiantes y alumnos puedan recibir más apoyo