Cuatro semanas en Camboya
Las luchas y los gozos de vivir el campo misionero de primera mano
Los meses de verano suelen ser el momento en el que los estudiantes disfrutan de un descanso más largo de sus clases, estudios y exámenes. Muchos de ellos aprovechan esta oportunidad para hacer viajes misioneros cortos para vivir otra cultura, probar una misión en el extranjero y servir a la iglesia local.
Tricia, una estudiante de trabajo social de FES Singapur, fue uno de los seis estudiantes que hicieron un viaje de exposición a la vida misionera con SONOKO Camboya el año pasado. El equipo se pasó un mes reuniéndose con misioneros locales, orando juntos, ayudando en eventos de evangelización y enseñando inglés a los niños locales. Tricia ha compartido sus reflexiones acerca del viaje:
La realidad de las misiones interculturales
Mientras estuvimos en Camboya pasamos mucho tiempo con los misioneros locales. Me dio una oportunidad de ver las luchas y los gozos de vivir el campo misionero de primera mano. Ya no se trataba solo de ‘saber’, sino de ver y experimentar por mí misma.
Vi cómo puede ser la soledad en el campo misionero. Los misioneros extranjeros, a pesar de pasar años aprendiendo el idioma y relacionándose con los locales, siguen teniendo el reto de mezclarse con la comunidad. Se necesita mucho tiempo y esfuerzo para comprender una cultura de una forma profunda para poder contextualizar el Evangelio y compartirlo. Vi que las luchas diarias no suelen estar acompañadas de resultados instantáneos. Me sobrepasó ver las muchas cosas que hay que tomar en consideración, abandonar, e invertir para ganar a gente para Cristo.
También viví la belleza de la comunidad. Cuando los obreros del Señor se unen, hay un gozo real, abrazos apretados y una charla feliz. Aunque el ministerio suele ser solitario, el Señor nos bendice por medio de la comunidad.
Según reflexiono acerca de su sacrificio, me sigo haciendo estas preguntas:
¿Cuánto deseo que la gente llegue a conocer a Cristo? Y, tras un cuidadoso cálculo de los costes, ¿qué parte de mi vida estoy dispuesto a dedicar a compartir el evangelio?
Caminatas de oración
Algunas de mis experiencias favoritas fueron las caminatas de oración por las universidades en las que nos dirigió el equipo de SONOKO. Las caminatas de oración eran nuevas para gran parte del equipo. Al principio, sin tener conocimiento acerca de la cultura o del contexto, no sabíamos por qué orar. Sin embargo, andamos, y aprendimos a orar en el proceso. Oramos para que Dios moviera los corazones de los estudiantes. Oramos para que llegasen a conocerle como su Salvador personal durante su tiempo en el campus. Y aprovechamos la oportunidad de invitarles a eventos de evangelización que ocurrirían la semana siguiente.
Una imagen que tengo muy fresca en la mente es de uno de los obreros durante nuestra caminata de oración. Era mediodía. Las calles eran bulliciosas. Íbamos andando en fila única sobre la acera. Según andaba detrás de ella, vi que pasaba sus manos por los muros del campus, y su boca se movía en una oración silenciosa. Me impresionó mucho. Me mostró la fe pausada y la confianza poderosa que tenía en que Dios se estaba moviendo en los campus.
El ministerio estudiantil en Camboya
Mientras estuvimos ahí aprendimos acerca de la historia de SONOKO, el movimiento en Camboya, nos relataron algunos de los retos que afrontan hoy en día.
Tienen un dicho: ‘Ser Khmer (Camboyano), es ser Budista’. No resultará sorprendente imaginar que es difícil e infrecuente que alguien profese su fe cristiana de forma pública. La identidad nacional y la lealtad religiosa están intrínsecamente unidas en Camboya. Si sacas el budismo de un Khmer, ¿se podría decir que esa persona es Khmer? Cuando un Khmer se hace cristiano, ¿cómo afrontamos su repentina crisis de identidad y su exclusión de la sociedad general? Estas son algunos de los retos que afrontan en SONOKO.
Me sentí conmovida al escuchar a uno de los obreros del movimiento. Me impactaba ver su emoción cuando oraban por sus estudiantes. Me humilló cuando nos pidieron que compartiéramos acerca de nuestra comunidad cristiana en Singapur, queriendo aprender de nosotros.
Me abrió los ojos a una realidad mayor, una imagen más global del ministerio estudiantil. Es mucho más grande que mi grupo comunitario reuniéndose un jueves en nuestro campus.
Me cambió la perspectiva. De vuelta en Singapur, tenemos salas de seminarios con aire acondicionado y aulas magnas en las que celebrar nuestras reuniones. Tenemos talleres que nos ayudan a desarrollar una perspectiva eterna sobre asuntos como la salud mental, las familias rotas y la movilidad social, Tenemos muchísimos recursos, ¡solo echa un vistazo a la biblioteca de FES! Sin embargo, ¿con qué frecuencia aprecio y doy gracias por mi comunidad?
Estar cómodos con sentirnos incómodos
A los demás estudiantes que estén considerando ir en un viaje de exposición a la vida misionera les diría: ¡Adelante! Esforcémonos por ser curiosos, por hacer preguntas, y aprender. Intentemos sentirnos cómodos con estar incómodos. Todo ello para conocer un amor más profundo, y para amar con un amor más profundo.
Tricia es tan solo una estudiante de IFES que fue cambiada tras un viaje misionero a corto plazo. Lee más historias de estudiantes que han pasado sus vacaciones sirviendo fuera de su zona de confort y que han compartido el Evangelio con personas en distintas ciudades, regiones y países.
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