by Haythem Gataa on Unsplash

Pone su mano sobre mi hombro

Cómo un estudiante tunecino conoció a Jesús

Me llamo Aalim*. La mayoría de la gente me consideraría una contradicción. Soy un cristiano tunecino.

Me crié en una familia musulmana. Mi vida era normal. Nunca cuestioné el Islam. Nunca consideré el cristianismo.

Pero, un día conocí un cristiano que vivía en mi ciudad.

Era una persona muy amable y con la mente muy abierta. Pensé que podría ser un buen musulmán y que podría llevarle a la mezquita. Pero, según hablábamos descubrí que estaba muy convencido de su fe cristiana. Su estilo de vida me sorprendió. No bebía alcohol y no creía en el sexo antes del matrimonio. Tenía un corazón puro. Al contrario de lo que esperaba, me hizo querer conocer la religión cristiana y leer el Enjeel (Evangelio).

Me invitó a ir a la iglesia con él. Una parte de mí era reticente y la otra parte de mí sentía curiosidad. Quería ver la forma en la que los cristianos oraban y adoraban. La mayor sorpresa para mí fue descubrir que había tunecinos ahí que se habían convertido del Islam al cristianismo. ¡Impresionante!

El primer sermón que escuché hablaba de Lucas 6:32–36, cuando Jesús hablaba sobre amar a los enemigos.

Me sorprendieron las diferencias entre el cristianismo y el Islam. ¡Jesús enseñaba que debíamos amar a nuestros enemigos! Como musulmán me habían enseñado a amar a mi prójimo y a odiar a mis enemigos. La fe cristiana no era lo que esperaba, en absoluto. Era mucho más bonita.

Empieza la búsqueda

Empecé a hacer preguntas. Tanto del cristianismo como del Islam. Los musulmanes de la mezquita no apreciaron estas preguntas. Dediqué meses a la búsqueda de la verdad, comparando el Corán y la Biblia.

Me reuní con un antiguo Imán que se había convertido al cristianismo. Y los demás también. Me conmovieron sus testimonios, pero era inconcebible que tomara esa decisión por mí mismo. En nuestra cultura, es sorprendente, vergonzoso y peligroso convertirse. Podrían matarme por ello.

Después de un año de búsqueda caí en una depresión. Estaba perdido. Había perdido mi fe en el Islam, pero tenía demasiado miedo para convertirme en un cristiano. No sabía cómo enfrentarme a la sociedad, cómo tratar con las tradiciones con las que me había criado, mi familia y mis vecinos. Muchas personas de mi ciudad hablarían de mí, como la persona que quiso cambiar su religión y hacerse cristiano.

Fue un año muy complicado. Suspendí todos mis exámenes porque me pasé todo el tiempo leyendo y comparando el cristianismo y el islam. Mis amigos y mis vecinos esperaban celebrar mis resultados conmigo, pero cuando les dije que había suspendido me dijeron que Dios me estaba castigando. Me dijeron que me arrepintiera y volviera al Islam.

En el verano de 2005, estaba ya totalmente deprimido. No quería reunirme con la gente. Me quedaba en una habitación, llorando.

Estaba culpando a Dios en mis oraciones. ¡Me había llevado a esta situación! ¿Por qué no me mostraba la verdad? Sentía que me había vuelto la espalda. Algunas personas se habían encontrado con Él en sueños, pero yo no. Seguía perdido. Me sentía desesperado, solo y desesperanzado.

Conociendo a Jesús

Un día en el mes de septiembre de ese año, estaba en mi habitación, solo en mi casa, intentando dormir entre mis lágrimas. Estaba medio dormido cuando alguien entró en mi habitación. Se sentó en la cama, a mi lado, y puso su mano en mi hombro. Era muy fuerte pero no me hacía daño. No podía mirarle o alejarme de Él. Me dijo:

“Aalim, llevas mucho tiempo buscándome, ¿acaso no sabes quién soy?”

Le pregunté: “¿Quién eres?”

Me respondió: “Estoy en el Padre y el Padre está en mí; ¡quien me ha visto a mí, ha visto al Padre!”

Quitó la mano de mi hombro y según se alejaba me dijo: “Tienes que seguirme.”

Se marchó de la habitación y me desperté en ese momento. Empecé a buscarle. Pensé que podría haber sido mi padre, intentando burlarse de mí. Pero, no había nadie en casa. Y en mi corazón sabía que era Jesús.

Me di cuenta que las palabras que había dicho sonaban familiares… ¡En alguna parte del Nuevo Testamento! Solo tenía el Evangelio de Juan en casa (tuve que esconder mi Nuevo Testamento y mi copia de la Biblia de mis padres). Así que abrí el Evangelio de Juan y encontré este versículo:

―Señor — dijo Felipe — , muéstranos al Padre y con eso nos basta. ―¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. Juan 14: 8–9 (NVI)

Inmediatamente supe que había sido el Señor Jesús el que había venido en mi desesperanza. No tenía excusas, debía seguirle.

Ese día, mi vida entera cambió. Estaba muy feliz, mi ánimo cambió completamente. Recuerdo que es la primera vez que canté y la primera vez que adoré al Señor. ¡Tenía tanto gozo!

Diez meses más tarde me bauticé.

Una decisión costosa

No fue fácil para mi familia. Me dijeron que les había avergonzado. Mi padre intentó convencerme para que cambiara de opinión. Mi madre me dijo que sentía que ya no era su hijo. Perdí mis relaciones con muchos de los miembros de mi familia extendida. Perdí mi amistad con mis vecinos.

Como un estudiante cristiano, afronté muchos retos. No es fácil compartir mi fe en la universidad.

Más adelante, solicité un trabajo pero me rechazaron a causa de mi fe cristiana. Me dijeron: “Sabemos que eres un evangelista y creemos que nos causarás problemas en nuestra empresa. No queremos trabajar con infieles o con gente que come cerdo.”

Ánimos por el camino

Pero también he cobrado mucho ánimo por el camino: mi hermano se ha convertido en un creyente y su mujer también. Mi madre aún no es creyente, pero ha visto a Jesús en un sueño. Mi padre ahora tiene una actitud más positiva hacia el cristianismo pero dice que quiere seguir siendo musulmán.

En Túnez el gobierno nos permite reunirnos en una iglesia pública en el centro. ¡Es realmente por la gracia de Dios! No podemos hacer esto en el resto del mundo árabe. Habitualmente, matarían a los que se convierten del Islam. Desde la Revolución hemos tenido más libertad religiosa y más libertad para compartir nuestra fe.

Recientemente, la gente ha estado cuestionando la fe islámica tras ver la cara real del Islam a través de ISIS. Algunos me están preguntando más acerca de Jesús, algunos se están haciendo cristianos. Pero el Islam radical también está en aumento, hay un gran partido político islámico que puede ascender al poder en las próximas elecciones.

Por favor, ora por nosotros. Necesitamos tus oraciones.

  • El nombre ha sido modificado.
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