Trabajar con personas que aún no han escuchado el evangelio
Cuando los graduados se van a trabajar a lugares estratégicos para el evangelio
Todas las ciudades del mundo necesitan a cristianos comprometidos que vivan conforme al evangelio. Pero la gran mayoría de graduados acaban viviendo en ciudades donde ya hay muchos cristianos e iglesias que están creciendo, mientras que millones de personas viven en sitios donde aún no ha llegado el evangelio. Un tercio de la población mundial vive fuera del alcance de una iglesia.
Algunos graduados, después de ponerlo en oración, han escogido de forma proactiva vivir y trabajar en sitios donde puedan traer la luz de Dios a aquellos que están viviendo en la oscuridad. Lee más para conocer a algunas graduadas que han hecho esto mismo.
Asia del Este: Un cambio de rumbo
Después de terminar la carrera, Sophie* consiguió el trabajo de sus sueños. Pero después de poco se empezó a sentir incómoda. Sentía que su trabajo le importaba más que Jesús y no la satisfacía.
Unos meses después Sophie se enteró de un pequeño viaje misionero que iba a llevar biblias a un país de Asia del Este y le llamó mucho la atención. Siempre le había gustado explorar nuevos países y nuevas culturas así que se apuntó. Pero no esperaba que esas dos semanas fueran a tener un impacto tan grande en el rumbo de su vida.
Ahora, un año más tarde, Sophie se está preparando para volver por segunda vez. Esta vez se quedará al menos dos meses. Colaborará con una organización cristiana haciendo un trabajo que combina sus capacidades, experiencia y pasiones: enfermería, investigación en nutrición y sostenibilidad medioambiental, todo en uno.
Sophie deja muchas cosas atrás y es un país peligroso para los cristianos. ¿Vale la pena realmente?
“Sí, vale la pena, porque Jesús vale la pena”, dice Sophie. “Soy consciente de todo lo que el Señor ha hecho por mí. No tengo razones para no confiar en él. Siempre ha provisto de todo ¡y esta oportunidad parece hecha especialmente para mí!”
¿No sería más fácil simplemente volver al trabajo de sus sueños?
“El mundo te dice que tienes que conseguir el mejor trabajo que puedas. Hice esto al principio pero no me satisfacía. Lo único que quiero ahora es buscar primeramente el reino de Dios y su justicia”.
*No es su nombre real.
Moldavia: Traer la esperanza a casa
En Moldavia alrededor de cuatro de cada cinco graduados se van a otro país en busca de un trabajo bien pagado y una mejor calidad de vida. Pero Tanya no. Después de terminar su Máster en Matemáticas, Tanya y su marido (que era policía) sintieron que Dios los estaba llamando a volver a su pueblo a vivir y a trabajar.
Se despidieron de su vida cómoda en la ciudad y se mudaron al pueblo. No hay agua corriente, ni sistema de saneamiento, ni calefacción durante los fríos meses de invierno.
Tanya empezó a trabajar de profesora de Matemáticas en una escuela secundaria. Empezó a formar parte de la vida de los alumnos. Estaban necesitados. Algunos vivían con padres alcohólicos. Otros estaban siendo criados por sus abuelos u otros parientes.
Tanya empezó a orar por ellos. Después de clase hablaba con ellos, les dedicaba un poco de atención, los animaba y les demostraba el amor que necesitaban.
Ahora Tanya y su iglesia local ayudan a niños de familias socialmente vulnerables todas las semanas. Organizan actividades en las que pueden compartir el evangelio y los ayudan con los deberes.
Den gracias al Señor por graduados así, que fueron misioneros entre los estudiantes durante sus años universitarios y que ahora han decidido llevar el evangelio a su pueblo natal.
Asia del Sur: Llevar a Jesús a lugares a los que aún no ha llegado el evangelio
Al terminar la carrera, mi iglesia estudió la vida de Pablo. Cada domingo me sentía desafiada. La vida de Pablo no era nada confortable. Una vida que verdaderamente sigue a Jesús no tiene que centrarse ni en el confort ni en la seguridad del mundo. Pero en aquel entonces mi vida iba en esa dirección. Me sentía desafiada e incómoda.
Así que cuando terminé la carrera hace cuatro años, mi esposo y yo decidimos mudarnos a una mega ciudad en Asia del Sur. Montamos una empresa para concienciar a la gente de la importancia de tener una buena salud. Consideramos que somos emprendedores que aman a Jesús.
Para nosotros nuestro negocio es tanto nuestro trabajo como nuestro ministerio. Trabajamos ocho horas codo con codo con empleados que aún no conocen a Jesús. Cada día nos encontramos a malentendidos culturales, corrupción y fraude. Nuestros empleados ven cómo nos enfrentamos a estos retos con Dios y cuando ven a Jesús en nosotros, su vida cambia.
Nuestras familias y amigos no siempre nos apoyan. Les parece una locura que dejemos atrás un buen trabajo y un buen hogar. Y esto a veces resulta difícil. Pero cuando la vida se pone dura, miro a mi alrededor: la mayoría de mis amigos locales aquí viven en el umbral de la pobreza y necesitan desesperadamente conocer la libertad de la vida en Cristo. Nuestro Padre ve esto y está llamando a sus discípulos para que vayan a estas naciones. Consideramos que es un gran privilegio y una aventura trabajar junto a Dios para llevar a Jesús a lugares a los que aún no ha llegado el evangelio.
Irlanda: Ser internacional en el lugar de trabajo
Cuando oí que la peluquería local buscaba peluquera, decidí solicitar el puesto. No era una buena decisión desde el punto de vista de mi carrera profesional. Podría haber ganado mucho dinero trabajando para una cadena importante. Pero mi iglesia tenía en su corazón evangelizar en la comunidad y yo pensé que sería una buena forma de conocer a gente local.
Al empezar el trabajo quería ver la peluquería como mi campo de misión. Quería que mi forma de trabajar y de hablar reflejara a Jesús delante de mis clientes y compañeros de trabajo.
En mi pueblo natal, cuando vas a cortarte el pelo siempre te hacen las mismas preguntas: ¿para qué te estás arreglando el pelo? ¿Vas a salir esta noche? Pero yo quería conocer a la gente de verdad así que intenté evitar estas preguntas que no llevaban a ninguna parte. Hacía preguntas como: “¿Cómo te va la semana?” o “¿Qué has hecho hoy?” Entonces intentaba recordar estas cosas la próxima vez que venían.
Al principio me costaba, pero ahora me siento un poco más cómoda y me arriesgo un poco más en las conversaciones. La forma en la que hablo sobre lo que está ocurriendo en las noticias o lo que hice durante el fin de semana: estas oportunidades se pueden aprovechar para hablar de Jesús. Quizás piensen que soy rara, pero quizás hagan preguntas y quieran saber más.
Mudarse de manera estratégica
En nuestro mundo cada vez más global, compartir el evangelio con las naciones no significa necesariamente irse a otro país. Las universidades son lugares en las que las naciones vienen a nosotros en masa. ¿Hay estudiantes internacionales en tu clase o residencia que podrías llegar a conocer mejor?
A medida que te preparas para terminar la carrera, ¿por qué no consideras en oración mudarte estratégicamente a un país, ciudad o pueblo en el que no se predique el evangelio? ¿Podrías utilizar tu carrera y capacidades en un lugar en el que la mayoría de las personas aún no conocen a Jesús? ¿Podrías llevar a cabo tu negocio, enseñar en un colegio, trabajar en un hospital o seguir estudiando en un lugar al que aún no ha llegado el evangelio?
Quizás no sea fácil, pero, como dice Sophie, vale la pena.