Fragilidad, temor y fe
Cómo se está respondiendo a la pandemia del coronavirus en Asia del Este
Jonathan, de 23 años, un estudiante internacional que ha venido desde Singapur a Londres a estudiar Derecho, sufrió un ataque no provocado hace unas semanas. “¡No queremos tu coronavirus en este país!” le gritaron.
Durante una pandemia no solo se expande un virus, sino también el miedo.
El impacto que tiene en la vida, en los planes y en el corazón de la gente
El COVID-19 empezó en Wuhan, China, se expandió por las naciones de Asia del Este y ya ha llegado a todos los rincones del planeta. En muchos países están cerrando escuelas y universidades y los empleados de muchas empresas están trabajando desde casa.
En el mundo del ministerio estudiantil, muchos encuentros de formación, campamentos y actividades ya han sido pospuestos o cancelados, o no se sabe aún si se podrán celebrar. Uno de los encuentros que es especialmente importante para mí es la Conferencia Regional de Asia del Este trienal, que está prevista para julio en Tailandia. Se suponía que iban a asistir más de 600 estudiantes. Sería una tragedia tener que cancelar un encuentro tan estratégico.
La gente se encuentra paralizada por el miedo. Nos hemos enfrentado a nuestra fragilidad y vulnerabilidad a causa de un virus microscópico pero potencialmente mortal.
Vamos a ser probados por fuego. Pero ¿cómo debemos responder como cristianos?
Buscar al Señor
En lugar de dejarnos llevar por el pánico, los cristianos podemos responder de forma diferente. En la Biblia, cuando los líderes se enfrentaban a una prueba, respondían de forma clara: se acercaban al Señor en oración y confesión. Debemos hacer frente a nuestro sufrimiento directamente y buscar al Señor.
El rey Salomón oró por los israelitas (y también por las naciones):
“Cuando en el país haya hambre, peste… en fin, cuando venga cualquier calamidad o enfermedad, si luego en su dolor cada israelita, consciente de su culpa extiende sus manos hacia este templo, y ora y te suplica, óyelo tú desde el cielo, donde habitas…”
2 Crónicas 6:28-30 NVI
Nosotros también debemos orar así, sabiendo que Él nos oye. En Asia del Este estamos compartiendo motivos de oración al mediodía y pasando un tiempo en oración por la gente y por la situación. Por medio de esta epidemia estamos aprendiendo a someternos humildemente a la soberanía del Señor.
Amar a los marginados
Otra responsabilidad cristiana durante esta prueba es mostrar compasión hacia los marginados. Cuando hay dolor los primeros en sufrir son los menos privilegiados. El brote del coronavirus ha sido de nuevo una prueba de ello. En Corea del Sur las organizaciones benéficas que ofrecían servicios de comida gratuita han tenido que cerrar sus centros y programas, así que aquellos que pasan hambre lo tienen aún más difícil para encontrar comida. Pero los cristianos están buscando formas de entregar comida a los mayores y a los pobres. En lugares en los que a muchos les está costando comprar mascarillas, los cristianos están animándose unos a otros a dar mascarillas a aquellos que más las necesitan.
Continuar con creatividad
Los estudiantes cristianos y los obreros de los movimientos de IFES están utilizando formas creativas de ayudarse mutuamente en estos tiempos tan difíciles. Están utilizando las redes sociales para orar juntos y seguir con los estudios bíblicos. La evangelización y el discipulado continúan por medio de las plataformas online Aquellos estudiantes cuyas reuniones de iglesia han sido canceladas se están quedando en casa los domingos y dando testimonio a sus familias mientras se conectan a las reuniones que se están celebrando online.
La oración de Jongho
Somos humanos y estamos limitados por nuestra debilidad y por nuestra cultura. Tenemos que tomar precauciones y hacer lo que podamos para protegernos de un daño potencial. Pero estamos llamados ser fieles, incluso en medio de una pandemia. Esto requiere fe, amor y creatividad. Oro para que en medio de esta prueba de fuego seamos más puros ante el Señor, tengamos un amor y una fe más profundos y seamos más fieles a la hora de administrar la creación de Dios.