Cómo una iglesia local me ayudó a graduarme

La historia de Samuel y su tiempo con CCX Bielorrusia

Se necesita mucho coraje para ser honesto sobre los propios problemas económicos y pedir ayuda. Durante su último año de estudios en Minsk, Bielorrusia, Samuel presentó su necesidad ante una iglesia y vio cómo Dios obró Esta es su historia.

Me llamo Osidibo Adeolu Samuel, un nigeriano que estudió en Bielorrusia. Es un placer compartir mi historia con vosotros, pues soy testigo y receptor de un gran acto de generosidad por parte de una iglesia local y algunos obreros de IFES en Bielorrusia.

Estudié Sistemas Automatizados y Procesamiento de Datos en la capital bielorrusa durante cuatro años. Durante mi primer año, me involucré en Bi-Café, un lugar donde estudiantes internacionales y del propio país se reúnen para hablar de temas importantes para los estudiantes. Así fue como descubrí CCX Bielorrusia, el movimiento IFES del país. Después de haber estado asistiendo a Bi-Café durante un tiempo, mi pastor, que había ayudado a crearlo en sus inicios, me animó a formar parte del equipo organizador. Llegué a conocer a los líderes de CCX mucho mejor y pudimos viajar a varias ciudades para ver lo que otros grupos CCX estaban haciendo y para aprender los unos de los otros.

Durante mi tercer año en la universidad, la economía en Nigeria empeoró y me empezó a costar pagar las tasas de matrícula. Fue muy difícil para mi familia mantenerme económicamente en el extranjero y pagarme los estudios, pero ese año lo conseguimos.

El año siguiente era mi último año y, desde el primer semestre hasta el último, no recibí ningún ingreso de mi familia. No podía pagar mis tasas de matrícula. Intenté pedir préstamos a algunos amigos, hacer algún trabajo de diseño gráfico y abrir una campaña online de recaudación de donativos (GoFundMe). Algunos miembros de CCX me ayudaron a compartir el enlace de mi campaña, mientras que otros dieron todo lo que pudieron. Con todo ello, pude pagar una buena parte de las tasas de matrícula y de mi alojamiento, pero no todo.

A mitad de mi último semestre, la universidad me amenazó con expulsarme porque aún no había pagado todo lo que debía. Aún necesitaba $450 para acabar de pagar mis estudios y $300 para pagar mi alojamiento. Llegado a este punto, ya no podía mantenerme económicamente de ninguna forma porque me tenía que concentrar en mi tesis si no quería que me expulsaran o recibir una mala nota. Nadie ya donaba para mi campaña. Me sentía estancado.

Un par de meses más tarde, estaba a punto de ser expulsado cuando un antiguo obrero de CCX en la capital me dijo que, aunque él no tenía los medios para ayudarme, podía invitarme a su iglesia. Quizás podría hablar brevemente sobre mí y mi situación y, luego, podríamos esperar a ver lo que Dios hacía con ello. Y eso es lo que hicimos. El resultado me sorprendió mucho: los miembros de la iglesia no solo reunieron $470 ese día, sino que otros obreros de CCX también contribuyeron y ¡fui capaz de pagar tanto las tasas de matrícula como los costos de mi alojamiento! Gracias a su acto de generosidad hacia mí, pude graduarme sin problemas y sin deudas.

Esta experiencia fue una lección de humildad para mí, ya que nunca hubiera pensado estar en una situación como esa. Sentí que iba a mendigar pero el Espíritu Santo me ayudó a entender que él utiliza a los cristianos para que se ayuden los unos a los otros, tanto en pequeñas cosas como en grandes cosas. Él me dio una visión más clara de lo que quiso decir cuando afirmó en Juan 13:35 que nuestro amor mutuo demostrará al mundo que somos sus discípulos.

También me ayudó a entender mejor que Dios obra de diferentes maneras. Oré mucho para que la situación de mi familia y de mi país cambiara, pero no ocurrió nada. Dios me estaba llevando por un viaje para que aprendiera de sus discípulos. Ahora estoy en Tallinn, Estonia, estudiando un máster ¡después de haber ganado una beca!

Cuando les conté a los miembros de la iglesia que me había graduado y que había ganado una beca, pude ver en sus caras que realmente estaban felices por mí. Dejaron una huella en mi vida, como también lo hizo CCX Bielorrusia. Continúo orando y dando gracias por ellos. Esta experiencia avivó mi deseo de dejar una huella en la vida de tantas personas como sea posible, para que puedan ver el amor de Dios a través de mí, mis acciones, mis palabras y servicio. Acabo de llegar a Tallinn y he descubierto que aquí también hay un movimiento IFES. ¡Intentaré contactar con ellos!

Responda

  • ¿Conoce a estudiantes en su grupo o iglesia que están pasando por dificultades económicas? ¿Los podría ayudar de alguna manera?
  • Este Día Mundial del Estudiante, ¿por qué no ora para que Dios lo guíe a un estudiante con problemas económicos y con quien pueda ser generoso?

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