Reflejar el carácter de Dios
Daniel Bourdanné
Dr. Denis Mukwege es médico y trabaja con víctimas de violación. Es un ginecólogo muy respetado que podría vivir en Occidente, pero ha decidido trabajar en una de las zonas más duras de la República Democrática del Congo. En una región devastada por la guerra y años de terrible violencia sexual, este hombre trata a miles de mujeres, muchas de las cuales han sido víctimas de crueles violaciones en grupo. Su experiencia médica está salvando vidas y es un firme defensor de la igualdad de género en el país. Este hermano de la República Democrática del Congo es un graduado del movimiento estudiantil de IFES en Burundi, donde realizó parte de sus estudios en Medicina. Fue galardonado con el premio Sakharov por la Unión Europea en 2013 y fue finalista de los Premios Nobel en 2016. Para mí representa un modelo a seguir de una persona cristiana implicada en la sociedad. Desinteresadamente muestra el carácter de Dios a estas personas rotas.
Nosotros también estamos llamados a tener un impacto en nuestro mundo para la gloria de Cristo. Puede que nos sintamos inútiles al encontrarnos con oposición y los efectos devastadores del pecado. ¿Qué podemos hacer? Por un lado, es cierto que nosotros mismos no podemos cambiar el mundo que nos rodea. Pero Dios sí puede y nos está llamando a ser sus agentes de transformación. Necesitamos ser valientes e intencionales a la hora de cumplir este mandato porque Dios quiere trabajar por medio de nosotros. Nos llama a ser sal y luz en medio de nuestras sociedades rotas.
“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.” Efesios 2:10, NVI
En un ministerio como el de IFES somos comunidades formadas por el pueblo de Dios y Él quiere trabajar por medio de nosotros para mitigar algunas de las consecuencias del pecado en el mundo. Quiero animaros a vernos
como instrumentos de transformación de Dios: en la universidad, en familias, en la sociedad, en la iglesia.
Debemos recordar la perspectiva general de la creación de Dios. Desde el principio Él nos ha ordenado que tengamos un impacto en la creación, pero se hace cada vez más difícil llevarlo a cabo a causa de nuestro pecado. Pero seamos renovados por este mandato bíblico y trabajemos por medio del poder del Espíritu Santo para tener un impacto bueno y positivo en nuestro mundo roto. Dios nos hizo a su imagen. Quiere que su gloria sea conocida y alabada. Nos ha dado un regalo increíble: su gracia para cambiar este mundo quebrantado.
Así que trabajamos para tener un impacto en la sociedad, pero no sólo para ver una transformación social, aunque esto sea un aspecto importante. Promovemos la justicia porque queremos ver reflejada más de la justicia de Dios en la sociedad. Defendemos los derechos de las personas porque queremos que se refleje más el carácter justo de Dios en nuestras comunidades. Cuando el quebrantamiento lleva a un nivel de pobreza que mina la dignidad de aquellos que han sido hechos a imagen de Dios, nos sentimos conmovidos y retados a luchar para mejorar la condición de las personas. No luchamos por riquezas, sino por la dignidad de las personas creadas a imagen de Dios y para el honor del Dios al que adoramos. Nuestro trabajo tiene una motivación espiritual y por ello hacemos todo lo posible por reflejar más el carácter de Dios.
Para ello debemos evitar estancarnos y quedarnos en nuestras propias burbujas y guetos. Necesitamos tomar pasos valientes y atrevidos para salir al mundo y explorar formas en las que se pueda reflejar el carácter de Dios a toda costa: en áreas públicas como la política, en nuestros campus universitarios, en nuestra familia, en comunidades devastadas por la guerra. Estos contextos, por su naturaleza, pueden ser desafiantes y peligrosos, pero podemos ser animados y empoderados por nuestro gran Dios quien nos dice: No teman. Estamos llamados a traer su amor y su poder a las personas quebrantadas de nuestro alrededor.
Daniel Bourdanné
Junio de 2017